SEGRE

Creado:

Actualizado:

La defensa de la libertad de expresión fue la primera reacción de la concejala del ayuntamiento de Barcelona Eugènia Gay cuando se le preguntó la semana pasada por la obra de teatro que ridiculiza la lengua catalana para denunciar la supuesta discriminación de la castellana en Catalunya en ámbitos como el sanitario. Fue una pésima explicación porque la clave del debate era que el ayuntamiento barcelonés hubiera pagado un espectáculo que, más allá de la libertad de expresión, contaba una mentira. En el sistema sanitario catalán la discriminación real la padecen pacientes catalanoparlantes que tienen dificultades para expresarse en castellano, que son un número importante entre la gente mayor de zonas rurales de Lleida. Estas personas se sienten especialmente vulnerables a la hora de explicar qué les ocurre en un momento en el que padecen la confusión y la debilidad física y mental que suelen acompañar las hospitalizaciones. Corregir esta discriminación es uno de los caminos que se deberían recorrer tras la aprobación del Estatut dels Municipis Rurals el pasado miércoles en el Parlament. Como ocurre a menudo, la compañía teatral contratada en Barcelona pervierte el significado de las palabras dándoles la vuelta: no solo no se discrimina a los pacientes castellanoparlantes, sino que se discrimina a los catalanoparlantes con dificultades para expresarse en castellano a la hora de explicar sus dolencias con precisión. Darle la vuelta a las palabras es un clásico de nuestros tiempos. La ultraderecha mundial censura la expresión woke en universidades apelando a la libertad de expresión, y algunos medios ultras denuncian que la reforma del reglamento del Congreso que prevé retirar credenciales a (supuestos) periodistas como Alvise Pérez atenta contra este derecho. Eso no es verdad. Vetar a estos pseudoperiodistas por el contenido de sus informaciones sería inconstitucional; vetarlos por insultar y alterar el orden es prohibir actividades ilícitas en el Parlamento. Urge resucitar el lenguaje. Los sofistas nos enseñaron que quien domina el arte de manipular las palabras puede hacer que la gente piense lo que él quiera, y Orwell advirtió que la lengua se vuelve fea e inexacta cuando nuestros pensamientos rozan la estupidez, y la dejadez de nuestro lenguaje nos hace caer en pensamientos estúpidos.

Torre Pacheco

Torre Pacheco tiene unas tasas de 48 delitos por cada mil habitantes y de un 30% de inmigración. En Murcia las tasas son de 51 delitos por cada mil habitantes y de un 13% de inmigración. El conjunto de España tiene hoy el doble de extranjeros que en 2005 y una tasa de delincuencia menor. Esto son datos. Lo demás, (más) mentiras.

Titulars del dia

* camp requerit
Subscriu-te a la newsletter de SEGRE
tracking