Meloni y Pérez-Reverte
Pedro Sánchez tiene hoy su sesión más importante en el Congreso desde que accedió a la presidencia en 2018. Debe convencer a sus aliados de investidura con un paquete de medidas sólidas contra la corrupción. (Primer paréntesis aclaratorio. Los audios de Koldo no tienen nada que ver, de momento, con los papeles de Bárcenas. Mientras no se demuestre lo contrario, no tienen relación con el gobierno de Sánchez. Los papeles de Bárcenas explican la presidencia de Rajoy de cabo a rabo, empezando por la creación de la policía patriótica para robar la información contenida en esos papeles y evitar que llegaran al juzgado: el caso Kitchen que se juzgará en otoño). Las medidas anticorrupción que anuncie hoy Sánchez le servirán de poco si del escándalo Cerdán derivan indicios de financiación ilegal del PSOE o de que Sánchez conocía la supuesta corrupción de sus ex manos derechas Ábalos y Cerdán. (Segundo paréntesis aclaratorio. Es una vergüenza que se utilice la prisión preventiva como chantaje para obtener información. El juez del Supremo Leopoldo Puente lo negará, pero no puede entenderse de otra forma que Cerdán esté en la cárcel y Ábalos y Koldo, en la playa. Hay que recordar que Aldama quedó libre a cambio de acusar a medio gobierno de Sánchez a pesar de que no estaba en prisión preventiva por el caso Koldo, sino por un fraude en gasolineras). ¿Qué pasará si Sánchez no convence hoy a todos sus aliados con sus medidas? ¿Qué pasará si, aunque los convenza e intente agotar la legislatura hasta 2027, en los próximos días salen indicios de implicación de Sánchez o de financiación ilegal del PSOE en el caso Cerdán? Que habrá elecciones, por supuesto. Y que gobernarán PP y Vox, también por supuesto. (Tercer paréntesis aclaratorio. PP y Vox gobernarían desde hace años con una mayoría absolutísima si solo votara la España monolingüe, dicho sea esto para contextualizar). Tendríamos un gobierno en la línea del discurso de la primera ministra italiana Giorgia Meloni que ha hecho viral Pérez-Reverte estos días en las redes. Un discurso que recuerda mucho la definición canónica de fascismo que formuló en 2004 el profesor de la Universidad de Columbia Robert Paxton como “pasión movilizadora de un grupo que tiene la creencia que es víctima de los efectos corrosivos del individualismo (enemigo interior) y las influencias ajenas (enemigo exterior), y piensa que debe imponerse por consentimiento o violencia excluyente”. Vox hablaba el lunes de deportar a 8 millones de inmigrantes. ¡Ocho millones! Y Vox, Meloni y Trump llevan meses dando la vara con la supuesta tiranía woke. Habla Meloni de los orígenes de Occidente en la filosofía griega, el derecho romano y la cultura cristiana, y obvia la esclavitud, la Inquisición y el colonialismo. A Pérez-Reverte le gusta mucho lo que dice Meloni. Quizás no la entiende bien. O quizás la entiende a la perfección.