¿Por qué la luna se teñirá de rojo durante el eclipse lunar del viernes?
Este fenómeno astronómico, que no se producía desde 2022, podrá observarse entre el 13 y 14 de marzo cuando nuestro satélite atraviese la umbra terrestre

Imagen de archivo de un eclipse.
Un impresionante espectáculo astronómico se aproxima esta semana. Tras más de dos años de espera, podremos presenciar un eclipse lunar total durante la transición de la noche del 13 de marzo a la mañana del 14, dependiendo de la zona horaria en la que nos encontremos. Este fenómeno, que no se producía desde 2022, se caracteriza porque la Luna atravesará completamente la sombra de la Tierra, adoptando su característico tono rojizo que ha fascinado a observadores del cielo durante milenios.
Durante este eclipse, nuestro satélite natural experimentará una transformación cromática espectacular al adquirir tonalidades que van desde el naranja hasta el rojo intenso, lo que ha llevado a popularizar el término 'luna de sangre' para referirse a este tipo de eventos. Este cambio de color no es casualidad ni fenómeno místico, sino el resultado de complejos procesos físicos relacionados con la refracción de la luz solar a través de la atmósfera terrestre, que filtran determinadas longitudes de onda y permiten que solo ciertos colores alcancen la superficie lunar.
¿Por qué la Luna se tiñe de rojo durante un eclipse total?
Para entender por qué contemplamos una Luna rojiza durante un eclipse total, primero debemos distinguir entre los diferentes tipos de eclipses lunares que existen. Los eclipses penumbrales ocurren cuando la Luna llena ingresa en la sombra exterior más difusa de la Tierra (penumbra), produciendo solo una ligera disminución del brillo lunar, casi imperceptible para observadores casuales.
Por su parte, los eclipses parciales se producen cuando solo una porción de la Luna atraviesa la umbra (sombra central) terrestre, mientras que el resto permanece en la penumbra. En estos casos, podemos apreciar cómo una parte de nuestro satélite se oscurece considerablemente, mientras que el resto mantiene su luminosidad habitual.
Sin embargo, el protagonista de esta semana será un eclipse lunar total, fenómeno que se produce cuando la Luna atraviesa completamente la umbra de la Tierra. Al contrario de lo que podríamos pensar inicialmente, durante estos eventos la Luna no desaparece completamente de nuestra vista ni se vuelve negra, sino que adquiere ese característico color rojizo-anaranjado que tanto nos maravilla.
El papel crucial de la atmósfera terrestre
El motivo por el que la Luna no se vuelve completamente negra durante un eclipse total es fascinante. A pesar de que la Tierra bloquea la luz solar directa, nuestra atmósfera actúa como un gigantesco prisma que dobla, filtra y refracta esa luz. En este proceso, las longitudes de onda más cortas (azules y violetas) se dispersan más fácilmente mediante un fenómeno conocido como dispersión de Rayleigh, mientras que las longitudes más largas (rojas y naranjas) logran atravesar nuestra atmósfera y alcanzar la superficie lunar.
Este mismo efecto es el responsable de que veamos los amaneceres y atardeceres en tonos rojizos y anaranjados. Cuando el Sol está bajo en el horizonte, su luz debe atravesar una mayor cantidad de atmósfera, lo que provoca que las tonalidades azules se dispersen y solo lleguen a nuestros ojos los tonos más cálidos del espectro visible.
Factores que influyen en la intensidad del color
La tonalidad exacta que adoptará la Luna durante el eclipse total varía dependiendo de las condiciones atmosféricas terrestres en ese momento. La presencia de polvo, contaminación o ceniza volcánica en la estratosfera puede modificar significativamente el color percibido. Por ejemplo, tras grandes erupciones volcánicas, la Luna puede adquirir un tono rojo mucho más intenso debido a las partículas adicionales suspendidas en la atmósfera que filtran aún más la luz.
Como dato curioso, si la Tierra careciera de atmósfera, la Luna simplemente desaparecería de nuestra vista durante un eclipse total, ya que no habría ningún mecanismo que permitiera a la luz solar llegar hasta ella. Por tanto, esa tonalidad rojiza que podremos admirar entre el 13 y 14 de marzo es, en realidad, un testimonio visual de la existencia de nuestra atmósfera.
¿Dónde y cuándo observar el eclipse lunar total?
En España, el eclipse será parcialmente visible durante las primeras horas de la madrugada del 14 de marzo. Las mejores zonas para su observación completa serán América del Norte, América Central y partes de América del Sur, así como algunas regiones del Pacífico. Para los observadores españoles, el fenómeno comenzará cuando la Luna ya esté próxima al horizonte occidental, por lo que se recomienda buscar ubicaciones con buena visibilidad hacia el oeste.
Los horarios exactos varían según la ubicación geográfica, pero en la península ibérica la fase parcial comenzará aproximadamente a las 04:53 horas, mientras que la fase total no será visible completa debido a que la Luna se ocultará por el horizonte antes de que finalice el evento.
Recomendaciones para fotografiar el eclipse lunar
A diferencia de los eclipses solares, los lunares pueden observarse a simple vista sin necesidad de protección ocular especial. Para quienes deseen fotografiar el fenómeno, los expertos recomiendan utilizar un trípode para evitar trepidaciones, objetivos con focal larga (al menos 200mm) para captar detalles de la superficie lunar, y experimentar con diferentes velocidades de obturación y sensibilidades ISO para adaptarse a los cambios de luminosidad durante las distintas fases del eclipse.
Este eclipse lunar total nos ofrece una oportunidad única para conectar con uno de los espectáculos más fascinantes que nos brinda nuestro sistema solar, permitiéndonos contemplar cómo las leyes de la física transforman temporalmente el aspecto de nuestro satélite natural en un globo rojizo suspendido en el firmamento nocturno.