ESNOTICIA
Tatxo Benet: «Hay que valorar la valentía desinteresada de los sanitarios»
‘La travessia més difícil’ (Viena Edicions) plasma la dura experiencia como enfermo crítico de Covid-19 del periodista leridano para “poner nombre y rostro a las estadísticas” y agradecer la atención médica
¿Tuvo la necesidad de poner por escrito su experiencia?
No tenía ninguna intención de escribir este libro ni ningún otro. Es por eso que en la solapa pongo que este es mi primer, único y, muy posiblemente, último libro. Todo empezó por una entrevista que me hizo Antoni Bassas y que tuvo una cierta circulación por las redes sociales. A partir de ahí surgieron otras entrevistas y me llamó la editorial Viena para proponerme convertir en un libro esa experiencia. De entrada, dije que no. Tenía muchas dudas.
Ha elegido una portada optimista. En pijama y zapatillas, pero sonríe bajo la mascarilla.
Y no es un montaje. Es la foto de mi regreso a casa al salir del Clínic, aún llevo en el brazo la pulsera de identificación y la bolsa de plástico que te dan para guardar tus pertenencias cuando ingresas. Una ambulancia me dejó en la puerta tras recibir el alta, pero aún era positivo y nadie se podía acercar a mí. Así que mi familia daba saltos de alegría en la calle, pero nadie me podía abrazar. Ni siquiera podían ayudarme a llevar la bolsa. Abrí la puerta, vi que había globos de bienvenida y mi reacción fue girarme para agradecer el recibimiento. La hija de mi mujer me hizo esta foto, totalmente espontánea. Sonrío y estoy contento, pero tuve que ir al desván para confinarme y me costó mucho subir las escaleras. Cada tres o cuatro peldaños tenía que parar y sentarme. Perdí casi diez kilos.
Poca broma.
Me infecté a mediados de marzo, cuando empezó todo. Ya había muerto gente en Catalunya por coronavirus, pero la información que recibíamos entonces es que, en un 90% de los casos, la enfermedad se pasaba como una gripe y que solo había complicaciones en el 10% restante porque se trataba de gente mayor, de más de 75 años, o con patologías previas. Así que cuando expliqué en Twitter que había estado a punto de morir mucha gente se quedó impresionada. Aquello iba en serio. Soy un deportista, un nadador de aguas abiertas, de ahí el título del libro. Creo que mi caso hizo que mucha gente se planteara que esto nos puede pasar a todos.
Y como personaje público decide compartirlo en Twitter y alertar de que hay que tomarse en serio las medidas para prevenir contagios.
En esta enfermedad, sobre todo al principio, nunca pusimos rostro a los enfermos, y menos aún a los muertos. Todo eran estadísticas. Hablábamos de las víctimas como si no fueran personas reales. Era importante poner cara y nombre a los enfermos. Poco a poco ha cambiado la situación porque todo el mundo tiene algún conocido que se ha infectado, o que incluso ha estado en la UCI.
Estuvo ingresado en pleno colapso de los hospitales. ¿Se notaba?
Ahora, por suerte, la situación es muy distinta porque la enfermedad no es tan grave como en marzo. He intentado describir esta realidad. A veces, cuando escribía, me salía tan superlativo que pensaba que no me creería nadie. Los sanitarios tuvieron que enfrentarse a un virus absolutamente desconocido y superinfeccioso que mataba a la gente. Y ellos tenían que entrar en la habitación de estos enfermos sin saber si estaban adecuadamente protegidos. ¡Qué fuerte hay que ser para pasar por eso! Como sociedad tenemos que valorar la valentía desinteresada de médicos, enfermeras y, como ellas decían, de las invisibles, el personal de limpieza.
Contagio (2011) era ciencia ficción... y se convirtió en realidad.
Es exactamente así. Y aún estamos a mitad de la película. Por suerte, cada vez se afinan más los tratamientos y se consigue que no muera tanta gente y que no lleguen tantos enfermos a la UCI. Cuando ya estaba con el libro entrevisté al médico que me trató y le pregunté si, de verdad, llegó a pensar que me moriría. Y me dijo que sí, que caí en picado. Ya en el mes de mayo habían aprendido a anticiparse, porque hasta entonces no conocían la mecánica de la enfermedad. Primero se centraron en los pulmones, en la neumonía, pero se trataba del sistema inmunológico, la tormenta de citoquinas era lo que te acababa matando, tu propio cuerpo, tus defensas.
¿La Covid-19 ha puesto en valor la sanidad pública?
Damos por supuesto que nuestro sistema público de salud nos atenderá siempre que tengamos un problema y no somos conscientes del privilegio que supone que puedas llegar a urgencias de uno de los mejores hospitales del mundo, el Clínic, y baste con dar el DNI si no llevas la tarjeta sanitaria, como era mi caso. Yo he enfermado en Estados Unidos y lo primero que me han preguntado es el número de la tarjeta de crédito.
En pleno confinamiento se gestó Ona Llibres. ¿Optimismo militante?
La librería ha sido muy bien acogida. Es una apuesta arriesgada, pero tenía muchas ganas de hacerla, la verdad. Queríamos abrir una semana antes de Sant Jordi, a mediados de abril, y obviamente, no pudimos, pero abrimos en junio, justo después del confinamiento, y fue muy bien, dimos un poco de optimismo.
Los derechos de autor de La travessia més difícil se destinarán a la campaña Jo em corono y al Hospital Clínic de Barcelona. Así que toca venderlo. ¿Lo presentará en Lleida?
Si no surge ninguna complicación, el libro me lo presentará Juan Cal en el salón de plenos de la Paeria el día 16 de diciembre a las 19.00 horas. Intentaré que funcione bien, desde luego.Esta es la idea, que la gente lo compre y podamos ayudar a la investigación. Es un libro que, literalmente, tiene un valor añadido. En este país está mal visto hablar de enfermedades, pero creo que mi experiencia puede servir a otras personas. Esto no es una gripe, como nos dijeron al principio. No hay que tomárselo a broma porque no afecta solo a ancianos y a personas con patologías previas.