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La producción hidroeléctrica cayó en marzo en Lleida pese a la intensa lluvia

La modulació del cabal al Segre per optimitzar les reserves retalla la producció elèctrica.

La modulación del caudal en el Segre para optimizar las reservas recorta la producción eléctrica. - AMADO FORROLLA

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La producción hidroeléctrica de Lleida se redujo en marzo pese a la intensidad de las lluvias y al aumento de las reservas embalsadas al modularse la explotación de las centrales para optimizar los recursos hídricos. Esta decisión que coincide con el final de la situación de excepcionalidad por sequía en las cuencas del Segre y el Noguera Pallaresa.

Las intensas lluvias del mes de marzo, uno de los cuatro más lluviosos del siglo en la península mientras en Lleida se registraron puntas de precipitación con récords históricos en el Pirineo, dispararon el caudal de los ríos tras dos años de sequía y han contribuido a recuperar reservas en los pantanos, aunque de forma desigual: en el Ésera, los embalses de Barasona y San Salvador alivian agua porque están llenos; en el Ribagorçana, Santa Ana está cerrado para ahorrar y en el Segre, Oliana supera el 80% pero Rialb está al 30% de su capacidad.

Pese a todo, la producción hidroeléctrica siguió cayendo el pasado mes frente a la media histórica. La compañía Endesa, principal productora hidroeléctrica en Lleida, generó el mes pasado con esta tecnología 114.352 megavatios hora (MWh), un 74% menos que la media histórica, situada en 439.362. El año pasado, en plena sequía, produjo incluso un 6,9% más. La central cuya producción más cayó fue la de Oliana, en el Segre, con un 88,9% por debajo de la media. La central del Segre produjo 10.544 MWh, cuando la media son 95.000. La razón, según la compañía, es priorizar los tres usos principales del agua (abastecimiento, caudal ambiental y agricultura) en pleno arranque de la campaña de riego y ante la necesidad de acumular caudales para evitar una crisis como la del año pasado por el cierre del Canal d’Urgell. Los pantanos del Ésera y el Cinca laminaron las crecidas por las tormentas, que provocaron crecidas aguas abajo, mientras las salidas de agua se controlaban en los pantanos del Segre para evitar nuevas riadas.Las lluvias han sido mucho más generosas este año en la zona occidental del Ebro y se han atenuado hacia el este, en las cuencas internas y en Lleida, donde la sequía ya hundió la producción hidroeléctrica un 67% en 2023. En el conjunto de Catalunya, la producción de las centrales de Endesa ha sido de 242.000 MWh, un 66,9% por debajo de la media histórica, aunque un 44% más que el año pasado. Los datos incluyen la producción en Flix y Ribaroja, pero no la de Mequinensa.

La primavera dispara la aportación de las renovables y cae el consumo

La primavera altera la composición del mix eléctrico, al ganar peso la eólica por la mayor inestabilidad meteorológica y la fotovoltaica por el aumento de las horas de sol. Entre tanto, la demanda cae por el bajo uso de la calefacción y la refrigeración. Las tres tecnologías eléctricas vinculadas a la meteorología, la hidráulica, la eólica y la fotovoltaica, han aportado el 63% de la energía en los últimos 20 días y en la última semana, aunque con una composición muy diferente: entre un tramo y otro, la hidráulica pasa del 21,5% al 24% por los desembalses en las cuencas con riadas, la eólica cae del 28,5% al 22,6% por el predominio del anticiclón, y la solar crece del 13,6% al 16,4% por la menor nubosidad. La suma de las dos últimas ha pasado del 24,3% al 37,5% en cuatro años, con la eólica (23,45% en 2023) como primera tecnología, la fotovoltaica (14%) como cuarta y picos conjuntos de más del 50%. Ese mayor peso de las renovables lleva a las compañías eléctricas a administrar el uso de las centrales de fuentes modulables como la hidráulica (salvo que haya riadas), la cogeneración y los ciclos combinados, algo que, al mismo tiempo, les permite optimizar su rendimiento económico.

La luz cotiza a cero 2 horas de cada 3 pero el consumidor paga siempre

Una confluencia de tres factores está provocando un desplome de las cotizaciones de la electricidad, que se intensifica conforme avanza el despliegue de las renovables: la concentración de su generación en las horas centrales del día por la mayor producción solar, el descenso primaveral de la demanda por los menores requerimientos de calefacción y refrigeración y la imposibilidad de almacenar los excedentes. Según los datos de OMIE, el Operador del Mercado Ibérico de Electricidad, en 70 de las 168 horas de la semana transcurrida entre el viernes 5 y el jueves 11 de abril, la cotización del kWh fue de cero euros, a lo que se añaden otras 42 en las que fue negativo. Esas 112 horas de precio cero o negativo de la electricidad suponen el 66,6% del total. Sin embargo, eso no conlleva la gratuidad del suministro para el consumidor: los contratos de mercado libre incluyen de antemano el precio del kWh, y tanto esos como los de tarifa regulada contemplan el pago de términos fijos que, impuestos al margen, elevan el precio final por encima de los 15 céntimos e impiden que baje de cuatro. En diez de las 56 horas en las que sí hubo precio, este no alcanzó los diez céntimos y en las otras 46 no pasó de 15.

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