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Seis alimentos clave para fortalecer tus huesos más allá de los lácteos

Estos nutrientes fundamentales ayudan a mantener huesos fuertes y flexibles, desde verduras de hoja verde hasta pescados grasos, todos fáciles de incorporar en nuestra alimentación diaria

Existen alimentos que contienen más calcio que la leche.

Existen alimentos que contienen más calcio que la leche.Unsplash

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Mantener unos huesos sanos es fundamental para nuestra calidad de vida y movilidad, ya que constituyen el soporte estructural que permite cada movimiento que realizamos. Un reciente estudio publicado revela los seis alimentos fundamentales que pueden fortalecer nuestra salud ósea más allá del tradicional consumo de lácteos y suplementos de calcio. Estos alimentos, accesibles y sabrosos, proporcionan los nutrientes esenciales para mantener un esqueleto fuerte y flexible, capaz de resistir el desgaste diario.

Los especialistas destacan que nuestros huesos trabajan constantemente en segundo plano, soportando desde actividades cotidianas como subir escaleras o cargar la compra, hasta simplemente mantenernos erguidos. Por ello, cuidar de ellos a través de una alimentación adecuada resulta imprescindible para prevenir problemas a largo plazo. La incorporación de estos seis grupos de alimentos en nuestra dieta habitual puede marcar una diferencia significativa en la densidad y resistencia ósea a lo largo de los años.

Verduras de hoja verde: base fundamental para huesos resistentes

Las verduras de hoja verde oscuro no solo benefician la piel o la digestión, sino que son auténticos almacenes de nutrientes esenciales para la salud ósea. Alimentos como la col rizada, las berzas y el bok choy contienen elevadas cantidades de calcio, vitamina K y magnesio, tres componentes que trabajan conjuntamente para aumentar la densidad ósea y mejorar la retención de minerales que mantienen la firmeza de los huesos.

Estos vegetales pueden incorporarse fácilmente a nuestra dieta diaria mediante salteados, añadiéndolos a batidos o simplemente rehogándolos con ajo como guarnición. Los expertos recomiendan un consumo de al menos 2-3 raciones semanales para obtener sus beneficios completos.

Semillas y frutos secos: pequeños tesoros nutritivos

Ya sea espolvoreados sobre cereales o transformados en cremas untables, las semillas y frutos secos constituyen pequeños paquetes con grandes beneficios para nuestros huesos. Almendras, sésamo, pipas de girasol y semillas de lino aportan calcio, grasas saludables y oligoelementos que actúan sinérgicamente para fortalecer la estructura ósea y reducir los procesos inflamatorios que pueden afectarla.

Además de servir como excelentes tentempiés, estos alimentos pueden integrarse en múltiples preparaciones culinarias, aportando textura crujiente y valor nutricional. Un puñado diario (aproximadamente 30 gramos) se considera la cantidad óptima para beneficiarse de sus propiedades sin exceder el aporte calórico.

Lácteos y alternativas vegetales: opciones versátiles

El yogur, queso y leche han sido tradicionalmente reconocidos como fuentes principales de calcio, pero actualmente existen numerosas alternativas vegetales igualmente efectivas. Las bebidas de almendra, soja u avena fortificadas, junto con yogures de origen vegetal, pueden proporcionar dosis significativas de nutrientes beneficiosos para los huesos.

Estos productos pueden disfrutarse en batidos, como parte de boles de desayuno o incorporarse en platos salados. Para quienes optan por alternativas vegetales, es importante verificar que estén enriquecidas con calcio y vitamina D para garantizar su eficacia en la salud ósea.

Tofu, legumbres y lentejas: proteína vegetal con bonus óseo

Estos alimentos de origen vegetal no solo destacan por su aporte proteico, sino también por su contenido en calcio, fósforo y magnesio. El tofu elaborado con sales de calcio resulta especialmente beneficioso para el mantenimiento óseo, mientras que las legumbres y lentejas pueden incorporarse fácilmente a sopas, guisos y ensaladas.

Su versatilidad culinaria y su capacidad para adaptarse a diferentes recetas los convierten en una opción práctica para incrementar la ingesta de nutrientes esenciales. Los expertos sugieren consumir al menos tres raciones semanales de estos alimentos para aprovechar plenamente sus beneficios.

Pescados grasos: vitamina D natural

Especies como el salmón y las sardinas no solo ofrecen una experiencia gastronómica satisfactoria, sino que son fuentes naturales de vitamina D y ácidos grasos omega-3. Estos nutrientes facilitan la absorción del calcio y reducen la inflamación, contribuyendo así a mantener tanto la estructura ósea como la función articular en óptimas condiciones.

El consumo regular de pescado graso, idealmente dos veces por semana, se asocia con una mejor densidad mineral ósea y menor riesgo de fracturas, según demuestran diversos estudios epidemiológicos. Para quienes no consumen pescado, los suplementos de omega-3 y vitamina D pueden ser alternativas a considerar, siempre bajo supervisión profesional.

Cereales integrales: más allá de la fibra

El arroz integral, la avena y la quinoa contienen importantes cantidades de magnesio, mineral que facilita la absorción del calcio en el organismo. Estos cereales son sencillos de incorporar en la alimentación cotidiana y contribuyen al mantenimiento de la salud ósea sin esfuerzo adicional.

Su consumo habitual no solo beneficia la estructura ósea, sino que aporta fibra y otros nutrientes necesarios para el bienestar general. La sustitución de cereales refinados por sus versiones integrales representa un cambio simple pero efectivo para mejorar la calidad nutricional de la dieta.

Densidad mineral ósea: indicador clave de la salud esquelética

La densidad mineral ósea (DMO) constituye el parámetro fundamental para evaluar la salud de nuestros huesos. Este indicador mide la cantidad de minerales, principalmente calcio y fósforo, presentes en el tejido óseo. Una alimentación rica en los nutrientes mencionados anteriormente contribuye directamente a mantener niveles óptimos de DMO, especialmente importante en etapas críticas como la adolescencia, embarazo o menopausia.

Los especialistas recomiendan mediciones periódicas de DMO a partir de los 50 años, o antes si existen factores de riesgo como antecedentes familiares de osteoporosis, bajo peso corporal o uso prolongado de ciertos medicamentos. La detección temprana de pérdida ósea permite implementar estrategias nutricionales y de estilo de vida que pueden frenar o incluso revertir este proceso.

¿Qué cantidad de calcio necesitamos diariamente?

Las necesidades de calcio varían según la edad y condición fisiológica. Para adultos entre 19 y 50 años, la recomendación se sitúa en torno a los 1.000 mg diarios, mientras que mujeres mayores de 50 años y hombres mayores de 70 requieren aproximadamente 1.200 mg. Estas cantidades pueden obtenerse mediante una combinación equilibrada de los alimentos mencionados, sin necesidad de recurrir sistemáticamente a suplementación.

¿Es suficiente cuidar la alimentación para mantener huesos sanos?

Aunque la nutrición juega un papel fundamental, la salud ósea depende también de otros factores como la actividad física regular, especialmente ejercicios de carga que estimulan la formación ósea. Asimismo, hábitos como el tabaquismo o el consumo excesivo de alcohol afectan negativamente a la densidad mineral ósea. El abordaje integral, combinando una alimentación adecuada con ejercicio físico y evitando hábitos perjudiciales, constituye la estrategia más efectiva para mantener un esqueleto fuerte y saludable a lo largo de toda la vida.

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