SEGRE

LÉRIDA

Denunciados nueve casos de acoso escolar en solo tres meses en Lleida

Cuatro centros leridanos participan en un programa de detección y prevención

Imatge d’arxiu d’una protesta contra l’assetjament escolar el març del 2023 a Cervera.

Imagen de archivo de una protesta contra el acoso escolar en marzo de 2023 en Cervera. - GERARD HOYAS

Creado:

Actualizado:

En:

El 'bullying' es una problemática que sigue afectando a un 8,6% de los estudiantes catalanes. Solo en las comarcas leridanas, en el primer trimestre de este curso la unidad de apoyo al alumnado en situaciones de violencia (USAV) recibió 18 denuncias, la mitad por acoso escolar. Los expertos insisten en que una de las claves es la sensibilización.

La unidad de apoyo al alumnado en situación de violencia (USAV) recibió en el primer trimestre de este curso 2023-2024 un total de 18 denuncias de posibles situaciones de violencia en el ámbito escolar en el plan de Lleida. De estos, la mitad (9) son por acoso escolar y cinco, por maltrato a la infancia y la adolescencia. Asimismo, dos fueron por violencia machista, una por racismo y en otra no se especifica el motivo. En las comarcas del Alto Pirineo y Arán no se ha registrado ninguna denuncia por posible violencia en centros educativos. Los 18 casos de Lleida representan un mínimo porcentaje de los 841 denunciados en el conjunto de Cataluña en el primer trimestre del curso, cifra que supone casi el doble de los 430 atendidos durante el mismo periodo del curso anterior.

En las comarcas de Lleida, el curso anterior el departamento registró 65 casos mientras que el curso 2021-2022 sed de los 61 casos detectados fueron por acoso escolar. El último informe PISA reflejó que el 8,6% de los alumnos catalanes se considera frecuentemente asediado en el colegio. En el ámbito estatal, un estudio elaborado por la Universidad Complutense de Madrid revela que el 6,2% de los estudiantes de entre 4t de Primària y 4t de Secundària reconocen haber sufrido acoso. La media es de dos alumnos asediados por aula.

A pesar de los datos, los expertos insisten en que la clave es la sensibilización y la prevención y trabajar por la rápida detección para garantizar la atención de los alumnos afectados. Sensibilizar dentro de las escuelas sirve, defienden, para que precisamente sean los mismos alumnos los que actúen en caso de que uno de sus compañeros sea asediado o ejerza este acoso. El instituto Guindàvols de Lleida es uno de los cuatro centros de la provincia que este curso participan en el programa del departamento de Educación #aquíproubullying, que tiene como objetivo aportar herramientas y recursos para actuar ante situaciones de acoso escolar, así como contribuir al desarrollo personal y social del alumnado durante el proceso de escolarización.

En un contexto marcado por el auge de las redes y el uso de teléfonos móviles a edades más tempranas, una de las cuestiones que preocupan especialmente la comunidad docente es el cyberbullying. Este es el motivo por el cual, desde hace tres años, el Guindàvols prohíbe a los alumnos de ESO que utilicen el móvil en el centro. Las consecuencias de esta violencia escolar es otro de los aspectos que más preocupan. Según un estudio de la Fundación IR, el 70% de los estudiantes con ideación suicida declararon haber sufrido maltrato en el colegio.

En la misma línea, el informe sobre salud mental en la infancia y adolescencia Crecer Saludable(mente) de Save the Children señala que los menores que son víctimas de acoso escolar tienen 2,23 veces más riesgo de sufrir ideaciones suicidas, así como 2,55 veces más riesgo de realizar intentos de suicidio. En este sentido, la psicóloga Cristina Vidal, directora del Centro Integral PsiCo de Lleida y Tàrrega, señala que, cuando se detecta un caso de acoso, el primero es que familias y escuelas actúen para parar la situación y proteger al menor.“Después tiene que intervenirse con las personas implicadas y la víctima tiene que contar con el apoyo emocional que necesite e incluso terapia psicológica. Pero también se tiene que intervenir con los menores que hayan observado sin actuar, de forma educativa, para que comprendan que ante el maltrato no está la neutralidad y que tenga que haber tolerancia cero”.

