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Comunicar para construir

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Una de las problemáticas más habituales en las organizaciones es la mala gestión de la comunicación, especialmente la orientada al cliente interno. El considerado padre del management, Peter Drucker (1909-2005), ya sentenció en una de sus frases célebres: “El 60% de los problemas empresariales son consecuencia de una mala comunicación.” Independientemente de cuál sea el porcentaje, lo realmente preocupante es que la comunicación deficiente o inexistente parece ser un jeroglífico complicado de resolver, una dificultad enquistada. Afortunadamente existen organizaciones que entienden que la comunicación es un pilar fundamental y forma parte de los procesos estratégicos Hay que destacar que el plan de comunicación es un elemento valorado de las culturas organizativas que atraen y retienen el talento.

El principal propósito: “comunicar”, con lo que cada acción estará orientada a captar la atención, despertar el interés, provocar el deseo y llevar a la acción. Pero más allá de la estrategia está la esencia, es decir, aquello que quizás no se escribe en un documento, pero se percibe, se respira y se palpa en el ambiente; son aquellos comportamientos que nos darán pistas sobre el verdadero funcionamiento de la comunicación en una empresa e incluso sobre el estilo de liderazgo. Líderes y colíderes serán arte y parte, ya que implica tomar decisiones sobre el estilo comunicativo que formará parte de la cultura organizativa y, además, deben intervenir e involucrarse de forma activa.

El liderazgo va unido a conceptos como la inspiración, la motivación, y la influencia, todos ellos imposibles sin comunicar. Liderar es ser referente, predicar con el ejemplo.Algunos de los principales errores en comunicación organizativa podrían resumirse en: exceso, defecto, omisión y distorsión. La comunicación con un exceso de información produce “infoxicación”, hace que se pierda lo realmente importante.

Por tanto, claridad y concisión. La comunicación por defecto, el dar “por supuesto”, genera brechas, malentendidos, desconocimiento de los procesos y procedimientos de trabajo, errores.. y provoca malestar.

La omisión de información es algo que no se perdona. Las consecuencias son negativas, genera falta de credibilidad y desconfianza. Por otra parte, cuando la comunicación no es clara y deriva en distorsión de la información, el resultado son los rumores, con ellos llega el ambiente enrarecido y los conflictos.

Transmitir los mensajes sin tener en cuenta el grupo de interés a quien va dirigido es otro de los errores más comunes, cuidar el lenguaje y adecuarlo al público, haciendo que este sea comprensible y atractivo, será la clave. A efectos prácticos, no podemos hablar de comunicación fluida si no existen espacios para interaccionar. Si conduces un equipo el entorno deberá ser diseñado cuidadosamente para que una comunicación basada en la confianza pueda producirse.

Planificar la comunicación, promover el respeto, la asertividad, la empatía y las aportaciones con espíritu constructivo en el equipo. No podemos pedir que se propongan ideas si después ninguna de ellas es escuchada, probada o implantada… no podemos pedir a nuestros colaboradores una comunicación honesta, si no se genera un espacio donde la equivocación también sea una posibilidad. Compartir la información de forma clara y honesta sobre la organización y sobre lo que sucede en los equipos es la base para construir relaciones saludables y para que después se dé en el grupo la colaboración, la cooperación, la cohesión, la orientación al logro y la consecución de objetivos.

Para edificar son indispensables los cimientos como elementos estructurales de apoyo y reparto de cargas, la comunicación forma parte de los cimientos de una organización y es la base para construir equipos sólidos.

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