Este es el nuevo mapa de fosas de la Guerra Civil de Aragón
Refleja doce años a sangre y fuego en la retaguardia

El nou mapa de fosses d’Aragó
El nuevo mapa de fosas de Aragón expone la brutalidad que sublevados, republicanos y libertarios desataron en la retaguardia. Tras la Guerra Civil y la represión, el maquis mantuvo
el conflicto hasta 1948 y la dictadura lo alargó a 1960 con los traslados secretos a Cuelgamuros.
El peor producto del fascismo es el antifascismo”, dejó dicho alguien tan crítico con el nazismo como Thomas Mann, aunque hay quien atribuye la frase a Pier Paolo Pasolini, que lo fue con el comunismo y con el capitalismo, dos tinglados conceptuales que encajan sin rozaduras en el esquema del escritor alemán. De los efectos devastadores de los tres y del choque con sus negativos existen huellas especialmente cruentas en la Franja, donde la Guerra Civil siguió un guion que no se dio en ninguna otra zona del Estado: tierra de nadie primero, país libertario después y escena central de la guerra dentro de la guerra más tarde; y todo, antes de pasar a ser frente de guerra y tierra ocupada. La última actualización del mapa de fosas del Gobierno de Aragón, a la que ha tenido acceso SEGRE, revela cómo esa sucesión de marcos se desarrolló en paralelo a una violencia de dimensiones descomunales que convirtió las sucesivas retaguardias en un infierno para una parte de la población civil: la fichas revelan la existencia de una treintena de matanzas sin ningún tipo de control judicial perpetradas por los leales a la República y los libertarios (19) en la primera fase de la guerra y por los sublevados (12) conforme iban ocupando poblaciones.
Pueblo a pueblo
Poble | Fosses | Mor(t)s | Símbols | Nota |
---|---|---|---|---|
Albelda | 1 | 6 | ▲ | L’única fossa comuna d’Albelda, amb restes de sis republicans, mai no ha arribat a ser localitzada. |
Alcampell | 2 | 36 | ■ ▲ | |
Candasnos | 2 | +8 | ■ ▲ | Un monument recorda els morts en el bombardeig feixista de l’1 de gener del 1938. |
Chalamera | 2 | 5 | ■ | Una fossa contenia restes de 4 veïns i una altra els d’un presumpte espia, al qual van treure les dents d’or. |
Fraga | 5 | 76 | ■ ▲ ● ◆ | L’alt número i el variat origen de les víctimes dona idea del grau de violència sofert en aquesta ciutat. |
Ontiñena | 1/3 | +11 | ■ | La falta d’intervenció impedeix determinar tant el nombre de fosses com el de cadàvers. |
Mequinensa | 4 | ¿? | ◆ | El pantà de Riba-roja va negar les dos grans fosses del barranc del Metge i la partida de Porxina. |
Torrent | 1 | ¿? | ■ ▲ | Les restes d’alguns veïns van ser traslladades fa anys a una ossera del cementiri. |
Vilella de Cinca | 1 | 29 | ■ | Les restes de les víctimes van ser traslladades al cementiri poc després d’acabar la Guerra Civil. |
Saidí | 1 | 1 | ● | Les restes corresponen al guerriller maqui que va poder fugir amb vida de l’escaramussa d’Esplucs. |
Albalat | 2 | 17 | ▲ | Els dos enterraments, un amb 16 cadàvers i un altre amb un, han estat exhumats. |
Alcolea | 1 | 15 | ■ | Els cadàvers dels assassinats van ser llançats a un pou que després de la Guerra va ser reblert. |
Benavarri | 6 | +20 | ■ ▲ ● | És el municipi amb més fosses localitzades de la Franja. Violència desencadenada per republicans i llibertaris. |
Sanui | 1 | 2 | ■ | Les restes d’un pare i un fill, assassinats per republicans amb dos veïns més, es van exhumar. |
Valldellou | 3 | 9 | ■ ● | Contenen restes de tres maquis i sis víctimes dels guerrillers. |
Binèfar | 4 | +50 | ▲ | Tres fosses exhumades; en queda una pendent d’intervenció. |
Esplucs | 3 | 43 | ■ ▲ ● | Un dels escenaris de més violència durant la Guerra i la postguerra. |
Peralta | 2 | 10 | ■ | Fossa de Gabasa dignificada i la de Peralta exhumada. |
Tamarit | 2 | +100 | ■ ▲ | La partida de Ventafarines va ser escenari de nombroses execucions extrajudicials. |
St. Esteve | 1 | 1 | ● | Al cementiri reposen les restes de l’últim maqui que va morir a la Llitera. |

El nou mapa de fosses d’Aragó
En ese listado ocupan un lugar destacado los pozos de Ventafarinas, en Tamarit de Llitera, que emergen como un paradigma de la violencia de magnitud similar a las del barranco de la Bartolina de Calatayud o los pozos de Caudé de Teruel. Este paraje, señalizado con un pozo, ejemplifica también la diferencia de trato que históricamente recibieron los restos de las víctimas en función del verdugo.
