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SALUD SOLIDARIDAD

Cooperante leridano en Uganda

Genar Esteve, un farmacéutico y técnico ortopédico de Agramunt, trabaja estos días en un hospital del país africano || “Es impresionante ver lo que hacen con los pocos recursos que tienen”

Genar Esteve, con algunos de los niños que ha atendido en el hospital de Uganda este último mes.

Genar Esteve, con algunos de los niños que ha atendido en el hospital de Uganda este último mes.G.E.

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El hospital de la ciudad Fort Capital de Uganda fabrica una media de 250 prótesis cada año. Muchas de ellas son para niños que han sufrido amputaciones o padecen otros problemas que les impiden caminar correctamente.

Lo explica Genar Esteve, un joven cooperante de Agramunt que a mediados de julio viajó hasta este país africano de la mano de la ONG Voluntarios Cooperantes (VolCop) para trabajar durante un mes en el centro hospitalario. Esteve tiene 24 años y es farmacéutico y técnico ortopédico. Esta es su segunda experiencia como cooperante. La primera fue hace dos años en Hospital Belén de Trujillo, en Perú.

El joven relata que “entré a formar parte del programa médico de la ONG Volcop, que tenía un convenio que el hospital de Fort Portal”.

Estas semanas divide su jornada laboral en dos partes. Por la mañana se dedica a supervisar el departamento de Farmacia, “en el que solo disponen de los medicamentos más básicos y apenas los reponen cada dos meses”, explica. La segunda parte de la jornada la destina al servicio de Ortopedia.

“Funciona desde hace unos 20 años, inicialmente lo financió Creu Roja y es impresionante la labor que hacen con las pocas herramientas que tienen”. Pone de ejemplo un andador que hicieron la semana pasada con una silla de aluminio.

El técnico ortopédico elogia “cómo reutilizan todos los materiales para hacer prótesis, a las que pueden dar una segunda, una tercera y hasta cuarta vida”. Se trata de un proceso integral, “desde que viene el paciente viene con la receta, hacemos el molde de yeso, preparamos la prótesis y hacemos la propia rehabilitación. "Es muy gratificante”.

Esteve regresará a Agramunt a finales de esta semana con una mochila llena de experiencias. “No solo a nivel profesional, que ha sido brutal. A nivel personal todavía lo ha sido más”.

“Llegan niños que no pueden caminar y acabas corriendo con ellos” Genar Esteve cuenta que, “por desgracia, aquí hay muchas personas amputadas y las razones son múltiples. Desde problemas congénitos hasta heridas e infecciones mal curadas”. Añade que “por tradición y por fe, antes de ir al médico acuden a chamanes, que pueden hacer auténticas barbaridades”. También atienden a muchos niños que apenas caminan por la mala administración de inyecciones para suministrarles vacunas. “Les pincharon en zonas que les paralizaron un nervio con consecuencias nefastas”. También le impresionó conocer que hay familias que, “por vergüenza”, oculten a sus hijos en casa porque padecen una malformación. “Por este motivo el servicio de ortopedia es básico para esta zona”, asegura Esteve.

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