Para Vidal, es necesario actuar ante el niño o la niña que ha provocado el acoso “para evitar que repita sus acciones”. Sobre el impacto de las redes sociales, la psicóloga advierte que el problema es el mal uso que se hace. “Aunque nuestros niños y adolescentes son nativos digitales, tenemos que estar presentes en las redes, tenemos que ejercer control parental para despertar su pensamiento crítico”, asegura. Asimismo, constata la necesidad de un trabajo colectivo. “La comunidad educativa, familia y escuela, tiene que estar al 100% unida para que los colegios no dejen de ser un lugar seguro”, defiende.

Plan educativo contra el bullying

El instituto Guindàvols de Lleida es uno de los cuatro centros de la provincia que este curso participan en el programa de innovación pedagógica #Aquíproubullying para prevenir, detectar e intervenir ante el acoso escolar. El proyecto tiene una duración de tres cursos. El primero se dedica a la formación, el segundo a implementar el programa y el tercero, a acabar de desarrollar y elaborar una memoria para el departamento de Educación.

“Este está el primer año que participamos en el programa y estamos en la fase de formación del equipo docente. Ahora mismo estamos analizando las fortalezas y debilidades de nuestro centro para crear un plan de trabajo que implementaremos los próximos cursos”, explica el director del Guindàvols, Juanjo González.

Acciones a emprender

Sobre las acciones que sopesan, destaca el empoderamiento de los delegados de cada curso para que sean capaces de detectar posibles situaciones de bullying, dar a conocer las diferentes realidades culturales y vitales o hacer un acompañamiento individual. “El objetivo es concienciar a los alumnos sobre la importancia de la convivencia para evitar así situaciones de conflicto”, asegura González.

En un contexto marcado por el auge de las redes y el uso de móviles a edades más tempranas, una de las cuestiones que preocupan especialmente la comunidad docente es el cyberbullying. Este es el motivo por el cual, desde hace tres años, el Guindàvols prohíbe a los estudiantes de ESO que utilicen el móvil en el centro.

“Con esta medida queremos intervención evitar que los alumnos registren imágenes en el centro y las utilicen para hacer mofa, una problemática con que nos habíamos encontrado en alguna ocasión anterior,” explica el director del centro, que señala que “también llevamos a cabo charlas para prevenir sobre los riesgos de las redes sociales, aunque que lo que más cuesta cuando se trata del uso del móvil es el trabajo con las familias”.

En primera persona

“Mi hija sufrió acoso escolar por parte de dos compañeras de clase que le hicieron la cruz desde principio de curso. En casa notamos que todos los días estaba muy triste e inquieta, no quería ir al colegio. Fue entonces cuando nos dimos cuenta de que alguna cosa iba mal, nos sentamos a hablar con ella y nos dijo qué estaba pasando.”

Lo explica el padre de una víctima de bullying, que recuerda que el problema surgió después de que la familia cambiara el lugar de residencia de Lleida ciudad en Alpicat hace dos años, coincidiendo con el cambio de etapa de su hija de Primària a ESO, cosa que comportó también pasar del colegio Episcopal al Claver. “Hablamos con la tutora y nos dijo que intentaría mediar para solucionar el problema. Pero el curso siguiente fue todo a peor. La niña llegó a fingir enfermedad para no ir al colegio.

La nueva tutora y la psicopedagoga nos dijeron que activarían el protocolo por acoso y que harían un seguimiento especial del caso y del estado de la niña, pero no hicieron absolutamente nada. Mi hija estuvo tres semanas sin ir en la escuela porque sufría un acoso constante y en aquel momento consideramos que era más importante su salud que las clases. Incluso oye a la víctima, tuvimos que coartarle el acceso al móvil para que no siguiera sufriendo acoso en casa. Fueron unos meses muy duros. Finalmente recurrí al departamento de Educación para encontrar una solución, pero, otra vez, no hicieron nada.

El psicólogo que trataba a la niña nos dijo que lo mejor para ella sería volver a su colegio de origen. Yo mismo fui a hablar con el Episcopal y me dijeron que no había ningún problema para acogerla a mitad del curso, sólo necesitaban que Educación aprobara el traslado, cosa que se negaron a hacer. Hice todos los trámites para encontrar una solución, seguí todos los pasos y no nos ayudó a nadie. Los protocolos claramente no funcionaron porque, en nuestro caso, no se pusieron en marcha. Sentí una gran impotencia y decepción por parte del sistema.

