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La Unión Europea lo confirma: estos son los próximos envases que desaparecerán

La nueva normativa europea prohibirá estos envases en hoteles, restaurantes y cafeterías como parte de su estrategia contra el plástico desechable

Tomar un café será diferente con la nueva norma de la UE sobre los envases monodosis..

Tomar un café será diferente con la nueva norma de la UE sobre los envases monodosis..Unsplash

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La Unión Europea ha confirmado una medida que transformará por completo nuestra forma de consumir productos básicos como leche, azúcar o salsas en bares y restaurantes. A partir de mediados de 2025, los establecimientos hosteleros de España y del resto de países miembros deberán prescindir definitivamente de los envases individuales desechables para estos productos, según establece el Reglamento de Envases y Residuos de Envases (PPWR). Esta normativa, que persigue reducir drásticamente el uso de plásticos de un solo uso, también supondrá el fin de los pequeños botes de champú y gel de ducha en las habitaciones de hotel.

La prohibición afectará directamente a las monodosis de leche y azúcar que habitualmente acompañan al café, así como a las porciones individuales de mermelada, mantequilla y diversas salsas servidas en establecimientos de restauración. Esta iniciativa forma parte de la ambiciosa estrategia europea para avanzar hacia una economía más sostenible y circular.

Con la fecha de aplicación cada vez más cerca, los negocios de hostelería españoles ya comienzan a prepararse para una transformación que modificará la experiencia del cliente y obligará a repensar completamente la presentación de ciertos productos. A pesar de las protestas del sector, las autoridades europeas mantienen su firme compromiso con la sostenibilidad, y la desaparición de estos pequeños envases parece ya inevitable en el panorama hostelero español.

Objetivos y principales medidas del Reglamento PPWR

El Reglamento de Envases y Residuos de Envases establece un plan ambicioso para transformar la gestión de envases en todos los países miembros. Entre sus principales objetivos destaca la reducción progresiva de residuos, con metas específicas respecto a los niveles de 2018: un 5% para 2030, que se incrementará al 10% para 2035 y llegará al 15% para 2040.

La normativa introduce criterios estrictos para optimizar el diseño de envases, fijando una ratio máxima de espacio vacío del 50% para envases colectivos, de transporte y de comercio electrónico. Además, a partir de 2030, quedarán expresamente prohibidos ciertos envases de plástico de un solo uso considerados especialmente problemáticos, como los destinados a frutas y verduras frescas de menos de 1,5 kg, alimentos consumidos en restaurantes y cafeterías, bolsas de menos de 15 micras y las mencionadas porciones individuales.

El reglamento también aborda la problemática de las sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas (PFAS), prohibiendo su utilización por encima de determinados umbrales en envases en contacto con alimentos, debido a su persistencia en el medio ambiente y sus posibles efectos negativos para la salud humana.

La apuesta europea por la reutilización y el reciclaje

La nueva normativa establece objetivos ambiciosos para fomentar la reutilización de envases, especialmente en el sector de las bebidas, donde se espera alcanzar un 10% de envases reutilizables para 2030 y un 40% para 2040. Igualmente, se apuesta por la reutilización de embalajes de transporte como palés y cajas, con un mínimo del 70% de envases terciarios reutilizables para 2040.

Los distribuidores deberán adaptarse a nuevas obligaciones, como ofrecer un 10% de sus productos en formato reutilizable para 2030 y aceptar envases propios aportados por los consumidores. Paralelamente, se introducirá en 2026 un acto delegado que establecerá el número mínimo de reutilizaciones para cada tipo de envase.

En cuanto a la reciclabilidad, el PPWR establece un sistema de clasificación basado en la eficiencia del proceso de reciclado: Grado A (95% de eficiencia), Grado B (80%) y Grado C (70%). A partir de 2030, todos los envases deberán alcanzar como mínimo el Grado B para poder comercializarse en el mercado europeo.

Impacto en hoteles y restaurantes españoles

El sector hostelero español afronta un desafío importante para adaptarse a estas nuevas exigencias. Los establecimientos deberán renovar sus sistemas de suministro de productos como leche, azúcar, salsas y condimentos, optando por dispensadores reutilizables o sistemas a granel que sustituyan las tradicionales monodosis.

En el caso de los hoteles, la prohibición de los pequeños botes de champú y gel obligará a implementar dispensadores fijos en las habitaciones o a buscar alternativas sostenibles que cumplan con la normativa. Estos cambios no solo implican una inversión inicial en infraestructura, sino también una modificación en los protocolos de higiene y servicio.

Algunas cadenas hoteleras españolas ya han comenzado a anticiparse a estos cambios, reduciendo significativamente el uso de plásticos de un solo uso. Sin embargo, para pequeños negocios hosteleros, la adaptación podría suponer un esfuerzo económico considerable en un contexto de recuperación tras la pandemia.

¿Qué industrias se verán más afectadas por el PPWR?

El Reglamento de Envases y Residuos de Envases tendrá un impacto transversal en toda la cadena de valor relacionada con el envasado. Entre los sectores más afectados se encuentran los fabricantes de materias primas (monómeros, polímeros), fabricantes de envases y transformadores de plástico, productores de bienes de consumo, distribuidores con marcas propias, empresas de logística, comercio electrónico y gestores de residuos y recicladores.

