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A los problemas económicos generados por la pandemia, se añade ahora una tasa de inflación estratosférica que no se había visto en los últimos 33 años con un incremento del 7,4 por ciento en febrero con respecto a idéntico mes del año pasado. Los altos precios de la energía eléctrica y de los carburantes, que no han sabido atajar los gobiernos occidentales, son la punta de un iceberg en el que confluyen la falta de suministros provocada por el incremento de la demanda y agudizada por los parones en las fábricas asiáticas, la falta de material electrónico en algunos sectores, el incremento del precio de materiales de construcción como madera o vidrio y los problemas en el transporte por vía marítima con atascos en los puertos. El resultado es que los precios se han disparado y amenazan con frenar la recuperación, con la amenaza de una subida de tipos de interés y sobre todo las consecuencias de la invasión rusa de Ucrania que no se ha repercutido en el índice de febrero, pero que se notará a partir de ahora.

Como hemos recordado Rusia suministra la tercera parte del gas que se consume en Europa y produce el diez por ciento del petróleo mundial, mientras que Ucrania es una de las principales suministradoras de cereales para los ganaderos españoles y es evidente que el conflicto provocará cortes en el suministro o encarecimiento de precios, agravados por el fortalecimiento del dólar que también encarecerá las importaciones de sustitución. El panorama no es alentador porque también habrá que contar con una actualización salarial, obligada por la pérdida de poder adquisitivo y también por la reforma laboral y la subida del salario mínimo, con lo cual entramos en un periodo inflacionista que perjudicará la competitividad y frustra las esperanzas de reactivación que los expertos pronosticaban para este 2022. Confiaban en que las tensiones inflacionistas serían momentáneas porque partíamos de tasas negativas en febrero del año pasado y confiaban en que marzo marcaría el techo y empezaría a bajar la tasa, pero la guerra de Ucrania ha frustrado todos los pronósticos y harán falta medidas para que la inflación no provoque más inflación.Negociar bajo las bombas

Putin ha intensificado la ofensiva, sus tropas bombardeaban ayer las instalaciones de la televisión ucraniana y pedía a los habitantes de Kiev que abandonaran sus casas.

Pero hoy vuelven a reunirse delegaciones rusas y ucranianas, mientras se especula con la posibilidad de que China haga de mediadora y la paradoja es que se hable de paz mientras llueven las bombas sobre tu país. Es necesario que China, Naciones Unidas o quien pueda frene esta tragedia y se negocie todo lo que haga falta.

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