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EXPERIMENTO. “¿No hay un botón para poner el carrete en la cámara de fotos?”

Jóvenes ‘millennials’ ponen a prueba sus conocimientos tecnológicos con un viaje a los 90 || Un experimento con casetes, ‘discman’ y un teléfono de disco

Alumnos del Guindàvols que participaron en la actividad.

Alumnos del Guindàvols que participaron en la actividad.ÒSCAR MIRÓN

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Desde hace unas semanas corre por las redes un vídeo viral con más de 21 millones de reproducciones en el que un adolescente intenta (sin éxito) utilizar un teléfono de disco. Y es que, aunque cuesta creer, los aparatos cotidianos de los ochenta y noventa se han convertido en objetos de museo. Precisamente para poner a prueba a los jóvenes millennials, este diario acercó la escasa tecnología de poco más de veinte años a los alumnos de segundo de bachillerato –nacidos en el 2000– del Institut Guindàvols de Lleida para conocer, con la colaboración de la profesora Teresa Quintillà, hasta que punto conocen las máquinas que ahora llaman vintage. A primera vista lo que más les llama la atención es el walkman, que al ser de un tamaño relativamente pequeño fue una revolución para los amantes de la música de la década de los ochenta. La mayoría han visto alguno en casa y saben que sirve para reproducir casetes, aunque el problema llega a la hora de ponerlo en funcionamiento. Tras varios minutos de pruebas y cintas atascadas, no parecen muy convencidos con el resultado. “¡Suena muy raro!”, dice Camila, que lo compara con la calidad de sonido de las nuevas tecnologías. “Con los móviles de ahora puedes escuchar música, hacer fotos, chatear y hacer mil cosas más”, explica la joven, que asegura que si pudiera viajar a esa época no renunciaría a las comodidades actuales, pues “solo iría un par de días y volvería”. A pesar de las complicaciones técnicas, todos coinciden en que son máquinas bastante intuitivas, sobre todo el discman, al que ya están familiarizados porque “no ha cambiado mucho con el paso de los años. Solo hay que poner el disco y darle al play”. El mayor reto llega con la cámara analógica: pocas veces han colocado un carrete de fotos y no están acostumbrados a ver captar las imágenes sin una pantalla. “¿Imprime las fotos al momento?”, pregunta Jordi, mientras dos de sus compañeros intentan abrir una cámara que “debería tener un botón para poner el carrete”. No es de extrañar el desconcierto de una generación que ha crecido con los móviles de última generación y no ha tenido que pensar dos veces qué foto hacer para no desperdiciar el carrete, pues afirman que “ahora la gente hace mil fotos de cualquier tontería y después decide si la borra o no”. En este sentido, admiten que los móviles se han convertido en una adicción, aunque “nosotros no tuvimos teléfono hasta los doce o trece años y ahora los niños usan estas tecnologías desde los seis”.

En casa de Larisa aún conservan algunos reproductores antiguos y es de las que más domina la tecnología de antaño, que desde la perspectiva de estos chicos y chicas de diecisiete y dieciocho años parece casi prehistórica. “Los disquetes se utilizaban antes de los pendrive para pasar documentos de un ordenador a otro pero creo que solo cabían como dos páginas de un trabajo”. Concretamente, estos discos tenían capacidad para algo más que dos textos, aunque distaban muchos de las memorias portátiles de hoy en día, que pueden llegar a almacenar más de 200 películas. Para sorpresa de los mayores todos aprueban con nota la prueba de fuego del teléfono de disco. Fue un aparato tan cotidiano hace apenas unos años que muchos lo conservan en casa como un elemento de decoración que provoca cierta nostalgia. Todos han utilizado uno antes, excepto Freddy, que al intentar marcar los números bien podría protagonizar uno de esos vídeos que circulan por internet. “Esto solo sale en las pelis. ¿Como hago para mantener pulsados los números?”, pregunta el joven mientras sus compañeros acuden al rescate para explicarle entre risas que “hay que darle toda la vuelta a la rueda para marcar el número”.

A sus 18 años conocen los disquetes, pero nunca han usado el ‘walkman’ o la cámara con carrete

La revolución tecnológica ha cambiado por completo las costumbres de tres generaciones y un invento tan moderno como internet ahora es “imprescindible” en el día a día.

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