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Hay que respetar a los policías, a los maestros, a los médicos y a las enfermeras. Lo dice el jefe de los Mossos en Lleida, el comisario Josep Codina, en la primera entrevista que ha concedido a los medios de comunicación desde que accedió al cargo hace un año. Tiene más razón que un santo, lo que lleva a preguntarse por qué no existe demasiadas veces este respeto. Las razones son múltiples, pero tenemos algunas pistas. El peor incidente violento padecido por los Mossos este año en Lleida se registró en una zona de la ciudad que precisa de ayuda social, urbanística y educativa. Una turba agredió a agentes antidisturbios que acudieron para mediar en una pelea y varios policías resultaron heridos. Es un hecho puntual que sería más difícil que se produjera en un contexto con menos necesidades. Los Mossos poco pueden hacer ahí, pero es importante que hagan bien su trabajo, y en este caso lo han hecho con el arresto y posterior encarcelamiento del principal sospechoso. También lo han hecho en otros casos, por ejemplo con el incremento de controles para evitar el uso de armas blancas y con el esclarecimiento policial de la inmensa mayoría de agresiones en las que se han utilizado cuchillos o navajas. Una vez más hay que preguntarse por qué en incidentes que se registran en zonas de ocio es cada vez más frecuente que se utilicen este tipo de armas, algo que era más esporádico hace dos o tres décadas (los altercados solían consistir en intercambios de puñetazos), y también en este asunto hay que buscar las soluciones en la prevención no solo policial, sino también social y educativa. Está muy acertado el comisario al explicar en la entrevista que el tópico popular que dice que los delincuentes reincidentes entran por una puerta y salen por otra no preocupa a los Mossos d’Esquadra. Ni les preocupa ni debe preocuparles. Los policías saben cuáles son las reglas del juego, que consisten en que ellos detienen a los sospechosos y recaban el máximo de pruebas posibles y luego son los jueces los que deciden qué se hace en cada caso en función de lo que dicen las leyes. Así es y así debe ser. Para luchar contra la multirreincidencia hay que sumar recursos policiales (en Lleida se han incorporado 35 nuevos agentes este año y se trabaja en la apertura de la nueva comisaría de la capital del Pla d’Urgell y de una segunda en la del Segrià) y judiciales (los jueces tienen que tener medios para que los llamados juicios rápidos se celebren con la celeridad que cabe esperar de esta denominación, lo que es clave para que se acumulen las sentencias condenatorias y se pueda aplicar la agravante de reincidencia que puede comportar el ingreso en prisión). Lo que dice el comisario Codina en la entrevista merece un respeto, el mismo que merecen él mismo y todos los policías, maestros, médicos y enfermeras que trabajan en la demarcación.

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