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La montaña rusa que han supuesto las numerosas, y a veces contradictorias, restricciones impuestas para atajar los terribles efectos de la Covid parece que va a detenerse, aunque con el freno de mano puesto y la posibilidad de que, si hay problemas, vuelva a ponerse en marcha con sus vaivenes. De momento, los planes previstos señalan que el Gobierno central aprobará mañana en Consejo de Ministros la derogación del real decreto que establece la obligatoriedad de la mascarilla en exteriores. Tras su publicación en el BOE, un día después, la medida estará en vigor a partir del jueves y solo será imprescindible el uso de este sistema de protección en los espacios interiores.

Asimismo, a las 00.00 del viernes, el ocio nocturno podrá reabrir sin limitación de aforo ni de horario y sin la necesidad de que los clientes exhiban el certificado Covid, con lo que recuperará una normalidad después de 600 días sin actividad (prácticamente desde el inicio de declaración de la pandemia hace casi dos años, aunque con pequeños paréntesis). Un poco más adelante, pero este mismo mes, el Govern eliminará las cuarentenas en las escuelas para los alumnos sin síntomas o con test negativo cuando haya algún caso positivo en su aula. La considerable desaceleración del número de contagios de esta sexta ola de la Covid (séptima en Lleida), los altos índices de vacunación y la consiguiente y paulatina descongestión de los hospitales y CAP permiten este respiro, quizá el más evidente de toda la pandemia, que apunta a que recuperaremos una vida prácticamente similar a la de antes del fatídico mes de marzo de 2020.

Sin embargo, de todo el proceso vivido –y sufrido– debemos sacar lecciones y no olvidarlas. Así, es necesario mantener unas mínimas medidas que, más que dictadas por las autoridades, deben responder al sentido común de cada uno. Las nuevas vacunas que ya están en fase avanzada, las pastillas anunciadas para salvaguardar a quienes tienen pocas defensas y la inmunidad de grupo harán el resto.

Una vergüenza mundialLa conmemoración de un día mundial significa que hay un problema pendiente de solución a nivel planetario. Pues bien, ayer era el Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina, una agresión salvaje que aún se lleva a cabo en diferentes países, especialmente en África. Por suerte, entidades como la Fundación Dexeus Mujer, que ayuda a las víctimas de la ablación de clítoris, ha realizado la reconstrucción genital a 127 mujeres de forma gratuita desde que impulsó el programa en 2007, de las cuales once eran leridanas y la última intervenida lo fue hace apenas una semana.

Es una triste realidad que debe ser abolida ya que es una tortura y aberración impropia del siglo XXI.

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