Preguntas y respuestas sobre el cometa 3i/Atlas: el objeto que ha generado expectación mundial
El observatorio ATLAS en Chile ha descubierto este cuerpo celeste que viaja a 210.000 km/h y será visible desde la Tierra el próximo 19 de diciembre

El cometa 3I/ATLAS, descubierto el 1 de julio de 2025, ha despertado un gran interés científico
El observatorio ATLAS de Chile ha realizado un hallazgo astronómico sin precedentes con el descubrimiento del cometa 3I/ATLAS. Identificado el pasado 1 de julio como el tercer objeto interestelar jamás observado por la humanidad, este cuerpo celeste procedente del exterior de nuestro Sistema Solar se une a sus predecesores 1I/'Oumuamua (detectado en 2017) y 2I/Borisov (descubierto en 2019).
La relevancia científica de este tipo de objetos radica en su origen completamente ajeno a nuestro entorno solar. Mientras que todos los planetes y cuerpos de nuestro sistema comparten un origen común, estos visitantes interestelares nos proporcionan valiosas pistas sobre la formación de otros sistemas planetarios, ofreciendo una oportunidad única para el estudio de regiones distantes de nuestra galaxia.
La detección inicial del cometa tuvo lugar gracias al telescopio del sistema de alerta de impactos terrestres de asteroides (ATLAS) ubicado en Río Hurtado, Chile. Su inusual trayectoria llamó inmediatamente la atención de los astrónomos, quienes posteriormente confirmaron su origen interestelar, otorgándole así su designación formal actual.
Características excepcionales del visitante espacial
El cometa 3I/ATLAS presenta propiedades extraordinarias que lo convierten en un objeto de gran valor para la investigación astronómica. Con dimensiones estimadas entre varios cientos de metros y algunos kilómetros de diámetro, este cuerpo celeste se desplaza a la impresionante velocidad de 210.000 km/h, la más alta jamás registrada para un visitante de nuestro Sistema Solar.
Los científicos estiman que su antigüedad podría alcanzar miles de millones de años, como sugiere su elevada velocidad, lo que evidencia que ha estado viajando por el espacio durante un período extremadamente prolongado. El cometa realizará su máximo acercamiento a la Tierra el próximo 19 de diciembre, manteniéndose a unos 270 millones de kilómetros de nuestro planeta (aproximadamente 1,8 veces la distancia Tierra-Sol).
El papel crucial de la ESA en la observación
La Oficina de Defensa Planetaria de la Agencia Espacial Europea ha respondido con celeridad ante este hallazgo. Los astrónomos de la ESA participan activamente en los esfuerzos internacionales para rastrear la trayectoria del cometa utilizando telescopios en Hawái, Chile y Australia, además de buscar evidencias previas de su existencia en datos astronómicos más antiguos.
Diversas misiones espaciales de la ESA observarán el cometa durante los próximos meses. El telescopio espacial Hubble, operado conjuntamente por la NASA y la ESA, ya ha capturado imágenes de un penacho de polvo expulsado desde la superficie del cometa calentada por el Sol, así como indicios de una cola de polvo que se extiende desde su núcleo.
Observaciones desde Marte y futuras misiones
Las misiones marcianas de la ESA, Mars Express y el ExoMars Trace Gas Orbiter (TGO), observaron el cometa con varios instrumentos durante su máximo acercamiento a Marte el pasado 3 de octubre, cuando se encontraba a aproximadamente 30 millones de kilómetros del planeta rojo.
Entre todas las naves interplanetarias de la ESA, la misión Jupiter Icy Moons Explorer (Juice) probablemente tendrá la mejor perspectiva del cometa 3I/ATLAS en estado activo. Juice intentará realizar observaciones en noviembre utilizando diversas cámaras, espectrómetros y sensores de partículas. Actualmente se está considerando la posibilidad de coordinar estos esfuerzos con la misión Europa Clipper de la NASA.
Continuando con el legado de la misión Rosetta de la ESA, que logró aterrizar en el cometa 67P en 2014, la agencia está desarrollando actualmente la misión de nueva generación Comet Interceptor. Este ambicioso proyecto será el primero en visitar un cometa procedente directamente de las regiones externas del Sistema Solar, transportando material intacto desde los albores de nuestro sistema planetario.