El cambio de hora 2025: cuándo y cómo nos afectará la próxima adaptación horaria al otoño
La madrugada del 26 de octubre retrasaremos los relojes para recuperar la hora de invierno, un ajuste que genera controversia entre beneficios energéticos y alteraciones del ritmo biológico

Después del último ajuste horario del 30 de marzo de 2025, cuando avanzamos nuestros relojes para adaptarnos al horario de verano, Catalunya se prepara para el próximo cambio de hora que llegará este octubre. Concretamente, la madrugada del domingo 26 de octubre de 2025, a las 03.00 horas, retrasaremos los relojes sesenta minutos por marcar de nuevo las 02.00 horas, dando así la bienvenida al horario de invierno que nos regirá hasta la próxima primavera.
Este ritual semestral, que compartimos con el resto de países europeos, continuará con el siguiente cambio previsto para el 29 de marzo de 2026, cuando volvamos a adelantar los relojes para recuperar el horario veraniego. La persistencia de estos ajustes semestrales contradice las intenciones que la Comisión Europea expresó hace unos años sobre eliminar esta práctica, una propuesta que finalmente ha quedado en un cajón a pesar del apoyo mayoritario de la ciudadanía europea.
Origen y propósito de una tradición cuestionada
El cambio de hora, instaurado en gran parte de Europa durante la década de los 70 coincidiendo con la crisis del petróleo, nació con un objetivo fundamentalmente económico: reducir el consumo energético aprovechando mejor las horas de luz natural. No obstante, la evolución de los patrones de consumo y las tecnologías modernas ha puesto en duda su efectividad real en la actualidad.
Según varios estudios realizados durante la última década, el ahorro energético derivado de estos ajustes podría situarse por debajo del 1% del consumo total, una cifra que muchos expertos consideran insuficiente para justificar los trastornos que provoca. La generalización de sistemas de climatización y la digitalización de nuestro entorno han modificado sustancialmente el peso de la iluminación en la factura eléctrica total, principal ámbito donde este ajuste pretendía incidir.
La singularidad catalana ante los cambios horarios
En Catalunya, el impacto del cambio de hora presenta características particulares a causa de su ubicación geográfica dentro del huso horario europeo. A pesar de estar alineada naturalmente con el meridiano de Greenwich (GMT), nuestro territorio funciona con la hora de Europa Central (CET), hecho que genera una distorsión permanente entre la hora oficial y la hora solar real.
Con la llegada del horario de invierno, esta anomalía se reduce parcialmente, provocando que los horarios se aproximen más a nuestra realidad geográfica. En consecuencia, durante los meses de invierno el sol saldrá antes por la mañana, beneficiando especialmente los desplazamientos matinales de estudiantes y trabajadores, pero también se pondrá más temprano, acortando significativamente las tardes. Esta particularidad alimenta el debate sobre si Catalunya tendría que mantenerse en el huso horario actual o recuperar la hora que correspondería a su longitud geográfica.
El balance de beneficios e inconvenientes
Los defensores del cambio horario siguen destacando varias ventajas asociadas a esta práctica. Entre los más relevantes encontramos un cierto ahorro energético en iluminación, especialmente en zonas rurales y actividades industriales; el aprovechamiento de más horas de luz durante las tardes de verano, aspecto valorado por el sector turístico y de ocio; y la coordinación horaria con el resto de países europeos, facilitando intercambios comerciales y transporte internacional.
En contraposición, los detractores alertan sobre consecuencias negativas cada vez más documentadas. Destacan la alteración del ritmo circadiano, que provoca problemas de sueño y concentración durante los días posteriores al cambio; el impacto especialmente negativo en niños, personas mayores y personas con trastornos del sueño o condiciones de salud sensibles; y el escaso beneficio económico real que ya no justifica los inconvenientes generados.
Estrategias prácticas para adaptarse al cambio
Ante la inminente llegada del cambio de hora de otoño, los expertos en cronobiologia y medicina del sueño recomiendan varias estrategias para minimizar el impacto de este ajuste en nuestro organismo. Aunque en este caso ganamos una hora, hecho que suele ser menos traumático que el cambio primaveral, es importante seguir algunas pautas para facilitar la adaptación de nuestro reloj biológico.
Una de las recomendaciones principales es preparar el organismo gradualmente, modificando levemente los horarios habituales durante la semana previa al cambio. También resulta fundamental maximizar la exposición a la luz natural durante las primeras horas del día y mantener rutinas estables en comidas y actividad física. La restricción del uso de dispositivos con luz azul durante la noche y evitar estimulantes como la cafeína a partir de media tarde son medidas complementarias efectivas.
El futuro incierto de una práctica controvertida
Aunque el año 2019 el Parlamento Europeo aprobó una resolución para poner fin a los cambios de hora estacionales, la falta de consenso entre los estados miembros sobre qué horario adoptar de forma permanente ha paralizado la iniciativa. La pandemia de la COVID-19 relegó esta cuestión a un segundo plano en la agenda comunitaria, y actualmente no existe un calendario claro para su implementación.
Este otoño de 2025, Catalunya y el resto de Europa volverán a ajustar sus relojes en una tradición que, a pesar de las críticas, parece destinada a continuar al menos en el futuro inmediato. Mientras el debate social y científico continúa abierto, cada vez más voces piden una revisión profunda de esta práctica a favor de horarios más alineados con los ritmos naturales y las necesidades reales de la población actual.