SEGRE

Jardineros urbanos

Nos gusta tener pulmones en la ciudad, reclamamos espacios verdes, nos encanta escaparnos en la montaña para oír|sentir la fuerza de la naturaleza, sin embargo... ¿Quién presta atención en los árboles y jardineras de nuestras calles? Hay un equipo de jardineros urbanos tan invisibles como apasionados, que explican con acento poético y reivindicativo su tarea.

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Cada día nos cruzamos con ellos y no les dedicamos ni una sola mirada. “Los árboles son invisibles hasta que desaparecen”, dice Jordi Toll, jefe de la brigada de Jardines de la concejalía de Hábitat Urbano y Rural y de Sostenibilidad de Lleida. Jordi es considerado un maestro de la jardinería urbana y cuando le escuchas hablar del tema que más le apasiona se entiende por qué se ha ganado este título honorífico de los que más cuentan, los que trabajan con él. “La jardinería urbana se tendría que entender como una actividad cultural, cuidarla y tenerla en cuenta, promoverla y promocionarla para que todo el mundo lo apreciara desde el conocimiento”, dice Jordi ante la atenta mirada del Rubén Manuel, técnico en Jardinería de la concejalía, que entiende la trascendencia de su trabajo. “Los árboles nos sobreviven. Por eso es tan importante asegurarse de tomar las mejores decisiones, porque los árboles que plantamos hoy serán los que heredarán los leridanos del futuro”, explica Rubén.

Ahora, si quieren, paren de leer un momento y levanten la vista buscando un árbol en la calle. ¿Verdad que ya no les parece tan invisible e intranscendente? Aquel árbol, si es un chopo o una morera, lo plantaron justo allí los jardineros de la Lleida de mediados del siglo XX para usted.

Actualmente, la ciudad está inmersa en un proceso de cambio y sustitución, buscando nuevas especies y entornos favorables para aquellos árboles que entran en conflicto con los ciudadanos. “Cuando se plantaron las moreras y los chopos, que producen aquella pelusa con tanta mala fama (mirar desglose “Sabías que...”), no había nada más en el mercado. Ahora los viveristas tienen grandes catálogos de especies y podemos buscar las mejores, las que más se adapten a cada ciudad”, dice Jordi. “En Lleida todo el mundo es payés y sabe lo que hace falta a los árboles”, introduce Jordi, que dice que hay quien hace llegar sus quejas al departamento y aunque ya estén trabajando para mejorar la jardinería de Lleida, no es tan fácil cambiar los árboles. Hay 1.860 moreras en toda Lleida y 3.966 plataneros, otra especie que están sustituyendo porque da mucha alergia. ¿Se imaginan tener que cambiarlos de golpe? Se aprovecha para hacerlo cuando el árbol “es baja”, que dicen en su argot Jordi y Rubén. Eso pasa por un accidente de tráfico, por vandalismo, porque se muere o bien porque se tienen que realizar obras en aquella calle y se procede a trasplantarlo y llevarlo al vivero municipal situado en el Parc de l'Agua, donde se quedará hasta que se le encuentre un entorno más favorable que en las calles de la ciudad.

VIVERISTA LOCAL. Rubén con Isidre, de Vivers Gabandé, escogiendo almeces para la obra de l'N-II, representada por Xavier, que comprueba los árboles en la imagen.

Para trasplantar un árbol, se tiene que esperar a invierno, que es cuando hay una parada vegetativa. Desde la brigada de Jardines procuran respetar al máximo el curso de la naturaleza aunque Jordi advierte que “la jardinería urbana se tiene malentendida. No es sostenible, es una manipulación del elemento vegetal. Tendría que ser más espontánea. ¿O es que han visto alguna vez a un jardinero podando árboles en el bosque?". En este sentido, la poda, que se produce también coincidiendo con la hibernación de los árboles, se hace para evitar incomodidades a los ciudadanos. “Cuando llega el otoño, hay quien ve la manta de hojas en el suelo como algo sucio, cuando se tendría que producir una interacción positiva, un indicativo del paso del tiempo, el cambio de estación,” explica Rubén, que añade que “si queremos sombra en verano tenemos que saber que lo que nos interesa son árboles caducifolios, pero entonces tenemos que entender la belleza y la necesidad de las mantas de hojas en el suelo en otoño”.

Ruben sabe absolutamente todo el que se planta a Lleida. Por sus manos pasan todos los proyectos de arbustiva que prevén los promotores de obras en Lleida, ya que se tiene que asegurar que se cumplen las normas de juego para que se produzca una buena convivencia entre árboles y personas en un entorno urbano. Estos criterios están recogidos en la Ordenanza de Protección de los Espacios Verdes de Lleida. Entre otros establecen que el tronco de los árboles plantados en la capital del Segrià tienen que tener un mínimo de 18-20 cm, que es una medida lo bastante fuerte como para evitar que se rompan y malhieran a los peatones. Por esta razón también tienen que hacer más de 2,50 metros de alto desde el suelo hasta la cruz que hace con las ramas. Se establece una distancia de seguridad mínima con el primer piso del edificio delante del cual se plantan los árboles y también queda claro que todos los nuevos árboles tienen que ir con un sistema de riego, aunque “cuando acampen” se tenga que cerrar para siempre el goteo.

