El Hospital de Cartró de la Vall Fosca, preparado para renacer
El proceso para restaurar el último edificio de este tipo en Europa ya está en marcha

Imagen de archivo del Hospital de Cartró. - M. CODINAS
El proceso de restauración del Hospital de Cartró de la Vall Fosca, el último edificio de este tipo que se conserva en Europa, ya está en marcha. Un equipo multidisciplinar de conservadores y especialistas, en colaboración con el Museu Molí Paperer de Capellades, lleva años investigando y realizando pruebas para reproducir fielmente los materiales originales de este singular inmueble, construido en 1912 para los trabajadores que construyeron la central hidroeléctrica de Capdella.
El equipo ha experimentado con distintos tipos de cartón, probando composiciones y revestimientos para garantizar su resistencia a las condiciones climáticas del Pirineo. Las piezas seleccionadas están expuestas en el entorno del hospital para testear su comportamiento frente a la humedad, el frío y otros factores ambientales. Se seleccionarán las que mejor aguanten para sustituir las piezas más degradadas del hospital.
“Es un proceso delicado, que comporta muchas horas de estudio, ya que las decisiones son irreversibles”, subraya Eva Perisé, directora del Museu Hidroelèctric de Capdella. La restauración, prevista para el próximo año, se realizará de forma artesanal y con el apoyo de tecnologías avanzadas como la digitalización 3D, la imagen por reflexión y ultravioleta, y la inteligencia artificial, herramientas que han permitido identificar humedades y densidades en las piezas originales y que, además, facilitan el acceso al patrimonio para personas con dificultades visuales o motrices.
Actualmente, el edificio no está abierto al público. Sin embargo, se han organizado visitas guiadas para dar a conocer tanto el proceso de restauración como su importancia patrimonial. Las construcciones de cartón prensado llegaron a ser frecuentes para construir hospitales de campaña a principios del siglo XX, y en especial durante la primera guerra mundial. La práctica totalidad de ellos ha desaparecido, y el de la Vall Fosca es uno de los últimos del mundo en pie.