Mucho Ruido y pocas nueces
Sra. Directora me ha dejado atónito la cortesía y humildad del Sr. Velasco al reconocer que “unos aficionados o pseudoexpertos” pueden vencer a los gabinetes jurídicos de la Generalitat y de las casas de subastas con tanta facilidad (incluidas las pericias y comentarios del Sr. Velasco). Será porque los denominados “aficionados” por el Sr. Velasco no han perdido ningún juicio y los tribunales han dado por validos sus argumentos. ¿Qué ha conseguido el Sr. Velasco en este tema? Nada.
Miente el Sr. Velasco cuando dice que me he incorporado ahora a este tema. Lo sabe desde 2009 que me vio entrar en el MDCL para hacer las fichas del patrimonio expoliado a las iglesias del Alto Aragón, también porque en 2018 demostré que el intento de venta de la arqueta embriachi que está en el Museo Mares y otras piezas no se había producido y, de nuevo le corregí, cuando publiqué que el retablo de San Antonio era definitivamente de Monzón y no de Villanueva de Sijena como afirmaba él, C. Berlabè y M. Menjón. ¿Por qué no se hizo eco su medio de ello? Entre otras cosas gracias a mi ayuda se ha recuperado la tabla de la Presentación de Jesús, la cuna y el relicario de Sta. Waldeca y el Códice de doña Blanca. ¿Cuál es el palmarés del Sr. Velasco? Cero.
Respecto a la tabla de la Natividad estoy seguro que ese artículo que menciona el Sr. Velasco ni quiera el mismísimo José Gudiol se atrevería a citarlo porque es un artículo confuso donde dice que hay una tabla de Sijena en Londres y hay que compararla con la que está en Sijena. Además en el juicio de la tabla de la Presentación la parte contraria se allanó completamente dándonos la razón que estaba en el monasterio en 1936 y fue expoliada por J. Gudiol Ricart. Como prueba se presentó el testimonio de J. Soldevila y Faro que decía que estaba en el monasterio en 1933 y una fotografía parecida a la hora discutida.
Respecto a mi titulación esté tranquilo Sr. Velasco que puedo actuar en los tribunales. Quizás deba ser Vd. quien no deba hablar de historia como se demuestra cuando mencionó que fue el pueblo de Villanueva el que incendio el monasterio en 1936. Ni José Gudiol daría veracidad a esa noticia. Dejando aparte ese tema, quizás los “aficionados” ganan porque hubo un expolio tan grande y evidente que es imposible de ocultar. Siguiendo su razonamiento sobre titulaciones quizás debería dejar de dar clases de legislación un historiador del arte y así saldrían de sus universidades alguien capacitado para no ser derrotado por “aficionados”.
Juan José Nieto Dr. en Historia