PLANTACIONES. Operarios plantando la arbustiva de la nueva rotonda de la antigua N-II en Lérida.

Acampar, en argot jardinero, significa que un árbol ya se ha hecho a su entorno y funciona. Pueden pasar años, y antes, los técnicos de la brigada de Jardines han hecho las pertinentes probaturas en espacios verdes que hacen de laboratorio y que están situados en diferentes puntos de la ciudad.

Además de supervisar los proyectos de arbustiva de las promociones privadas, Rubén diseña la mayoría de espacios verdes de Lleida como el reciente inaugurado bosque urbano de Cappont o los que se preparan en Balàfia, Magraners y Gardeny. "Cuando diseño pienso en las sensaciones que pueden tener las personas a lo largo del tiempo cuando paseen por aquel espacio. Siempre digo que tenemos que procurar hacer muy bien nuestro trabajo porque seguramente nadie hará nada más por este árbol que plantamos ahora en los próximos 40 años”, dice Rubén. Durante la visita a los Vivers Gabandé de Lleida, a donde le acompañamos para escoger los almeces que lucirán en las obras de la antigua N-II, se reproduce de nuevo la prosopopeya de los árboles urbanos. Isidre, el viverista que nos recibe, explica que es pura casualidad que tenga almeces, “fue una decisión que tomé hace 15 años y es por eso que ahora los tengo de la medida que buscáis, de 18-20 cm, eso sí, tenemos que ir a Alguaire a buscarlos”, explica. En todo este tiempo, Isidre ha cuidado de la veintena de árboles que lucirán en la carretera de Zaragoza, al menos, en el próximo medio siglo. Sabiendo el trabajo que hay detrás de cada árbol, cuando te dicen que cada ejemplar se paga a unos 40-60 euros, suena ridículo e insuficiente.

La brigada de Jardines no se ocupa de toda la jardinería de la ciudad. Lleida se divide por zonas y los trabajos en algunas están subcontratados y definidos en un plan estratégico. Además está el centro especial de trabajo que se encarga también de mantener arreglado el jardín de la ciudad.

CRITERIOS. La ordenanza de Protección de los Espacios Verdes de Lleida establece los criterios para poder plantar un árbol en la ciudad. Entre otros, el perímetro de la circunferencia del tronco y la altura, unos 2,50 m.

Todo, incluso aquella flor o arbusto al cual nos cuesta encontrarle el sentido, está planificado y tiene razón de ser en jardinería urbana. Además de dar vida a la ciudad y su función decorativa, hay también elementos como las jardineras que pueden tener una función estratégica: “pueden prohibir el paso a vehículos o bien conducirlos por caminos concretos”, dice Jordi, que en su vocación de convertir la jardinería urbana en actividad cultural organiza visitas guiadas por la ciudad a las cuales se pueden apuntar a través de esta web. La máxima es: conocer para querer.

SABÍAS QUE...

  • La pelusa no da alergia: cuando llega la primavera aparece la pelusa que tanto molesta. Hay que saber que, aunque es incómodo, no produce las alergias que se le atribuyen injustamente. La pelusa no es polen (que sí que puede provocar alergias), sino que es el fruto del Populus alba, chopos (por eso el ayuntamiento los va retirando del ámbito viario).
  • La UCI de los árboles: cuando se hacen obras en la calle y estas afectan a algún árbol, la brigada de Jardinería se encarga de retirarlo y llevarlo al vivero municipal del Parc de l'Aigua. Se queda allí hasta que se reubica. Los trabajadores del vivero, dicen, de forma informal, “traer los árboles a la uci” donde se evita que mueran.
  • Los excrementos de perro no son abono: es la excusa que dan a muchos propietarios de perros que no recogen la caca del animal cuando se lo hace en el césped de zonas comunes. Eso supone no sólo un riesgo para los niños que pueden jugar en la zona, sino una inversión extra de tiempo para los jardineros. Estos tienen que retirar primero todos los excrementos para poder cortar el césped. Así pues, no recoger los excrementos supone más trabajo para los jardineros, cosa que implica más tiempo, que es dinero, que pagamos entre todos. Por lo tanto, que alguien no recoja la caca de su perro nos cuesta dinero en todos, a él también.
  • La vacuna del árbol: aunque puede haber plagas en los árboles urbanos, no tendrían mucha afectación. A pesar de ello, se interviene para evitar, sobre todo, conflictos y malestar entre los ciudadanos. Por conciencia medioambiental y porque cada vez se registran más alergias a los químicos, los jardineros aplican medidas poco agresivas como el endoterapia, la vacuna del árbol. Le inyectan el producto directamente. Otra técnica utilizada es la lucha biológica. Se estudia la plaga para saber qué depredador natural tiene y se libera para que se coma la plaga.

DATOS (40.600) - Patrimonio: la ciudad de Lleida y su entorno tienen un patrimonio natural de más de 40.600 árboles de diferentes especies. (3.974) - De arces: el árbol más común a Lleida es el Acero negundo (arce) con 3.974 ejemplares plantados, le sigue de cerca el Platanus x hispanica (platanero) con 3.966. (18-20) - Medidas: es el perímetro mínimo, en cm, de la circunferencia del tronco de los árboles de Lleida.

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