La listeriosis es la infección que puede producirse cuando una persona ingiere alimentos que han sido contaminados por la bacteria Listeria monocytogenes, presente en animales salvajes y domésticos, también en el agua y en el suelo. La leche o los productos derivados pueden llevar también estas bacterias.
Las personas que contraen este tipo de enfermedad suelen tener unos
síntomas similares a los de la gripe, como
fiebre, fatiga, tos o dolores musculares. En casos más extremos, los enfermos también pueden tener
convulsiones, rigidez en el cogote o pérdida del equilibrio. Otro de los síntomas más graves que puede causar esta infección es una
enfermedad intestinal. Aunque no es usual, el virus
puede llegar a las arterias e incluso al cerebro, provocando infecciones graves que causan meningitis o encefalitis.
Consejos para prevenir la listeriosis:
- Lavarse las manos con agua y jabón durante 20 segundos, como mínimo.
- Lavar con cuidado utensilios de cocina y superficies en contacto con alimentos crudos (por ejemplo: mesas, tablas de picar, hojas, etc.).
- Lavar los vegetales crudos antes de consumirlos.
- Mantener la higiene de la nevera.
- Evitar la contaminación cruzada entre alimentos crudos y cocidos o preparados para consumir, mantenerlos separados durante la compra, preparación y conservación en la nevera o congelador.
- Cocinar completamente los alimentos aunque no se consuman al momento, en especial los embutidos como las salchichas, chorizos, butifarras, etc.
- Refrigerar los alimentos preparados que no se consuman inmediatamente.
- En caso de recalentar alimentos ya cocidos, hacerlo a temperaturas de cocción.
