Vuelve a fracasar una moción de censura de Vox que solo sirve para dar aire al Gobierno

La segunda moción de censura de la formación ultraderechista Vox contra el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, liderada por el economista Ramón Tamames fracasó ayer en el Congreso tal como estaba previsto. Cosechó solo 53 votos a favor, los del partido de Abascal y un ex de Cs. Pero más allá del resultado de una iniciativa que desde el minuto uno estaba abocada al fracaso, el debate de la misma sirvió para insuflar oxígeno a la coalición de Gobierno, que llegaba debilitada tras semanas de reveses y desencuentros, y para que el Partido Popular, marcara distancias con Vox (ver desglose).

El último en tomar la palabra fue Tamames, que tras loar la “valentía” de Vox por invitarlo a liderar la moción, vertió duras críticas contra los dirigentes de los partidos al considerar que habían convertido el debate en el Congreso en un “mitin electoral”. En este sentido, lamentó “la vuelta a las dos Españas” de una manera “mucho peor que en el 1936” y acusó al Gobierno de “utilizar” a las mujeres “como si fueran moneda de cambio” llegando a evocar a la reina Isabel la Católica, que en siglo XVI “ya tenía más poder que el propio rey”.Censuró especialmente la intervención del portavoz socialista, Patxi López, a quien invitó a tomar cafinitrina para evitar problemas de corazón. El portavoz socialista, aseveró durante su intervención que la moción deja claro que “el futuro” del PP “está en manos de Vox” ya que “son lo mismo, defienden lo mismo y su futuro es el mismo”.

López también hizo una firme defensa de la ley de Memoria Democrática que Tamames criticó al asegurar que en la Guerra Civil no hubo “malos ni buenos”. “En ninguna historia y en ningún relato el dictador Franco puede dejar de ser el dictador”, aseveró.La oportunidad que le había brindado Vox con la moción la aprovechó también el jefe del Gobierno, Pedro Sánchez, con un discurso, de nuevo ayer, en el que reivindicó la gestión, las ambición y la valentía de su gabinete de cara a prolongar un ciclo de políticas progresistas y para advertir del acercamiento entre el PP y la formación de Santiago Abascal. La moción de censura de Vox contra el Gobierno de Pedro Sánchez ha evidenciado la nueva relación entre el PP de Alberto Nuñez Feijóo y la formación de Santiago Abascal, en la que ambos partidos se desmarcan de su adversario, pero evitan un enfrentamiento frontal como en la etapa de Pablo Casado.

Durante el debate en el Congreso, los de Alberto Núñez Feijóo, cuya ausencia en el hemiciclo fue muy criticada, justificaron su abstención asegurando que los populares no iban a votar a favor “por respeto a los españoles” ni en contra por respeto al candidato. Así, la portavoz parlamentaria del PP, Cuca Gamarra, de guante blanco con Tamames, apeló al centro moderado y pidió elecciones anticipadas –las que no llegó a reclamar el martes el candidato– para poner fin a la “lamentable aventura” del “sanchismo”. Así los populares optaron por pasar del “no” y el “hasta aquí hemos llegado” defendido por Casado en la anterior moción, a desmarcarse de los de Abascal, pero sin entrar en el cuerpo a cuerpo y sin dar respuesta a la oferta del partido de ultraderecha de hacer borrón y cuenta nueva, cuando estamos ya en precampaña de cara a las elecciones municipales y ambos partidos pueden tener que entenderse tras los comicios del 28 de mayo.En Génova, la lectura es que esta iniciativa, estéril, no cambia el reparto de votos entre bloques, aunque resta seriedad a Vox, lo que puede inclinar la balanza a favor del partido de Feijóo.Con todo, Gamarra no dedicó más allá de unos minutos al principio y al final de su discurso de media hora a hablar de la moción de censura.

La secretaria general del PP centró su intervención en las críticas habituales de su partido al Gobierno. Lo acusó de tener como guía de conducta “el engaño permanente a los españoles” y se preguntó “qué quedará del PSOE tras el ‘sanchismo’”.