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Qué significa que una persona desvíe la mirada al hablar, según la psicología

La mirada revela emociones, confianza y atracción; comprender sus señales puede transformar nuestras relaciones personales y profesionales

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Qué significa que una persona desvíe la mirada al hablar, según la psicologíaUnsplash

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El lenguaje corporal revela más que las palabras en nuestra comunicación diaria. Según estudios recientes en el campo de la psicología, cuando desviamos la mirada durante una conversación, estamos transmitiendo información valiosa sobre nuestro estado emocional. Los expertos señalan que el contacto visual representa entre el 60% y el 80% de nuestra comunicación no verbal, convirtiéndose en un elemento fundamental para entender las intenciones y sentimientos de nuestros interlocutores. En España, los psicólogos han intensificado durante 2025 sus investigaciones sobre este aspecto del comportamiento humano, destacando que evitar mirar a los ojos puede indicar desde inseguridad hasta estrategias inconscientes de protección emocional.

La mirada es un potente canal de comunicación que establece jerarquías, expresa emociones y regula los turnos de palabra. Durante una conversación típica, mantenemos contacto visual directo entre un 40% y 60% del tiempo total. Este comportamiento no es aleatorio: nuestro cerebro procesa información continuamente, y la dirección de nuestra mirada puede delatar si estamos recordando información (mirando hacia un lado) o si posiblemente estamos mintiendo (mirando hacia el otro). Esta diferencia está relacionada con nuestro predominio cerebral, es decir, si somos zurdos o diestros. No es casualidad que profesionales como policías o especialistas en recursos humanos estén entrenados para interpretar estos sutiles movimientos oculares durante interrogatorios o entrevistas.

Los distintos tipos de mirada y su interpretación psicológica

La psicología moderna ha catalogado diversas formas de mirar que revelan nuestro estado emocional y mental actual. La mirada esquiva, probablemente la más común en situaciones sociales incómodas, suele interpretarse como un signo de inseguridad, vergüenza o sensación de amenaza. Cuando una persona evita deliberadamente el contacto visual, su cerebro puede estar activando mecanismos primitivos de defensa, reduciendo la exposición emocional ante algo que percibe como potencialmente peligroso.

Por otro lado, encontramos la mirada intensa y prolongada, que generalmente indica gran interés o atención en el mensaje o acciones del interlocutor. Este tipo de contacto visual suele acompañarse de un sutil levantamiento de cejas. Sin embargo, cuando esta mirada se vuelve excesivamente insistente, puede interpretarse como un desafío o intimidación, especialmente en contextos de confrontación social. Los expertos en comunicación no verbal advierten que la intensidad de la mirada debe modularse según el contexto cultural, ya que su interpretación varía significativamente entre diferentes sociedades.

Otro patrón interesante es el de los ojos entrecerrados, una posición que transmite actitud defensiva o vigilante. Este tipo de mirada comunica que la persona está esperando un posible ataque verbal o emocional, preparándose inconscientemente para responder. El parpadeo excesivo también proporciona información valiosa sobre el estado interno, siendo habitualmente un indicador de nerviosismo, inquietud o vergüenza. Los especialistas señalan que la frecuencia normal de parpadeo en adultos oscila entre 15 y 20 veces por minuto, aumentando considerablemente cuando experimentamos tensión emocional.

Causas psicológicas para evitar el contacto visual

Diversas investigaciones publicadas durante 2024 y principios de 2025 han profundizado en las razones por las que algunas personas tienden sistemáticamente a evitar el contacto visual. La ansiedad social aparece como una de las causas más frecuentes de este comportamiento, afectando aproximadamente al 7% de la población española. Las personas con este trastorno experimentan un miedo intenso a ser juzgadas negativamente, lo que les lleva a evitar el contacto visual como mecanismo de protección.

El trastorno del espectro autista (TEA) también se asocia con dificultades para mantener el contacto visual. Los especialistas en neurodesarrollo explican que muchas personas con TEA pueden encontrar abrumadora la intensidad emocional que transmite la mirada directa, prefiriendo evitarla para reducir la sobrecarga sensorial. Esta característica se observa desde edades muy tempranas y constituye uno de los indicadores que los pediatras evalúan durante el desarrollo infantil.

