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LA OPINIÓN DE ESTUDIANTES DE GANADERÍA

'El agricultor merece más respeto'

Alumnos del ciclo formativo de Ganadería y Asistencia en Sanidad Animal del Institut Mollerussa consideran que el sector primario debe recibir más apoyo porque es primordial

Els quatre joves, a les instal·lacions dedicades a la ramaderia de l’Institut Mollerussa.

Los cuatro jóvenes, en las instalaciones dedicadas a la ganadería del Institut Mollerussa. - J.GÓMEZ

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Los políticos no acaban de entender el mundo agrario. No se ponen en la piel de un agricultor o un ganadero, que trabajan en el campo de sol a sol o tienen que estar pendientes de sus animales día y noche todos los días de la semana. Al no conocer la realidad del sector, las normativas no se ajustan a sus necesidades y el mundo agrario sale gravemente perjudicado”. Así lo piensan varios jóvenes estudiantes del ciclo de Grado Superior de Ganadería y Asistencia en Sanidad Animal del Instituto Mollerussa.

Forman parte de este grupo Aleix, de 19 años, y Roger, de 18, ambos de Alcarràs. El primero proviene de una familia de granjeros, quiere seguir con el negocio una vez finalice sus estudios y, si es posible, aumentar la producción. Los padres del segundo son fruticultores. “Aunque tal y como está la situación, quizás como ganadero me ganaré mejor la vida”, remarca.También estudian este ciclo Tatiana, de 18 años y de Móra la Nova, y Natalia, de 25, natural de Jaén y con familia en Sabadell. Ambas viven ahora en Mollerussa para poder completar esta titulación con el objetivo de, en un futuro, cursar el grado de Veterinaria y, en el caso de Natalia, especializarse en animales exóticos. Todos ellos se muestran recelosos con los políticos y creen que ninguna formación beneficiará a su sector. “Las leyes se dictan en las grandes ciudades, en despachos con aire acondicionado en verano y calefacción en invierno ¿Cómo van a entendernos?”, plantean. También critican la burocracia a la que está sujeta la actividad agrícola: “no nos lo ponen fácil, así no se puede avanzar. Al final tendremos que ser abogados para ser agricultores”, afirma Aleix.Los jóvenes viven con preocupación el aumento de los costes de producción que afecta a la agroganadería. “Los gastos suben cada vez más. Pero para competir no se pueden subir los precios del producto final. E importamos muchos productos que vienen de otros países que no tienen la misma normativa sanitaria que aquí. Exportamos lo mejor que tenemos y dejamos entrar toda la morralla” apuntan. En este sentido, Roger apuesta por “aplicar una política de aranceles, para que tengas que pagar más por importar un producto que comprarlo aquí en el país”. Porque, si no, “al final todo vendrá de fuera y nosotros ya no tendremos nada que hacer. Excepto irnos también fuera”, remarca.Los jóvenes también aseguran que es necesario que las políticas incluyan más campañas de promoción de los productos de proximidad y también de concienciación sobre la importancia de consumir alimentos que son de kilómetro cero y generan menos huella de carbono.Los estudiantes del grado agroalimentario subrayan que iniciativas como las movilizaciones de la Plataforma Pagesa han contribuido a dignificar el sector y defienden las manifestaciones. “Llenar Barcelona con tractores es un gran paso que dará sus frutos. Hay que luchar para que la agricultura tenga el respeto que se merece y que no tiene desde hace muchos años”, sentencian los cuatro jóvenes. También remarcan que muchos no ven que “tras tantos tractores y máquinas grandes hay mucho sudor y trabajo duro para poderlos comprar”.Estos jóvenes que estudian en la capital del Pla d’Urgell también critican las políticas relativas a las deyecciones ganaderas y apuntan que “hay cosas que contaminan más”. Por ello, solicitan también más facilidades, con normativas que se ajusten a la realidad del sector.

Respecto al cambio climático, los estudiantes explican que “a los agricultores y los ganaderos se nos pone en el mismo saco de la contaminación que a las grandes ciudades”. Y sobre la sequía, consideran que “no es justo” que haya agricultores que no puedan regar, “ya no para conseguir un beneficio, sino para sobrevivir y pagar al menos los costes de producción”, mientras en zonas de la costa “se llenan piscinas cuando tienen el agua del mar a escasos metros”. En este sentido, reclaman que los gobiernos deben redactar normativas que reconozcan las diferentes realidades y permitan que los jóvenes puedan continuar trabajando en la agricultura y en la ganadería sin tener que llegar a verse obligados a emigrar. Todos ellos no pierden, sin embargo, la esperanza de poder trabajar y ganarse la vida en el sector primario de una forma digna.

Ven básica la formación para afrontar el reto de la innovación

La formación es una de las grandes herramientas que tiene el sector, destacan los estudiants del ciclo formativo, que se muestran satisfechos de poder cursar los estudios de Ganadería y Asistencia en Sanidad Animal en este instituto de Mollerussa. “Es necesario tener el máximo de conocimientos a la hora de dirigir una granja o trabajar en el campo. Hay mucha innovación y es necesario actualizarse constantemente”, concluyen. Sus planes de futuro son distintos. Al concluir los estudios, Aleix y Roger prevén empezar a trabajar en el negocio familiar, mientras que Tatiana y Natalia quieren seguir estudiando para mejorar los conocimientos en esta materia y optar a una formación universitaria relacionada con la veterinaria.

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