Sin fortuna

El Actel Força Lleida encajó la quinta derrota de la temporada, la segunda consecutiva, tras perder ante el Oviedo (74-80) en un partido en el que siempre fue a remolque. Supo reaccionar hasta en tres ocasiones e igualar marcadores por encima de los ocho y diez puntos, pero acabó hincando la rodilla al final ante un rival de los grandes que decidió por la calidad de sus jugadores y con algo de fortuna, precisamente la que le faltó al cuadro leridano, en el que se estrenaron Mike Karena y Davis Rozitis.

A diferencia de lo que ocurrió hace una semana en A Coruña, donde el Actel jugó sin ‘cincos’, ayer Borja Comenge tuvo donde elegir. Con Mbaye descartado por precaución, el técnico leridano se decantó por dar entrada en el quinteto titular a uno de los debutantes, Davis Rozitis, el último fichaje. El letón, pese a que solo había completado dos entrenamientos, fue de los mejores en un primer cuarto en el que los leridanos fueron de menos a más.

El pundonor que exhibió el equipo, que nunca se dio por vencido, y los debuts esperanzadores de Rozitis y Karena

El arranque no fue nada alentador, con un Actel muy fallón en ataque, ejecutando lanzamientos sin la posibilidad de cargar el rebote ofensivo, y dejando muchos espacios atrás que el Oviedo castigó, y mucho. Apenas superado el minuto 4, el marcador ya reflejaba un preocupante 4-11, que obligó a Comenge a parar el partido y reconfigurar los sistemas. Con Karena en pista, gozando de sus primeros minutos oficiales, el juego de los de negro pareció mejorar. De hecho, el neozelandés, que ha estado dos meses alejado de las pistas, firmó sus cuatro primeros puntos de forma consecutiva que dieron aire a su equipo, que sufría mucho en defensa para parar a Oliver Arteaga. Dos tiros libres del tinerfeño, que por entonces ya sumaba seis, elevó la ventaja a nueve puntos (8-17).

Gracias a las acciones individuales de Rubín de Celis, Feliu y Rozitis, que no le tembló la muñeca, el Actel llegó vivo al final del primer parcial (16-22), pero con muchas cosas a mejorar. Los de negro entraron con otro aire al segundo periodo y un parcial de 5-0, con cinco puntos de un Feliu excelso jugando en el poste bajo, le acercaron a un Oviedo que no tardó en reaccionar. Lo hizo con sendos triples de Geks y Maynard. Comenge colocó entonces a dos bases en pista y con un equipo más bajo y en rápidas transiciones el Actel logró equilibrar el marcador a 30, con una última canasta de Djokanovic tras un robo de balón.

Pero se volvió a desconectar el Força Lleida. De nuevo dejó muchos espacios con su defensa de ayudas y el Oviedo le castigó desde la línea de 6,75 con dos lanzamientos sin oposición de Pérez. Unido a otra canasta de Arteaga ganándole la partida a los interiores leridanos, completó un parcial de 0-8 para volver a elevar la ventaja (30-38), que al descanso acabaría siendo de diez puntos (32-42), la más amplia hasta el momento.

La segunda mitad arrancó con el Oviedo estableciendo otra máxima diferencia, ahora de once puntos con un tiro libre de Barro, pero el Actel tiró de orgullo y llegó a situarse a tres puntos con un parcial de 12-4 (44-47). El tiempo muerto de Carles Marcó cortó la remontada y Maynard, con cinco puntos consecutivos, algunos con mucha fortuna, volvió a estirar el marcador (44-52).

El Actel estaba haciendo la goma como si de una prueba ciclista se tratara. No se hundía cuando su rival se iba ocho o nueve puntos arriba, y tenía el arrojo de reaccionar y volverse a meter en la lucha a base de canastas muy trabajadas. En el otro bando, el juego era algo más fluido, pero con la diferencia de que siempre aparecía alguien para resolver en el último instante. Si hasta el tercer periodo había sido Arteaga el referente absoluto, a partir del último asalto, que arrancó con un triple de Ogungbemi que igualaba el patido a 57, Barro, que se hizo grande en la pintura, y Cárdenas y Karahodzic, con sus triples, asumieron ese rol.

Gracias a ello, el Oviedo volvió a tomar seis puntos de ventaja (59-63) que, esta vez sí, fueron insalvables para los de negro que, a pesar de todo, murieron batallando y, dicho sea de paso, sin fortuna en varios de sus lanzamientos.