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TRADICIONES

Lleida vuelve a ser Larida

La Festa de Moros i Cristians culminó ayer una edición multitudinaria, con cerca de 700 ‘festers’ y músicos. Batalla final en la Seu Vella, con mensaje contra las guerras y por la convivencia

El Pont Llevadís de la Seu Vella se convirtió anoche en el escenario de la batalla final de la Festa de Moros i Cristians de Lleida. - AMADO FORROLLA

El Pont Llevadís de la Seu Vella se convirtió anoche en el escenario de la batalla final de la Festa de Moros i Cristians de Lleida. - AMADO FORROLLA

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La Seu Vella recuperó anoche la batalla final de la Festa de Moros i Cristians de Lleida después de que el año pasado la lluvia impidiera la contienda entre las tropas. Ayer, sin embargo, una temperatura prácticamente estival –con el mercurio superando los 30 grados–, contribuyó a la lucidez del fin de fiesta. Solo se vio enturbada por el enésimo incidente en los ascensores del Canyeret. Mientras uno de los dos estaba estropeado, el otro dejó encerrado a una quincena de personas, que no pudieron salir salvadas por los Bomberos hasta pasadas las diez de la noche, justo en el momento del fragor de la batalla. En esta ocasión, la cita final de la fiesta se celebró con el Pont Llevadís como escenario y el foso como platea debido a las obras en el claustro de la Seu Vella, que afectan el paso hacia la zona de la Porta dels Apòstols y el Baluard de l’Assumpció, que acogía en los últimos años el enfrentamiento.

Cerca de un millar de personas siguieron el espectáculo teatral, con música medieval (y algún garrotín), danzas, luces, fuegos artificiales y batalla dialéctica, en un escrito firmado este año por el escritor leridano Josep Clotet. Entre irónicas referencias al apagón de ‘velas’ del pasado 28 de abril, al mal funcionamiento de los ‘carros’ de cercanías y a las obras de la rambla Ferran, los capitanes moro (el caïd Fernando Marqués de los Banu-hud) y cristiano (el conde Sergi Zamora de los Anglesola) se disputaron el castillo acabando con buenas palabras: “¿Por qué tenemos que luchar y morir cuando podríamos convivir y trabajar juntos? ¿Por qué no podemos convivir en paz?”. Eso sí, el carácter rotatorio de la fiesta dio como ganador al bando moro y la Lleida cristiana volvió a convertirse en Medina Larida hasta el año que viene.

Unas horas antes, el desfile de comparsas desde la Porta del Lleó y Cavallers hasta Blondel permitió que los Musa, Al·leridís y Banu-huds moros y los Anglesola, Urgellencs y Pallaresos cristianos, acompañados por cinco bandas de música, pudieran lucirse ante el público. Por la mañana, la entrada infantil y presentación de bandas en la plaza Sant Joan llenó de color y animación el Eix Comercial.

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