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Hoy se cumplen 271 días sin Gobierno en España, y las opciones de que esta cifra siga creciendo hasta superar el año tras unas terceras elecciones cotizan al alza. Transcurridos 9 meses desde las generales del 20-D y tres meses desde las del 26-J, la perspectiva de un pacto que permite formar gobierno está tan lejana o más que el primer día. Tras las primeras elecciones fracasó la investidura de Pedro Sánchez y tras las segundas, la de Mariano Rajoy, con la diferencia de que ahora todo apunta que habrá una nueva tentativa por parte de uno o incluso de los dos.

Rajoy fracasó a pesar de que Ciudadanos sumó sus 32 escaños a los 137 del PP, que logró el apoyo del único de Coalición Canaria. En total, 170 síes, a 6 de los 176 necesarios para la mayoría absoluta y que tampoco bastaron para la simple en una segunda votación ante el “no” de los restantes 180 diputados (85 del PSOE, 71 de Podemos y sus confluencias, 9 de ERC, 8 del PDC -la antigua CDC-, 5 del PNV y 2 de Bildu). Las únicas alternativas de Rajoy para conseguir la mayoría suficiente para ser investido son que el PSOE se abstenga, algo que Sánchez niega por activa y por pasiva, o que el PNV le apoye y al menos un diputado del bloque del “no” se abstenga o se ausente de la votación. El apoyo simple del PNV no basta, porque generaría un empate a 175 y tampoco habría mayoría simple.

Si ese día no hay presidente, habrá terceras elecciones generales en diciembre

El PSOE tiene 52 diputados menos que el PP, pero a priori tiene más opciones para negociar. Desde intentar articular un acuerdo con Podemos, ERC PDC y PNV (178 escaños), un acuerdo con Podemos con la abstención de los independentistas catalanes y nacionalistas vascos y C’s, o un pacto con Podemos y C’s. El problema es que cada una de las posibilidades cuenta con obstáculos que resultan muy difíciles o imposibles de superar. Uno es la propia guerra interna en el PSOE, con “barones” autonómicos como Susana Díaz que quieren que Sánchez renuncie a intentar formar gobierno con Podemos y el apoyo directo o indirecto de los independentistas. Otro es que tanto Podemos como Ciudadanos se consideran incompatibles entre sí para alcanzar cualquier pacto. Y un tercero, que el PSOE no está dispuesto a aceptar el compromiso de un referéndum para Catalunya que los independentistas ponen como línea roja para pactar. Y estos son solo los mayores obstáculos.

A día de hoy, lo único que está claro es que si el 31 de octubre no hay presidente habrá nuevas elecciones, que serán con toda probabilidad el 18 de diciembre, porque se da por seguro que sí habrá acuerdo para acortar una semana la campaña y evitar que sean el día 25. También está claro que España no podrá presentar un nuevo presupuesto para 2017 a la UE antes del 15 de octubre, cuando se cumple el plazo para ello. De hecho, 30 de septiembre quedará prorrogado automáticamente el actual al no haberse presentado el proyecto del nuevo al Congreso. Y queda la incógnita de saber si un periodo tan largo de provisionalidad en el Ejcutivo afectará o no a la recuperación económica. De momento, el crecimiento de este año está siendo mayor de lo previsto. Seguro que si hubiera pleno empleo, a pocos les importaría que España superara el récord que ostenta Bélgica de 541 días sin gobierno.

lleida

El President de la Generalitat, Carles Puigdemont, afronta este miércoles 28 de septiembre una cuestión de confianza en el Parlament que, salvo sorpresa mayúscula, superará sin problemas. El anuncio por parte de la CUP el pasado 5 de septiembre de que daría su apoyo al President, garantiza por ahora, junto con los votos de Junts pel Sí, la estabilidad parlamentaria del Govern. Por ello, el interés se centra en el discurso de Puigdemont, que entre el miércoles y el debate de política general del 5 y 6 de octubre debe empezar a definir el nuevo rumbo del proceso soberanista, con un ojo puesto, además, en la necesidad de aprobar los presupuestos de 2017.

La actual “hoja de ruta” ha sido puesta en cuestión desde el propio independentismo, con propuestas como un referéndum o una declaración unilateral de independencia, los ya famosos RUI y DUI, mientras que el plan marcado hasta ahora prevé culminar el proceso con unas elecciones constituyentes. En cualquier caso, toca dar pasos para encarrilar la fase decisiva del “procés”, mientras se afrontan los desafíos judiciales que plantean los tribunales.

Puigdemont anunció para la Diada que el día 28 propondrá de nuevo al Estado la celebración de un referéndum de autodeterminación acordado, lo que permitiría dejar la celebración de las elecciones constituyentes para dentro de un año. Como la posibilidad de llegar a un pacto con el gobierno del Estado para un referéndum se antoja remota, se espera también que el President de la Generalitat empiece a apuntar a otras alternativas, en particular a un referéndum vinculante unilateral. De hecho, hace unos días trascendió que la Generalitat ha encargado un informe jurídico para analizar un posible RUI.

La CUP exige avanzar de forma clara y explícita hacia la ruptura con el Estado, lo que pasa por plantear la unilateralidad, pese a los recelos que esta vía genera internacionalmente. De no ser así, se pondría en peligro la aprobación de los presupuesto de 2017, cuya negociación será ardua. Mientras, se trabaja en las “leyes de desconexión”, claves para culminar la secesión.

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