AGRICULTURA
Las mujeres rurales se reivindican en Lleida con su papel y reclaman puestos de decisión
El sector agroalimentario urge apoyo y reclama poner coto a una burocracia. Apagar el incendio en una hectárea cuesta 19.000€ y apostar por los payeses supondría prevención y ahorro, alertan

Un momento de una de las ponencias que albergó ayer el congreso en la Llotja de Lleida. - ÀLEX SAMPER
“Las mujeres rurales gestionamos el territorio, pero no estamos en los puestos de decisión. Ahora comenzamos a tener mujeres en las juntas rectoras de las cooperativas aunque, por poner un ejemplo, no tenemos ninguna presidenta de denominación de origen”. Así se expresó ayer la presidenta de la Associació Dones del Món Rural Pageses i Ramaderes de Catalunuya, Rosa Domènech, que organizó en Lleida su segundo congreso y reunió a más de 200 en la Llotja. En esta ocasión parte de sus debates giraron sobre las consecuencias del cambio climático y los incendios, y defendió en este sentido que la prevención debe ser clave junto con la gestión del territorio. El sector primario, explicó Domènech “representa menos del 2% de la població activa, pero gestiona el 80% del territorio”.
El jefe de los Grup d’Actuació Forestal (GRAF) de los Bomberos de la Generalitat, Marc Castellnou, pidió más servicios para el mundo rural, que “sostiene” en buena parte el territorio. Destacó además que el coste de apagar una hectárea de terreno en un incendio se eleva a 19.000 euros. Esta cifra le sirvió al presidente de la sectorial agroalimentaria de Pimec, David Coll, para alertar que es más económico apostar por el sector y la prevención de los fuegos que tener que apagarlos. Coll diferenció entre la agricultura productiva a la que hay que apoyar, por ejemplo con las inversiones en los regadíos, por una parte. Pero por otra, dijo que existe una agricultura necesaria, por su papel de gestores del territorio, y a la que hay que ayudar. En lugar de gastar 19.000 euros en apagar un fuego, dijo, sería más rentable una ayuda para conseguir el relevo generacional en las explotaciones y apuntalar el futuro en el mundo rural.
La coordinadora del equipo técnico del Col.lectiu Eixarcolant y grupo motor del proyecto Singulars, Adrianna Quena, puso en énfasis en que el modelo para asegurar la soberanía alimentaria debe suponer una renta agraria digna para el productor y que su gran lucha es disputar la hegemonía a la gran distribución. Singulars es un proyecto de articulación de toda la cadena de valor, que tiene por objetivo promover la payesía local, la soberanía alimentaria, la agroecología y el acceso a productos de calidad y a precios justos por parte de la población.
La directora financiera de La Fageda, Laura Grabulosa, defendió el mundo rural porque “no entenderíamos La Fageda sin el territorio, sin la Garrotxa”. En su caso, su proyecto no es económico, sino social con la misión de mejorar la calidad de vida de personas en situación de vulnerabilidad de la comarca. Lo hacen con diferentes líneas, la más conocida son sus yogures y tienen claro que los productos que ofrecen han de ser de calidad y a precios adecuados para el consumidor.
La ganadera Maria Teresa Torner, de la Cerdanya, fue reconocida por su trayectoria en el marco del congreso.