La baja autoestima representa otro factor determinante. Personas que dudan constantemente de su valía tienden a desviar la mirada como reflejo de su inseguridad interna. Los psicólogos clínicos señalan que este comportamiento forma parte de un círculo vicioso: evitar el contacto visual reduce las oportunidades de conexión social positiva, lo que a su vez refuerza la baja autoestima.

Importancia del contacto visual en diferentes contextos sociales

El significado del contacto visual varía enormemente según el entorno cultural y social. En la cultura occidental, mirar a los ojos se considera una muestra de honestidad y confianza, mientras que en algunas culturas asiáticas puede interpretarse como una falta de respeto, especialmente cuando existe una diferencia jerárquica entre los interlocutores. Los expertos en comunicación intercultural recomiendan familiarizarse con estas diferencias para evitar malentendidos en entornos globalizados.

En el ámbito profesional, el contacto visual adquiere un valor estratégico. Un estudio realizado por la Universidad Complutense de Madrid en enero de 2025 demostró que los candidatos que mantienen un contacto visual adecuado durante las entrevistas de trabajo tienen un 30% más de posibilidades de ser seleccionados, independientemente de su cualificación técnica. Esta ventaja se explica por la percepción inconsciente de mayor confianza y seguridad que transmite una mirada directa.

Las relaciones sentimentales también están profundamente influenciadas por el contacto visual. Psicólogos especializados en terapia de pareja afirman que la mirada constituye uno de los canales más potentes de intimidad emocional. La dilatación pupilar, un fenómeno involuntario que ocurre cuando algo nos resulta interesante o atractivo, es uno de los indicadores más fiables de atracción romántica, siendo imposible de fingir conscientemente.

¿Qué revelan las pupilas durante la comunicación?

Un aspecto fascinante del comportamiento ocular es la dilatación pupilar. Nuestras pupilas se dilatan automáticamente cuando algo o alguien nos resulta especialmente interesante o atractivo. Este mecanismo está controlado por el sistema nervioso autónomo, lo que significa que no podemos manipularlo voluntariamente. Los expertos en psicología evolutiva señalan que esta respuesta tiene raíces biológicas profundas, relacionadas con nuestros mecanismos primitivos de selección de pareja y evaluación de amenazas.

Investigaciones recientes llevadas a cabo por neurocientíficos españoles durante 2024 han demostrado que nuestras pupilas también se dilatan cuando procesamos información compleja o cuando experimentamos una carga cognitiva elevada. Este descubrimiento está siendo aplicado en el desarrollo de nuevas técnicas para evaluar la dificultad de tareas educativas y en el diseño de interfaces más intuitivas para dispositivos tecnológicos.

Cómo mejorar nuestras habilidades de contacto visual

Para quienes desean mejorar su capacidad para mantener un contacto visual adecuado, los especialistas recomiendan un enfoque gradual basado en la exposición controlada. Comenzar practicando con personas de confianza, mantener contacto visual durante periodos breves e ir aumentando progresivamente la duración, puede ayudar a reducir la ansiedad asociada a este comportamiento.

Las técnicas de mindfulness también han demostrado ser efectivas para mejorar la calidad del contacto visual. Al centrarse en el momento presente y observar las sensaciones físicas sin juzgarlas, muchas personas logran reducir la ansiedad social que les lleva a evitar la mirada. Programas específicos desarrollados en centros españoles durante 2025 combinan estas técnicas con terapia cognitivo-conductual, obteniendo resultados prometedores en casos de fobia social.

El contacto visual representa mucho más que un simple gesto; es una ventana a nuestro mundo emocional y mental. Comprender sus matices nos permite mejorar significativamente nuestra comunicación interpersonal y desarrollar relaciones más auténticas y profundas con quienes nos rodean. La próxima vez que notes a alguien desviando la mirada, recuerda que este gesto aparentemente simple podría estar comunicando complejos estados emocionales que merecen nuestra atención y empatía.

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