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Un estudio de Can Ruti revela que el alcohol tiene efectos subjetivos más intensos en mujeres que en hombres

El ensayo clínico constata que, con concentraciones de alcohol similares, las mujeres experimentan más embriaguez y sedación, aunque su capacidad para conducir no se ve más afectada

Una bebida en primer término con la entrada de la discoteca en el fondo.

Una bebida en primer término con la entrada de la discoteca en el fondo.ACN

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Un ensayo clínico del Hospital y el Institut de Recerca Germans Trias y Pujol, Can Ruti, ha constatado que las mujeres experimentan de manera más intensa algunos de los efectos subjetivos derivados de la ingesta intensa de alcohol en un periodo corto de tiempo. El estudio ha analizado los efectos que tienen las mujeres cuando toman más de cuatro unidades de bebida estándar (UBE) en dos horas, y los ha comparado con los que tienen los hombres que toman cinco unidades en el mismo periodo de tiempo. Los investigadores resaltan que es la primera vez que se ajustan las concentraciones de alcohol a la singularidad del género femenino y masculino. Han constatado que efectos como la sensación de embriaguez y de sedación son más acentuados a las mujeres que a los hombres.

Can Ruti destaca que la encuesta domiciliaria EDADES 2023 recogía que el 9,6% de las personas de entre 15 y 64 años -12,9% en hombres; 6,3% en mujeres- hizo al menos un episodio de ingesta intensiva de alcohol el último mes. Este porcentaje se multiplica más del doble entre los jóvenes de entre 14 y 18 años, llegando al 24,2% -24,8% hombres; 23,5% mujeres.

Ante estos datos, los investigadores han desarrollado un ensayo para comparar los efectos que el alcohol tiene en cada uno de los géneros. Entre el 2020 y el 2022, analizaron a un grupo de 28 jóvenes de entre 18 y 25 años, la mitad de los cuales eran mujeres. En diferentes sesiones de 80 minutos tomaron alcohol solo o mezclado con bebidas energéticas, entre otros.

En concreto, ellas bebieron 55 gramos de alcohol, el equivalente en un poco menos de 3 combinados, mientras que ellos bebieron más: concretamente, 70 gramos, el equivalente en 3 combinados y medio. Tanto los unos como las otras alcanzaron concentraciones de 0'46 mg/L, cerca del doble del límite permitido en aire expirado, que es de 0'25 mg/L en las pruebas practicadas para estimar la alcoholemia de un conductor.

Aparte de ir registrando el grado de embriaguez y de sedación que los participantes indicaban en diferentes momentos del consumo, los jóvenes también fueron sometidos a pruebas de rendimiento para simular su capacidad para conducir. En este sentido, el ensayo no pudo demostrar que, a pesar de sufrir más los efectos subjetivos del alcohol, la habilidad en el volante de las mujeres fuera peor que la de los hombres.

Los investigadores apuntan que el estudio también ha comprobado que las bebidas energéticas no contrarrestan los efectos del alcohol, aunque buena parte de los jóvenes participantes consideraban que estos refrescos estimulantes permitían compensar la sedación fruto del alcohol.

"Combinarlas puede generar una falsa creencia de control y de seguridad que favorece la toma de decisiones arriesgadas, como ponerse en el volante: mantener conductos sexuales de riesgo o consumir otras sustancias, como lo han demostrado otros estudios”, concluye Clara Pérez Mañá, investigadora del grupo de Farmacología Clínica del Trastorno para el uso de sustancias de Can Ruti.

El estudio publicado ahora es la continuidad de una investigación publicada hace cuatro años e impulsada por el Institut Hospital del Mar d’Investigacions Mèdiques y el Institut de Ciències de la Salut Germans Trias i Pujol.

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