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Más de cuarenta poblaciones de las comarcas de Lleida están disfrutando este largo fin de semana de sus fiestas mayores, las primeras sin restricciones después de más de dos años. Las de 2020 directamente se suspendieron a raíz de la pandemia de la Covid y las correspondientes al año pasado se celebraron bajo mínimos y con numerosas limitaciones. Así, aunque parece que haga un siglo porque la memoria es muy selectiva y traicionera, el mes de agosto de 2021 fue muy diferente al actual.

Pese a que los programas festivos se mantuvieron en muchos casos, quizá sin mucha variedad de actividades, las normas sanitarias para luchar contra el coronavirus eran muy estrictas: mascarillas, gel hidroalcohólico, distancia social e incluso toma de temperatura para acceder a algunos recintos. Nada de bailes ni comidas o cenas populares. Pues bien, esta festividad de la Mare de Déu d’Agost nada tiene que ver y se ha notado con la respuesta del público.

Buena parte de los municipios que están de celebración han registrado más visitantes que en los años prepandémicos, lo que demuestra las ganas de pasar página tras dos años en blanco. Los jóvenes también han alargado hasta la madrugada las sesiones musicales en las fiestas y los pequeños han disfrutado con todo tipo de actividades infantiles y propuestas acuáticas que han contribuido a mitigar los efectos del calor de estos días. Las empresas de contratación de grupos coinciden en buena parte en esta radiografía aunque señalan que se encuentran con dificultades para conseguir material e incluso para encontrar personal técnico para los conciertos.

Y es que buena parte del sector logístico que, como otros, se quedó sin trabajo desde mediados de marzo de 2020, no se ha reincorporado a estas ocupaciones tras verse obligado entonces a buscar otro sustento. Sea como sea, estos días festivos están evidenciando que hay muchas ganas de celebración y de olvidar dos largos años aciagos. Esperemos que siga esta tónica y que el calendario de celebraciones, que es largo en las comarcas de Lleida, continúe con la misma normalidad como hasta ahora.

Tragedia en un festivalLos graves sucesos registrados en el Festival Medusa de Cullera (Valencia), donde el derrumbe de una estructura provocó la madrugada del viernes al sábado la muerte de un joven de 22 años y heridas a una cuarentena de personas, deben ser investigados sin dilación. Porque, pese a la intensidad del vendaval que provocó la tragedia, es inconcebible que las estructuras de los escenarios no pudieran soportar inclemencias meteorológicas, por muy extremas que fueran. Los organizadores eran responsables de la seguridad de los 320.000 asistentes y, por lo que se ve, no se esforzaron lo suficiente en ello.

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