Muchas amenazas y poca política

La Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) ha emitido un comunicado en el que advierte de la posible infracción en la que pueden incurrir los ciudadanos designados para las mesas electorales del referéndum del 1-O si ejercen como miembros de las mismas, sanciones que por el tratamiento y uso de los datos del censo en papel pueden conllevar multas de entre 40.001 y 300.000 euros por la vulneración de la ley de Protección de Datos. La AEPD avisa de que si en la votación prevista para mañana domingo se facilita a los miembros de las mesas electorales una copia del censo electoral catalán, los integrantes de estas mesas “no podrán tratar esos datos como miembros de un órgano electoral ni como personas físicas que estuvieran desempeñando competencias propias de la Generalitat”. Hasta el último segundo la única respuesta del gobierno del PP del Estado español ha sido responder a la demanda de democracia de la mayoría parlamentaria de Catalunya con amenazas, coacciones, recortes de libertades y todo el peso de la ley. Ni una puerta abierta al diálogo, a la entente, al acuerdo o al pacto ha salido de los actuales inquilinos de la Moncloa. Y mientras el aparato judicial se despliega por tierra, mar y aire, una marea de ciudadanos catalanes viven como una gran fiesta de la democracia el referéndum de mañana domingo. Sin duda las leyes están para cumplirlas y los marcos constitucionales que han dado a la España postfranquista su mayor período de democracia en siglos son un valor a preservar, pero nunca deberían servir para coartar la libertad de centenares de miles de catalanes que quieren dar un paso más en la transición y decidir libremente su futuro. El arte de la política es este, arbitrar y encontrar consensos en puntos de vista distintos.Violencia machistaEl Congreso de los Diputados aprobó el jueves el pacto de Estado contra la Violencia de Género con 213 medidas, jurídicas, sociales y educativas para erradicar una lacra que se ha cobrado ya 41 vidas de mujeres en lo que va de año. Una buena iniciativa con el pecado de siempre: la falta de financiación.