No obstante, el PPWR contempla algunas exenciones importantes. Quedan liberados de los requisitos de reciclabilidad los envases de dispositivos médicos y fórmulas y alimentos infantiles. También se eximen de los objetivos de contenido reciclado los envases de alimentos para fines médicos especiales y mercancías peligrosas. Las microempresas no estarán sujetas a los objetivos de reutilización y recarga, facilitando así su adaptación gradual.

Alternativas disponibles para los consumidores

Los consumidores españoles notarán cambios evidentes en su experiencia diaria en establecimientos hosteleros. En cafeterías, es probable que el azúcar y la leche se sirvan mediante dispensadores o jarras, mientras que en restaurantes, productos como kétchup, mayonesa o mostaza podrían ofrecerse en recipientes reutilizables o en formatos de mayor tamaño para servicio comunitario.

La normativa también fomenta que los clientes puedan llevar sus propios envases para determinados productos, algo que ya está ganando popularidad en establecimientos de comida para llevar. Esta transformación no solo afectará a la experiencia del consumidor, sino que también busca generar un cambio cultural hacia hábitos de consumo más sostenibles.

¿Cómo afectará al precio de los servicios hosteleros?

Uno de los interrogantes que surge ante estos cambios normativos es su posible impacto en los precios finales para el consumidor. Aunque inicialmente podría existir un incremento derivado de la inversión en nuevos sistemas de dispensación y formatos reutilizables, a medio plazo se espera que la eliminación de envases individuales pueda suponer un ahorro en costes de aprovisionamiento para los establecimientos.

Algunas asociaciones hosteleras ya han manifestado su preocupación por el coste inicial de adaptación, especialmente para pequeños negocios con margen reducido. No obstante, estudios recientes sugieren que los consumidores cada vez valoran más positivamente las prácticas sostenibles y estarían dispuestos a asumir un ligero incremento en los precios si perciben un compromiso real con la reducción de residuos.

El etiquetado como elemento clave de información

Un aspecto fundamental del PPWR es la mejora de la información proporcionada mediante un etiquetado armonizado. Los envases deberán mostrar claramente datos sobre su composición material, contenido reciclado, instrucciones para la gestión del residuo, compostabilidad y, cuando corresponda, información sobre el Sistema de Depósito, Devolución y Retorno (SDDR).

Esta transparencia informativa pretende empoderar a los consumidores, permitiéndoles tomar decisiones más conscientes y facilitando la correcta separación de residuos. El etiquetado armonizado también contribuirá a evitar confusiones y a garantizar una gestión más eficiente del ciclo de vida de los envases en toda la Unión Europea.

¿Por qué se implementan estas medidas ahora?

La intensificación de las políticas europeas contra el uso de plásticos de un solo uso responde a una creciente evidencia científica sobre su impacto ambiental y a la presión ciudadana para abordar la crisis de contaminación plástica. Según datos oficiales de la Comisión Europea, cada año se generan en la UE cerca de 80 millones de toneladas de residuos de envases, y esta cifra continúa en aumento.

La estrategia europea se alinea con los compromisos internacionales sobre cambio climático y protección de los océanos, donde los microplásticos procedentes de envases desechables representan una amenaza creciente para los ecosistemas marinos. Además, la dependencia del petróleo para la fabricación de plásticos contradice los objetivos de descarbonización de la economía europea.

El Reglamento de Envases y Residuos de Envases (PPWR)

El PPWR constituye una de las piezas clave del Pacto Verde Europeo y la Estrategia de Economía Circular de la UE. Aprobado tras un largo proceso de negociación entre las instituciones europeas, este reglamento sustituye y amplía significativamente la anterior Directiva de Envases y Residuos de Envases, estableciendo por primera vez objetivos vinculantes de reducción del consumo de envases.

A diferencia de las directivas, que requieren transposición a las legislaciones nacionales, el formato de reglamento garantiza una aplicación directa y homogénea en todos los Estados miembros, evitando diferencias interpretativas o de implementación entre países. Esto proporciona mayor seguridad jurídica tanto a empresas como a consumidores y facilita el funcionamiento del mercado único europeo.

El reglamento se ha diseñado bajo el principio de "quien contamina paga" y con un enfoque integral que abarca todo el ciclo de vida de los envases, desde su diseño hasta su gestión como residuo, pasando por su producción, distribución y utilización. Esta visión holística pretende abordar el problema de los residuos de envases desde múltiples ángulos complementarios.

¿Qué opinan los expertos sobre estas medidas?

Los especialistas en sostenibilidad y economía circular valoran positivamente la ambición del PPWR, aunque señalan algunos desafíos. El profesor Carlos Martínez, experto en gestión ambiental de la Universidad Complutense de Madrid, considera que "estas medidas representan un paso necesario hacia la reducción efectiva de residuos, aunque el éxito dependerá de la capacidad de adaptación de las empresas y de la aceptación por parte de los consumidores".

Por su parte, desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) se ha destacado la importancia de que estos cambios no supongan una merma en la calidad del servicio ni un incremento injustificado de precios. "Es fundamental que la transición hacia modelos más sostenibles se realice garantizando la higiene y manteniendo la accesibilidad económica de los servicios para todos los consumidores", han señalado desde la organización.

Las asociaciones empresariales del sector hostelero, aunque comprenden la necesidad de avanzar hacia modelos más sostenibles, han solicitado períodos de adaptación más amplios y ayudas económicas para facilitar la transición, especialmente para los pequeños establecimientos que operan con márgenes reducidos y que podrían verse más afectados por los costes iniciales de adaptación.

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