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SALUD JORNADAS

Cáncer con mirada de mujer

Cinco testimonios explican su experiencia como pacientes y familiares || Constatan la necesidad de acercar los tratamientos a zonas menos pobladas y aumentar la atención psicoemocional

Las mujeres que ofrecieron ayer su testimonio en la primera Jornada Dona i Càncer en la Diputación.

Las mujeres que ofrecieron ayer su testimonio en la primera Jornada Dona i Càncer en la Diputación.ASSOCIACIÓ CONTRA EL CÀNCER EN LLEIDA

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La sala de actos de la Diputación de Lleida acogió ayer la celebración de la primera Jornada Dona i Càncer organizada por la Associació contra el Càncer en Lleida en la que fueron protagonistas cinco mujeres que explicaron su experiencia ante la enfermedad como pacientes y familiares. Los testimonios constataron la necesidad de acercar los tratamientos a las zonas menos pobladas, como el Pirineo, para evitar desplazamientos, así como aumentar la atención psicoemocional también en el entorno del paciente, además de seguir batallando porque la palabra cáncer deje de ser un tabú. Al respecto, Montse Duch, enfermera de Arbeca y paciente de cáncer de colon, explicó los “duros efectos” que tuvo el tratamiento y que ahora, que se ha tomado un descanso en la quimio, “es como si estuviera de vacaciones”.

Duch explicó ocho años y medio de lucha contra la enfermedad sin perder el positivismo y el miedo que sintió durante la pandemia, al tener una recaída, por temor a contagiarse. Por su parte, Mercè Barranco, de Lleida, relató que se ha sentido como una “paciente de segunda” al tener un cáncer, de tiroides, poco conocido y menos agresivo que otros. Asimismo, contó las secuelas que aún arrastra, como la pérdida del empleo.

“No podía seguir haciendo mi trabajo y por tuve que reinventarme y en aún sigo en este proceso”, explicó. Enfrentarse al cáncer de mama dos veces. Esta es la experiencia de Glòria Martínez, enfermera de Vielha.

“El primero fue hace 15 años y fue muy duro tener que desplazarme desde Vielha a Lleida para recibir el tratamiento. La segunda vez, que lo viví con más rabia que la primera, ya pude ser tratada en mi hospital, con mis compañeras, y era otro mundo”, explicó. Otra enfermera, Esther Piñol, de Alcarràs, relató el impacto que supuso recibir un diagnóstico en plena pandemia y, además, acabar hospitalizada en la UCI a causa de la Covid.

“Cuando me dijeron que era un linfoma de Hodgkin ya no tenía miedo, porque sabía que de eso saldría, pero cuando me ingresaron por coronavirus, ya no lo tenía tan claro, porque lo viví de cerca como enfermera del Arnau”, señaló. Para dar su visión como familiar de paciente, Mari Carmen de Arcos relató la lucha de su marido contra la leucemia y la importancia de contar con el apoyo de la asociación para sufragar los gastos que le comportó vivir en Barcelona, donde fue tratado. Todas coincidieron en que han aprendido a valorar la vida, el día a día, y la importancia de la prevención.

Dos de cada 10 mujeres no pueden regresar a su trabajo tras enfermar.

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