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Lavarse los pies con bicarbonato y sal: por qué recomiendan hacerlo y para qué sirve

Una solución sencilla, natural y eficaz con gran cantidad de beneficios para la salud 

Lavarse los pies con bicarbonato y sal.

Lavarse los pies con bicarbonato y sal.Unsplash

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La higiene adecuada de los pies se ha convertido en un tema relevante para la salud cotidiana, especialmente por las condiciones que pueden desarrollarse en esta parte del cuerpo poco expuesta. Los expertos recomiendan una mezcla simple pero efectiva compuesta de bicarbonato de sodio y sal como método de limpieza que va más allá de una simple higiene. Esta combinación está ganando popularidad por sus propiedades antibacterianas, antifúngicas y exfoliantes que pueden transformar el cuidado diario de nuestros pies.

Diversos especialistas en podología confirman que esta zona del cuerpo requiere atención especial debido a que permanece habitualmente cubierta, creando un ambiente propicio para la proliferación de microorganismos. La mezcla de bicarbonato y sal proporciona una solución natural para combatir estos problemas comunes. Su eficacia radica en la capacidad para eliminar bacterias y hongos, neutralizar olores desagradables, exfoliar la piel endurecida y mejorar la circulación sanguínea, beneficios que están siendo cada vez más reconocidos tanto por profesionales como por usuarios.

Los datos recabados indican que este remedio casero no solo es económico sino también respetuoso con el medio ambiente, características que lo han posicionado como una alternativa viable frente a productos comerciales que pueden contener químicos agresivos. La facilidad de preparación y aplicación hace que sea accesible para cualquier persona que busque mejorar su rutina de higiene personal, adaptándose perfectamente a las necesidades de una sociedad cada vez más consciente sobre los productos que utiliza en su cuerpo.

¿Por qué los expertos recomiendan este método de higiene?

Los beneficios de este tipo de lavado son numerosos y están respaldados por conocimientos tradicionales que ahora encuentran validación en estudios contemporáneos. En primer lugar, las propiedades antisépticas y desinfectantes de ambos componentes ayudan a eliminar eficazmente bacterias y hongos que suelen proliferar en espacios cerrados como el calzado. Esta acción preventiva resulta fundamental para evitar infecciones comunes como el pie de atleta.

El bicarbonato de sodio tiene la capacidad de regular el pH de la piel, lo que contribuye significativamente a la neutralización de olores desagradables. La reducción de la sudoración excesiva es otro beneficio destacable, especialmente para aquellas personas que sufren de hiperhidrosis podal. Por su parte, la sal actúa como un excelente exfoliante natural que ayuda a eliminar células muertas y suavizar zonas endurecidas, particularmente en los talones.

Un aspecto menos conocido pero igualmente importante es el efecto sobre la circulación sanguínea. Sumergir los pies en agua tibia con esta mezcla puede reducir notablemente la hinchazón y mejorar el flujo sanguíneo, proporcionando alivio después de largas jornadas de pie o tras realizar actividad física intensa. Estos beneficios hacen que el método sea especialmente recomendable para personas con trabajos que requieren muchas horas de pie o deportistas.

Paso a paso para realizar correctamente este tratamiento

La correcta aplicación de este remedio es fundamental para obtener todos sus beneficios. El primer paso consiste en seleccionar un recipiente lo suficientemente amplio para sumergir ambos pies cómodamente, preferiblemente una palangana o barreño específico para pies que permita una postura relajada durante el tratamiento.

En cuanto a la temperatura del agua, los especialistas recomiendan que esté tibia, entre 15°C y 37°C. El agua demasiado caliente podría causar irritación o resequedad, mientras que si está muy fría no permitirá que los ingredientes actúen correctamente. Una vez preparada el agua, se deben añadir dos cucharadas de sal gruesa (preferiblemente marina o del Himalaya) y dos cucharadas de bicarbonato de sodio, revolviendo hasta que ambos componentes se disuelvan por completo.

El tiempo de inmersión óptimo oscila entre los 15 y 20 minutos, periodo suficiente para que los componentes activos penetren en la piel y realicen su función. Durante este tiempo, se puede aprovechar para masajear suavemente los pies, prestando especial atención a zonas propensas a la acumulación de piel muerta como talones y planta del pie.

Tras finalizar el baño, es crucial secar minuciosamente los pies, especialmente entre los dedos para evitar la humedad que podría favorecer el crecimiento de hongos. Como paso final, los podólogos recomiendan aplicar una crema hidratante específica para pies que ayude a mantener la suavidad conseguida y nutrir en profundidad la piel.

Precauciones y recomendaciones a tener en cuenta

Aunque se trata de un método natural con numerosos beneficios, existen ciertas precauciones que conviene tener presentes. Las personas con diabetes o problemas circulatorios graves deben consultar previamente con un profesional sanitario, ya que podrían requerir cuidados específicos. Asimismo, quienes presenten heridas abiertas, eczemas o dermatitis en los pies deberían evitar este tratamiento hasta su completa curación.

La frecuencia recomendada para este tipo de baños es de una o dos veces por semana como máximo. Un uso excesivo podría alterar el equilibrio natural de la piel y provocar sequedad extrema. Para personas con piel sensible, es aconsejable reducir la cantidad de sal y bicarbonato o disminuir el tiempo de exposición durante las primeras aplicaciones.

Los expertos subrayan que este método debe formar parte de una rutina integral de cuidado podal que incluya higiene diaria, cambio regular de calcetines, uso de calzado transpirable y visitas periódicas al podólogo. La combinación de estos hábitos con el baño de bicarbonato y sal potenciará los resultados y contribuirá a mantener unos pies saludables a largo plazo.

¿Qué dice la ciencia sobre esta práctica?

Aunque muchos de los beneficios atribuidos a este método provienen del conocimiento tradicional, la ciencia moderna ha comenzado a respaldar algunas de estas afirmaciones. Estudios recientes han confirmado las propiedades antimicrobianas del bicarbonato de sodio, capaz de inhibir el crecimiento de diversos hongos y bacterias comúnmente presentes en infecciones podales.

Por otra parte, investigaciones en el campo de la dermatología han documentado los efectos exfoliantes de la sal, que actúa eliminando mecánicamente las células muertas de la superficie cutánea. Esta acción favorece la renovación celular y mejora la textura de la piel, especialmente en zonas propensas a la queratinización como los talones.

En cuanto a los efectos circulatorios, estudios preliminares sugieren que la inmersión en agua tibia con sales minerales puede producir una vasodilatación moderada que mejora el flujo sanguíneo periférico. Este efecto explicaría la sensación de alivio y reducción de la hinchazón reportada por muchos usuarios tras el tratamiento, aunque los mecanismos exactos aún están siendo investigados por la comunidad científica en 2025.

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