Violencia intolerable en el fútbol
El fútbol amateur vivió el sábado por la tarde un penoso incidente después de que un grupo de aficionados del Torrefarrera atacara a un jugador del Rosselló. Fue fuera del campo, una vez acabado el partido de fútbol de Cuarta Catalana, y el agredido sufrió una fractura en el pómulo por la que tuvo que ser atendido en el hospital Arnau de Vilanova. Llama la atención que se produzcan estos sucesos en categorías en las que los equipos juegan por amor al arte, lo que los aficionados de sus municipios deberían agradecer, ya que mantienen viva la competición territorial. Es de aplaudir que los dos clubes reaccionaran suscribiendo un comunicado conjunto condenando estos hechos y todo tipo de violencia tanto dentro como fuera de los terrenos de juego. En el mismo, el Torrefarrera también anunció que prohibirá el acceso al campo a los agresores una vez que estos sean identificados. Además, habrá que ver qué consecuencias puede acarrearles la investigación que han abierto los Mossos d’Esquadra a raíz de la denuncia presentada por el jugador. Este tipo de comportamientos no tienen cabida en el deporte, y todavía menos en el amateur y el de base. Federación y clubes deben perseverar en hacer pedagogía, siguiendo el ejemplo de iniciativas como la del “tercer temps” del FC Rialp, que obsequia a sus rivales con una bufanda y les invita a merendar al final del partido. Este debe ser el espíritu del fútbol territorial y del formativo.
Trump favorece a Rusia
Rusia ha reforzado en los últimos días sus ataques contra Ucrania con drones y misiles que han dejado sin electricidad a varias regiones de este país. Dentro de poco más de dos meses se cumplirán cuatro años del inicio de la invasión rusa. Lo que debía ser una acción rápida se ha convertido en una guerra interminable, a pesar del desequilibrio de fuerzas, por las limitaciones del ejército ruso y el espíritu de resistencia del que han hecho gala desde el primer día los ucranianos. Sin embargo, la prolongación de la contienda no hace más que beneficiar al más fuerte. Vladimir Putin cuenta además con la aquiescencia tácita de Donald Trump, porque el presidente de EEUU ha pasado de asegurar cuando tomó posesión del cargo que en pocas horas pondría fin a este conflicto a una actitud contemporizadora que beneficia a Rusia. Y la Unión Europea, que teóricamente debería ser la gran aliada de Ucrania, está maniatada como casi siempre por los contradictorios intereses de sus países miembros, la falta de una política exterior única y la inexistencia de una fuerza de defensa propia. Desgraciadamente, todo hace prever que el país agredido acabará siendo el principal perdedor.