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“Cuando te haces mayor, es agradable recordar la infancia”

El escritor Ramon Solsona viaja a los años 50 y 60 en ‘El carrer de la xocolata’

El escritor y periodista barcelonés Ramon Solsona, ayer en Lleida con su libro ‘El carrer de la xocolata’. - MAGDALENA ALTISENT

El escritor y periodista barcelonés Ramon Solsona, ayer en Lleida con su libro ‘El carrer de la xocolata’. - MAGDALENA ALTISENT

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El escritor y periodista barcelonés Ramon Solsona (1950) ha mirado atrás en el tiempo en su nuevo libro, El carrer de la xocolata (Proa), porque “cuando te haces mayor, la época de la infancia resulta agradable de recordar –y más cuanto más mayor–, mirando en el pasado de una forma más amable, sin recordar quizás los momentos duros”. Eso sí, el autor advierte que “es un libro de memorias, pero sin nostalgias ni añoranzas”. Solsona se sirve de sus recuerdos de infancia y adolescencia en el barrio de Gràcia en el seno de una familia numerosa para abordar la transformación de aquella Barcelona de los años 50 y 60 a la actual. Se planta en una calle que olía a chocolate –muy cercana a la fábrica del Cola Cao– para hablar de niños que jugaban en la calle, leían tebeos o escuchaban la radio de la época justo antes del desembarco en los hogares de la clase media de los primeros aparatos de televisión en blanco y negro.

Solsona, que ayer promocionó en Lleida El carrer de la xocolata, explicó a SEGRE que “he querido dejar un testimonio de cómo era la vida cotidiana en aquellos años 50 y 50, intercalándolo con las vicisitudes y recuerdos de mi propia familia, con mis cuatro abuelos, tías y tíos, primos..., y también vecinos, en una época en que todos nos conocíamos y que, entre unos y otros se hacían recados o el que tenía teléfono en casa nos los dejaba usar para recibir o hacer llamadas”.

El nuevo volumen de Solsona está escrito en “un tono amable”, recordando las tiendas del barrio, los tranvías, las salas de cine, el 600 y los juegos reunidos Geyper..., “excepto cuando escribo con rabia haber vivido aquel sistema fascista, con la escuela impregnada de consignas de la dictadura, la religiosidad del nacional-catolicismo y el deporte escolar en manos de la Falange”. “¡Ahora esta ha sido mi venganza literaria!”, añadió al respecto este escritor, ganador de premios como el Prudenci Bertrana (Les hores detingudes, 1994) y el Sant Jordi (L’home de la maleta, 2011) y guionista de series tan populares de TV3 como Estació d’enllaç y El cor de la ciutat.

El escritor aseguró que su nuevo libro “está dirigido a todo el mundo, urbi et orbe, no solo para los lectores de mi generación ni solo para los vecinos de Gràcia. Siempre se dice que Gràcia era como un pueblo, pero en realidad todos los barrios de la ciudad eran como un pueblo y la vida allí se parecía mucho a lo que podía pasar en Lleida o en El Pont de Suert”. Y una última reflexión: “Sin casi darnos cuenta, vivimos desde dentro un cambio sociológico muy importante: la entrada en la sociedad de consumo”.

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