Mejor en todo

Como era de esperar, la moción de censura de Podemos, presentada por Pablo Iglesias la pasada semana en el Congreso, fracasó. Sin votos, sin proyecto y poco y muy mal acompañado por los herederos de ETA y los separatistas de ERC, el 76% de los diputados rechazó una moción que se convirtió en un grotesco ejercicio de insultos, disparates y absoluta falta de propuestas.

El cuerpo mollar de la censura fue la corrupción; solo la que afecta al PP, pero no la del PSOE de los ERE que tiene a los dos últimos presidentes de Andalucía, Chaves y Griñán, al borde del banquillo, ni la de los socios con los que ERC gobierna Catalunya. Nada se dijo sobre el modelo económico ni el territorial a pesar de las insistentes preguntas del Presidente Rajoy o las soluciones sobre los problemas que tienen los ciudadanos.

En realidad, el alcance de la cuestión era mayor. Porque la moción fue una descarnada crítica a la transición del 78, precisamente el año en que se cumplen 40 años de las primeras elecciones libres y democráticas tras las que no se puede ocultar el progreso de nuestro país en todos los órdenes. En los derechos individuales y colectivos, en la renta de los ciudadanos, en política social, en prosperidad y bienestar, en infraestructuras y calidad de vida.

Gracias, precisamente, a esa transición que maravilló al mundo y que ha permitido la reconciliación definitiva de los españoles y disfrutar del mayor período de paz y prosperidad de nuestra historia. España es mucho mejor en todo que hace 40 años.

Y lo que pasa es que los apóstoles del “cuanto peor, mejor” confunden sus deseos con la realidad y asocian precisamente el éxito de su proyecto a esa España Negra que tiene problemas, claro que sí, que hay que corregir, pero que crece económicamente más que nadie en Europa. Crea empleo, y gracias a ello, este gobierno de Mariano Rajoy puede dedicar el mayor porcentaje solidario de la historia de los PGE a políticas sociales.

En estas, saltó a la palestra uno de los defensores de la censura de Podemos, el incombustible Tardà habló como siempre en nombre de los catalanes, cuando todos los separatistas juntos no rebasan el 37% del censo electoral catalán.

Tan sensible como se muestra ante la corrupción del PP y tan distraído con la de sus socios en JxSí. ¿Se atribuye este pintoresco personaje la representación de todos aquellos catalanes, a los que el Govern sigue engañando y ocultando las desastrosas consecuencias de la ruptura con el resto de España sin que se le caiga la cara de vergüenza?

José Luis Ávalos, que es el portavoz del nuevo PSOE en el Congreso, arrancó bien su intervención: sin ley no hay democracia, efectivamente, para añadir a continuación que los socialistas están comprometidos con la Constitución, la unidad de España y la Soberanía Nacional y, por tanto, rechazan el referéndum separatista.

Pero a continuación, mostró su cercanía a Podemos, que defiende todo lo contrario, para explorar mayorías alternativas, un invento de Pedro Sánchez, con el argumento de que si el partido ganador de unas elecciones no obtiene la mayoría absoluta, la suma de todos los demás puede cambiar el resultado de las urnas.

Se preguntará el lector, como nos preguntamos todos, cómo se pueden mezclar caballos con perdices. Sumar programas diametralmente opuestos o partidarios de la Constitución y la Unidad de España con los que quieren romperlo todo.

Pero nada parece insalvable para quienes ya lo han intentado dos veces en esta legislatura, obligando a la repetición de elecciones y dejándonos un año sin gobierno y ya en Catalunya, en contra entonces de la lista más votada de CiU, lo ensayaron con los dos Tripartits con la participación de PSC y ERC de funestas consecuencias.

El principal beneficiario de los Tripartits fue una moribunda ERC, a la que estos experimentos junto a la incorporación a la causa de los separatistas conversos del 3% les permite compartir los cielos de una moción de censura, que ya pretenden reiterar con la suma de todos aquellos que no han votado al Partido Popular para lo que cuentan con un poderoso cemento común: su absoluto desprecio por las urnas para sustituirlas con inconfesables pactos Frankenstein. Todos contra Rajoy. Y la lucha contra la corrupción, aunque a ERC no le importe la de sus socios de JxSí ni a Podemos, la del PSOE.

La estrepitosa reaparición del nuevo césar del PSOE de izquierdas supone sin duda un poderoso refuerzo a esta alianza entre Podemos y separatistas. El voluble Pedro Sánchez ya ha ha anunciado, puño en alto, al son de la Internacional su tercer proyecto personal en tres años: declaración de guerra contra Rajoy para conseguir el poder al margen de las urnas y evitar así una nueva debacle electoral.

Para acercarse a Podemos, su referencia es el movimiento del 15M y para seducir, el muy iluso, a los golpistas separatistas La Nación de Naciones. Otro ZP, pero peor. España ha mejorado en todo respecto a hace cuarenta años. En todo menos en una cosa: en el liderazgo del PSOE.