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Más vale prevenir que curar. Un refrán muy útil, al que en materia sanitaria cabría añadir que, si no es posible prevenir, lo mejor es un diagnóstico precoz de las enfermedades. Una es el cáncer, en la que el departamento de Salud lleva a cabo desde hace años cribados en los de mama y colon que permite detectar tumores cuando acaban de formarse, lo que permiten una muy alta tasa de curación. Hay otros con un alto índice de mortalidad en los que esta práctica también tiene resultados muy positivos, aunque de momento no formen parte de la cartera de servicios públicos. Esto es lo que puede concluirse del balance del estudio que está efectuando el servicio de Neumología de Lleida en el hospital Arnau desde 2023. En estos dos años, un total de 520 pacientes voluntarios han pasado por este cribado, que ha diagnosticado 19 cánceres, 16 de ellos en estadio I, por lo que son curables con cirugía o radioterapia. Es un 84% del total, porcentaje que contrasta con el dato de que el 77% de los que son localizados por vía convencional se encuentran ya en estadios más avanzados, lo que provoca que la mayoría de los afectados acaben muriendo al cabo de poco tiempo. Es complicado generalizar estos cribados, por el coste que representa, pero haría bien el departamento de Salud en ir avanzando en esta línea de actuación. Además del beneficio principal, que es las vidas que se salvan, en términos presupuestarios habría que analizar el ahorro que supone en gastos de tratamientos o cirugías detectar un tumor de forma precoz a hacerlo cuando ya está más desarrollado.

Diferencias salariales

Los datos de los salarios percibidos por los trabajadores de Lleida el pasado año que ha publicado la Agencia Tributaria reflejan que su importe medio anual es de 23.538 euros, lo que supone un aumento del 4,75% con respecto al año anterior. Sin embargo, hay importantes diferencias entre colectivos. Una, que se repite año tras año, es que las mujeres continúan cobrando menos que los hombres, ya que su retribución media es de 21.954 euros, frente a los 24.853 de ellos. Es la prueba fehaciente de que, a pesar de los avances registrados en las últimas décadas, sigue sin haber plena igualdad. Otra muy significativa es que la brecha entre los empleados jóvenes y los de más edad va al alza. Así, los de entre 18 y 25 años tuvieron unos ingresos de solo 10.442 euros anuales. Evidentemente, esto imposibilita su emancipación, lo que explica por qué tantos jóvenes siguen residiendo con sus padres. A la vez, también ayuda a comprender por qué los miembros de este colectivo son los que están más desencantados con la política y dan apoyo a propuestas populistas y ultras que prometen soluciones fáciles.

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