Trump, ¿premio Nobel de la Paz?
Pues aunque parezca mentira, el presidente de los Estados Unidos más polémico, impredecible y estrambótico quizá esté cerca de conseguir este galardón tan preciado y para el que él mismo, sin rubor alguno, se ha postulado insistentemente. Tras presentar (que no proponer, ya que él no propone sino que impone) un plan de paz para Gaza el lunes, ha conseguido que, con muchos matices, Palestina (o quizá mejor decir Hamás) e Israel lo acepten y se vislumbre algo de esperanza en esta contienda del todo irracional que se ha cobrado miles de víctimas de uno y otro bando y que culminará, si es que es posible, con pocos vencedores y muchos vencidos. El plan, de veinte puntos, dibuja un escenario posterior a la guerra en el que Estados Unidos, el más fiel aliado de Israel, se posiciona como un actor clave en la reconstrucción de la Franja. A los miembros de Hamás que decidan dejar la lucha armada y elegir una “coexistencia pacífica” se les ofrecerá la amnistía una vez liberen a los rehenes que están en su poder desde hace casi dos años. Entre otros puntos, la propuesta también establece que habrá un órgano supervisor del proceso, la “Junta de paz”, presidido por el propio Trump y del que también formaría parte Tony Blair, entre otros dirigentes. Tras varios días de tensa espera, Hamás respondió al plan a última hora del viernes, mostrándose dispuesta a liberar a los 20 rehenes que aún continúan con vida en la Franja y a entregar los cuerpos de 32 que murieron en cautiverio, a cambio de la liberación de presos palestinos. También aceptó renunciar a la administración de Gaza para que quede en manos de tecnócratas palestinos. No obstante, pidió discutir otros puntos, como el calendario de retirada de las fuerzas israelíes de la Franja. Por su parte, el estado hebreo, tras conocer el posicionamiento de Hamás, ordenó que se realicen los preparativos para implementar la primera fase del plan Trump para la liberación de los rehenes aunque, paralelamente, siguió con el asedio a Gaza y se cobró la vida de más de una decena de palestinos. Y el presidente estadounidense, por su parte, dijo que la respuesta de Hamás es una señal de que la milicia “está preparada para una paz duradera” e instó a Israel “a detener inmediatamente los bombardeos” para que dé inicio la liberación de los rehenes “de forma rápida y segura”. Ahora pues es momento de que la diplomacia y los diferentes agentes implicados en esta guerra se pongan manos a la obra sin dilación (ya está prevista una cumbre entre Israel, Hamás, Qatar y EEUU en Egipto) y no hagan oídos sordos a un clamor mundial, ya sea en forma de masivas manifestaciones, con protestas también en Lleida, o de flotillas, iniciativa que, pese a sus detractores y a terminar con sus integrantes detenidos, ha conseguido su objetivo que no era otro que poner en primer plano de la actualidad el conflicto y sus víctimas.