SEGRE

LA CONTRACRÓNICA

El Lleida vuelve a la buena senda con tres goles en 14 minutos

Ton Ripoll supera un rival en una acció del partit d’ahir.

Ton Ripoll supera a un rival en una acción del partido de ayer. - JORDI ECHEVARRÍA

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Después de un angustioso arranque del 2024 encadenando tres derrotas y un empate –bueno, de hecho, la primera de las tres se produjo en la despedida del 2023–, el Lleida volvió ayer a la normalidad, si se entiende por ello, a recuperar la racha de victorias y también romper la sequía goleadora. Tres goles en catorce minutos, los que van del 32 al 46, permitieron a los de Viadero sumar tres puntos clave ante el Alzira y, además, se colocan colíderes, tras la victoria del Europa en el derbi barcelonés ante el Sant Andreu, que moralmente pesa lo suyo, aprovechando los tropiezos del Hércules, que este sí que está en crisis, y la derrota del Sant Andreu. Por cierto, en el partido debutó bajo los palos de los escapulados Pau Torres, ex del Esportiu entre otros equipos, llegado como cedido por el Atlètic Lleida. El caso es que, así las cosas, el Lleida tiene ahora a tres puntos a los alicantinos y al Badalona Futur y, a siete, a los del Narcís Sala que cierra la lista de equipos en play off de ascenso.En una tarde absolutamente primaveral, impensable tras ver las nieblas matinales, con buena entrada pero menor que en los últimos partidos, el Lleida mejoró sus prestaciones y, además, un Viadero más ofensivo de lo habitual, permitió ver como titulares de inicio a la dupla Chuli-Bakero que, además, anotó el 2-0. Puestos a ver, también vimos, ya en la segunda mitad, a Juan Camilo Becerra, que mostró maneras y, sobre todo, hambre de gol. Curioso el caso de los “nueve” en este mercado de invierno. Después de lamentar que Chuli estaba demasiado solo arriba, desde la dirección deportiva se ha aplicado aquello de “no queríais caldo, pues tomad tres tazas”, con la llegada del hijo de José Mari Bakero, el ariete colombiano y el italiano Leonardo Rossi, fruto de la cantera del Nápoles. Ahora sí que hay “overbooking” en la zona de definición. Y eso, sin contar a Joao Vigàrio.

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