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Lleida ciudad tendrá al fin un parque comercial después de que el ayuntamiento haya concedido la licencia de obras para el proyecto de Promenade Lleida en Torre Salses, entre La Bordeta y Els Mangraners. Los promotores podrán comenzar en breve las obras de un proyecto que ocupará algo más de 56.000 metros cuadrados y contará con un hipermercado, ocho grandes establecimientos, un área con una cuarentena de tiendas pequeñas, un cine con nueve salas y locales de restauración. Sus promotores y el actual equipo de gobierno defienden que era necesario para evitar la fuga de compradores de Lleida que van a otras localidades como Barcelona, Reus o Zaragoza al no disponer de este tipo de oferta. Sus detractores afirman que provocará la desertización comercial del centro de la ciudad. Como siempre, el tiempo dará y quitará razones, pero lo cierto es que Lleida era desde hace más de dos décadas una de las poquísimas capitales de todo el Estado que carecía de este formato, así que era más que lógico que tarde o temprano acabara saliendo adelante un proyecto de estas características. A priori, será una gran competencia para los comercios del centro urbano y es muy probable que algunos que ahora están en el Eix se acaben trasladando a Torre Salses. No obstante, el declive del pequeño comercio viene de lejos, como lo constatan los 150 locales vacíos que hay en el Eix y su entorno y el hecho de que las muchas tiendas tradicionales hace tiempo que dieron paso a cadenas y franquicias.

Una modernización obligada

La construcción del Canal d’Urgell a mediados del siglo XIX, entre 1853 y 1862, cuando entró en servicio, supuso un cambio radical del llano de Lleida al facilitar el riego a unas 70.000 hectáreas. Tras unos primeros años difíciles, en los que la inexperiencia en el riego y la falta de drenajes y desguaces hicieron que el agua quedara estancada en muchas fincas y provocara un brote de paludismo que ocasionó una gran mortandad, la producción agraria y la riqueza de los municipios de la zona se dispararon, convirtiéndose en una de las zonas más prósperas de Catalunya. Durante los más de 160 años transcurridos desde entonces se han llevado a cabo obras de mejora del canal, pero sin una modernización que es ineludible, porque los retos que plantea el cambio climático obligan a introducir medidas de eficiencia en el uso del agua. La gran sequía de hace dos años, que forzó el cierre del canal en abril, demostró que el riego a manta ha quedado desfasado. Por eso es una buena noticia que la comunidad de regantes y la Generalitat hayan llegado a un acuerdo para abordar esta obra, que se hará en 15 años, y sobre cómo hay que financiarla.

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