Siempre pasa algo...
En catalán tenemos un dicho, de difícil traducción en castellano, que refleja perfectamente lo que está ocurriendo desde que comenzó esta extrañísima Liga, en el seno del Atlètic Lleida: “Quan no és un all, és una ceba”. Porque, y mira que llevamos años en esto, jamás habíamos asistido a semejante sucesión de adversidades desde el minuto cero de la competición: fichajes contrarreloj que no funcionan, partidos que se pierden una y otra vez por errores puntuales que no tienen solución, problemas de coexistencia en el Camp d’Esports, no conseguir todavía el apoyo total de la masa futbolística de la ciudad, malos resultados que le llevan a ser el colista de la categoría y un mes de diciembre que entre lesiones y jugadores que no cuentan para el técnico, han hecho una tarea homérica poder confeccionar una mínima lista de convocados.
Ayer en Ibiza, sí no se perdió, se salvó un punto en el tramo final, lo que sigue dejando la salvación a siete puntos, pero con detalles preocupantes. Lesión de un titular antes del minuto diez, que fuerza el debut del recién fichado Carlos Cobo. Sin entrenar, sale, comete un penalti y ha de ser sustituido porque aún no tiene ritmo de competición. Camara empata, pero se lesiona y tiene que entrar uno de los que van a irse este enero. Menos mal que llega el parón navideño para calmarse todos, tomar decisiones para intentar arreglar las cosas y, sobre todo, descansar y desconectar. Los que puedan hacerlo.