La memoria histórica, más necesaria que nunca
La diputación de Lleida celebró ayer un pleno extraordinario para reconocer a 537 empleados represaliados por la dictadura franquista, ya fuera siendo despedidos directamente si habían empezado a trabajar después del 18 de julio de 1936 o bien con diferentes sanciones tras un proceso de depuración si llevaban más tiempo en la institución. Este procedimiento se aplicó en todas las administraciones, diferentes entidades e incluso en entes privados después de la Guerra Civil. Franco dirigió una represión sistemática a todos los niveles. Aparte de los cientos de miles de exiliados, fusilados y encarcelados, deportó o impuso multas (muchas astronómicas para la época) a personas o familias enteras, entre otros castigos. El objetivo, que por desgracia consiguió, era que cualquier posible alternativa política quedara aniquilada a largo plazo. Que quede claro: fue un régimen fruto de un golpe de estado que provocó una guerra y que, tras ganarla, persiguió a todos los que no eran afectos. Por eso es encomiable celebrar actos como este de la Diputación, que el ayuntamiento de Lleida también llevó a cabo en su día para reconocer a otros 284 funcionarios purgados, porque ayudan a promover la memoria histórica en un momento en que un sector importante de la ciudadanía se muestra comprensivo con la dictadura y apoya a partidos que la reivindican, como Vox.
Sánchez, contra las cuerdas
El PSOE ha sufrido otro duro golpe tras las detenciones el miércoles de la exmilitante Leire Díez, de Vicente Fernández, expresidente de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), y de Antxon Alonso, socio del exsecretario de Organización del partido, Santos Cerdán, en la empresa Servinabar, acusados de los presuntos delitos de prevaricación, malversación, tráfico de influencias y organización criminal. Todo ello en un momento en que los socialistas han sido víctimas de sus propios errores a la hora de abordar el caso de Francisco Salazar, después de que fuera denunciado por acoso sexual por al menos dos trabajadoras mientras era director del departamento de Coordinación Política en el gabinete de la Presidencia del Gobierno. Aunque Pedro Sánchez haya mostrado sobradamente su capacidad de resiliencia y de resurgir de sus cenizas durante su trayectoria, ahora tiene un problema añadido, que es que se ha quedado sin capacidad de maniobra en el Congreso tras la ruptura de relaciones con Junts y el progresivo alejamiento del bloque que le dio la investidura por parte de Podemos y el PNV. Si no es capaz de retomar de inmediato la iniciativa, esta coyuntura política, combinada con el frente de casos judiciales, amenaza con convertir lo que queda de legislatura en una agonía para el PSOE.