Este curso por fin mi hija ha empezado en otro instituto, ha hecho nuevos amigos y está muy contenta, cosa que demuestra que el problema eran sus antiguas compañeras. Aquellos meses han quedado en el recuerdo como una pesadilla. Hay que incidir más en el rol que tienen los padres detrás de los casos de bullying. Un asediador suele ser un niño o niña que no está recibiendo en casa unos valores adecuados.”

Campaña contra el acoso escolar a personas con discapacidad intelectual

“Ocho de cada diez personas con discapacidad intelectual sufren bullying, cosa que lamentablemente nos convierte en expertos.” Así hace la campaña #StopExperts impulsada por Down Catalunya, con el apoyo de la Fundación La Caixa, para visibilizar los casos de violencia en los centros educativos que sufren personas con síndrome de Down y otras discapacidades intelectuales. Una realidad que, denuncian, está “invisibilizada” y para la cual ponen cara con testimonios de cinco jóvenes que explican en primera persona su experiencia.

Ingrid de la Rosa, presidenta de Down Catalunya, explica a este diario que el bullying “afecta a la salud mental y la autoestima y compromete el futuro de los jóvenes, cosa que acaba provocando que busquen un entorno más protegido y pueden llegar a abandonar los estudios”. Asimismo, coincide en que con el uso de las redes sociales “este tipo de violencia se multiplica y se pueden vivir situaciones de insultos, vídeos o dejar fuera de un grupo” que aísla a las víctimas. También señala que en las personas con discapacidad intelectual hay “más dificultad para detectar que están siendo víctimas” de acoso escolar, por lo cual los testimonios de la campaña animan, sobre todo, a explicarlo las familias y personas próximas.

Otro de los objetivos es reivindicar la tarea de acompañamiento, sensibilización y prevención que hacen entidades de la coordinadora, como por ejemplo Down Lleida, con programas en centros educativos. “Nos ponemos a disposición de Educación para ayudarlos en este acompañamiento especializado y adaptado”, asegura.

Hablan los expertos: Cristina Vidal, psicóloga

¿Han aumentado las atenciones a menores por salud mental? Hemos notado un incremento de las atenciones a menores en general y un aumento de la gravedad en la sintomatología. Aunque no puedo vincular este dato específicamente al acoso escolar, sí puedo asegurar que uno de los motivos de consulta habituales cuando las personas adultas o menores acuden pidiendo tratar un trauma es el acoso escolar. Porque es altamente traumático e impacta y causa un daño emocional incuestionable. 

¿Hay un perfil de menores que pueden sufrir acoso? Cualquier niño o niña puede sufrir acoso escolar porque no hay ningún rasgo físico, intelectual o de otro tipo que justifique el maltrato. Podemos observar conductas propias del acoso enmascaradas en burlas, motes o juegos desde la primera infancia. Y eso es pura responsabilidad nuestra, de las personas adultas, que debemos enseñar cómo deben tratarse y procurar que lo hagan desde el respeto y la tolerancia. 

¿Una de las consecuencias de esta violencia pueden ser las autolesiones o el suicidio? Cada vez hay más estudios que visibilizan esta relación entre bullying y suicidio. Uno de la Fundación ANAR reflejó que el 70% de los menores que presentaban ideación suicida habían sufrido maltrato en el colegio. Pero no debería sorprendernos. 

¿Por qué? Porque los adultos pueden cogerse la baja si sufren maltrato en el trabajo, pero los niños que van a la escuela, un lugar que debe ser seguro, siguen acudiendo al colegio. A veces incluso han pedido ayuda sin éxito, sufriendo indefensión, y eso hace que cuando la depresión y los efectos emocionales del maltrato se intensifican, sientan que no tienen escapatoria. 

¿Qué papel juegan las redes sociales en el acoso? Pueden perpetuar el sufrimiento de los niños y las niñas que sufren este acoso, porque este no acaba en la escuela, sino que continúa fuera, produciendo un mayor daño y, encima, quien agrede se puede proteger en el anonimato. 

¿Cómo se puede prevenir? Las personas adultas somos las responsables de que exista este tipo de violencia. Si seguimos haciendo comentarios racistas, machistas, gordofóbicos... ¿Qué esperamos que aprendan nuestros jóvenes?

Titulars del dia

* camp requerit
Subscriu-te a la newsletter de SEGRE
tracking