Postre fácil sin horno: cheesecake de limón casero ideal para el verano
Una tarta cremosa y cítrica que se prepara sin complicaciones, ideal para combatir el calor y sorprender a tus invitados

Cheesecake de limón.
La llegada del verano trae consigo temperaturas elevadas que invitan a buscar alternativas culinarias que no requieran el uso del horno. El cheesecake de limón se presenta como una solución ideal para quienes no quieren renunciar a los dulces durante la época estival. Esta tarta combina la cremosidad del queso con el refrescante sabor cítrico del limón, convirtiéndose en el postre perfecto para los días más calurosos.
La receta destaca por su sencillez y por no necesitar cocción, lo que evita calentar la cocina en plena ola de calor. La base tradicional de galletas Digestive se complementa con una crema de queso aromatizada con limón, consiguiendo un equilibrio perfecto entre dulzor y acidez. Como toque final, una delicada ganache de chocolate blanco aporta un contraste de sabores que eleva este postre a otra dimensión.
Especialmente pensada para los meses de verano, esta tarta fría resulta ideal tanto para principiantes en repostería como para aquellos que buscan impresionar a sus invitados sin complicaciones excesivas. Su textura sedosa y su sabor refrescante la convierten en el broche perfecto para cualquier comida o celebración veraniega.
Ingredientes necesarios para elaborar el cheesecake de limón sin horno
Para preparar esta deliciosa tarta se requieren ingredientes básicos que suelen estar disponibles en cualquier supermercado. La receta se divide en tres partes fundamentales: la base de galletas, la crema de queso con limón y la decoración.
Para la base necesitaremos 200 g de galletas tipo Digestive y 100 g de mantequilla. El relleno cremoso se elabora con 400 g de queso fresco (puede ser ricotta, mascarpone o Philadelphia), 120 ml de nata líquida, 100 g de azúcar, el zumo y la ralladura de dos limones, 5 g de gelatina en hojas (aproximadamente dos hojas y media) y 30 ml de leche para disolver la gelatina. Para el acabado final, la ganache requiere 100 g de chocolate blanco y 50 ml de nata líquida.
La versatilidad de esta receta permite adaptarla según las preferencias personales. Se puede optar por utilizar diferentes tipos de queso o ajustar la cantidad de azúcar y limón según se desee un sabor más o menos intenso. Incluso es posible sustituir el limón por otro cítrico como la lima para obtener una variante igualmente refrescante.
Elaboración paso a paso del cheesecake sin hornear
El proceso de elaboración de esta tarta es relativamente sencillo, aunque requiere cierto tiempo de refrigeración para que adquiera la consistencia adecuada. En total, se necesitan aproximadamente 4 horas y 30 minutos, incluyendo los tiempos de reposo.
Para comenzar, se trituran las galletas hasta conseguir un polvo fino que se mezcla con la mantequilla previamente derretida. Esta mezcla se vierte en un molde desmontable de 20 cm de diámetro, presionando bien para formar una base compacta, y se lleva a la nevera mientras se prepara el relleno.
Para la crema, el primer paso consiste en hidratar las hojas de gelatina en agua fría durante 5 minutos. Mientras tanto, se calienta ligeramente la leche para después disolver en ella la gelatina ya hidratada. En un recipiente amplio, se mezcla el queso fresco con el azúcar, añadiendo el zumo y la ralladura de los limones. A esta preparación se incorpora la gelatina disuelta y la nata líquida, batiendo suavemente hasta obtener una mezcla homogénea.
El siguiente paso es verter esta crema sobre la base de galletas y refrigerar durante un mínimo de 3 horas para que cuaje correctamente. Para finalizar, se prepara una ganache calentando 50 ml de nata y vertiéndola sobre el chocolate blanco picado, mezclando hasta que se disuelva por completo. Esta ganache se extiende sobre la tarta ya cuajada, que debe volver a la nevera durante al menos 30 minutos antes de servir.
Valor nutricional y conservación del postre
Cada porción de este cheesecake (la receta rinde aproximadamente 8 raciones) contiene unos valores nutricionales estimados de 410 calorías, 28 g de grasas (16 g saturadas), 32 g de carbohidratos (25 g de azúcares) y 6 g de proteínas. Es importante destacar que estas cifras son orientativas y pueden variar según los ingredientes específicos utilizados y el tamaño exacto de cada porción.
En cuanto a su conservación, esta tarta fría se mantiene en perfectas condiciones en la nevera durante un máximo de 4 días, siempre que esté bien protegida con film transparente o en un recipiente hermético. No se recomienda congelarla, ya que la textura de la crema podría verse afectada al descongelarse.