Afganistán, vuelve la inquisición integrista

Los talibanes convocaron el martes una conferencia de prensa en Kabul para explicar su proyecto de gobierno para Afganistán. El portavoz del grupo, Zabihullah Mujahid, trató de tranquilizar sobre sus intenciones, tanto a los afganos como a la comunidad internacional. Después de reiterar la concesión de una amnistía general, aseguró que van a respetar los derechos de las mujeres en el marco del Islam y que no van a permitir que el Emirato Islámico sirva de base para grupos que amenacen a otros países.

Respecto a las mujeres, el dirigente llegó a vaticinar que “estarán contentas de vivir bajo la sharía”, sin aclarar cuáles serán las nuevas reglas. Por mucho que la comunidad internacional, con EEUU y Europa al frente, tengan ganas de restablecer las relaciones diplomáticas con el nuevo régimen, por intereses económicos y estratégicos en la zona, y les convenga ponerse una venda en los ojos y contentarse con mínimos compromisos de respeto a los derechos humanos, el mundo no puede ni debe hacer oídos sordos al grito desesperado de las mujeres afganas, que en los últimos años habían logrado pasitos de mejora, tanto en el mundo laboral, como académico, deportivo o de vestimenta. La ONU y el mundo occidental bajo ningún concepto, material o moral, han de ser cómplices de gobernar un país que se basa en la ley islámica, ni con las mujeres ni con cualquier otro colectivo.

Tenemos todos muchas asignaturas pendientes con Asia y África, que van desde el hambre a la vacunación Covid o el terrorismo, y Afganistán es hoy por hoy la punta del iceberg del avance del integrismo islámico que ya tiene en su vecina Irán un gran peligro para el resto del mundo. No es solo un problema para EEUU o Europa, los talibanes y sus sectarias formas de interpretar el Corán o la ley islámica pueden desestabilizar, más si cabe, una zona del mundo que se convierte en espejo de las políticas involucionistas que entre todos estamos permitiendo. Los países han de gobernarse con democracia y libertad ideológica, no con leyes religiosas de libre interpretación que son una amenaza para los avances conseguidos por la humanidad.Toque de quedaLos botellones se están convirtiendo en un problema en muchos municipios en los que no se aplica el toque de queda y a los cuales van jóvenes de toda Catalunya de madrugada para beber y divertirse al aire libre.

Las poblaciones que no tienen restricciones horarias están acogiendo este verano a centenares de chicos y chicas que quedan y se desplazan hasta en autocar hasta estos términos, libres de prohibiciones. La solución es complicada, pero Salud debe estudiar ir abriendo locales de ocio y alargar el horario de restauración como alternativa al botellón. .