“Se desconoce el número exacto de víctimas (...), si bien parece verosímil la versión de que (...) podrían superar los dos centenares”, indica la documentación sobre la fosa de las víctimas afines a los sublevados. “En 1939, después de la Guerra, fueron recuperados un total de 90 cuerpos que se guardaron en 30 cajas y fueron depositados en un mausoleo en el Cerro del Sagrado Corazón”, añade. Otros dos fueron trasladados a Cuelgamuros en 1960.
De la otro fosa, en la que “yacían los cuerpos de varias decenas de personas (...) asesinadas por los sublevados”, hay menos datos. Se sabe que “después de la Guerra los cuerpos fueron recuperados y trasladados a sus localidades de origen, en cuyos cementerios no puede encontrarse el menor rastro ni de su existencia ni de las circunstancias de su muerte”, aunque “otros informantes” sitúan esos restos en Cuelgamuros.
Las cifras resultan elocuentes. Once de las 19 fosas (58%) con víctimas afines a los sublevados han sido exhumadas, seis (31,5%) han sido objeto de dignificación y solo dos (10,5%% carecen de intervención. Por el contrario, las exhumaciones solo alcanzan a seis de las trece (46%) con víctimas afines a la República o a las colectivizaciones, y tres de ellas fueron abiertas para trasladar cadáveres a Cuelgamuros sin avisar a sus familias; tres (23%) no han pasado de la dignificación, y todo apunta a que no superarán esa fase ya que el motivo está en la existencia de construcciones encima, y 4 (31%) siguen pendientes de intervención.
Las exhumaciones para llenar los nichos de Cuelgamuros se prolongaron hasta 1960, con los últimos episodios en febrero y junio de ese año en Tamarit y en Fraga, respectivamente.
El listado de fosas, que incluye varias de combatientes del Frente del Ebro en Fraga y en Mequinensa y que reseña la de los fallecidos en el bombardeo que la aviación de los sublevados descargó sobre Candasnos a mediodía del año nuevo de 1938, ofrece otro dato poco conocido y menos estudiado en la zona como es la actividad de los maquis, que supuso la prolongación de los enfrentamintos armados hasta doce años después del inicio de la Guerra Civil.
Su última aparición en la zona se documenta el 7 de diciembre de 1948, cuando Narciso Vilellas López moría en un tiroteo con la Guardia Civil en la partida de Santa Ana de Binéfar. Está enterrado en una fosa, dignificado pero sin exhumar, del cementerio de San Esteban.
Unos meses antes, en abril, una partida de guerrilleros mataba a siete vecinos de Baldellou. Dos de ellos morían ese mes en un tiroteo con la Guardia Civil y poco antes, en enero, lo hacía otro, en este caso tras recibir un diparo en la espalda.
La documentación reseña tres episodios más: los seis maquis fallecidos en Esplús (5) y Saidí (1) el 11 de noviembre de 1944, los dos que caían dos días antes en la pedanía fragatina de Miralsot y el comandante Ramón, el jefe de la 468 Brigada de los guerrilleros, la encargada de tomar Benabarre, al que la Guardia Civil sorprendía el 12 de ese mes cuando cenaba en casa del alcalde de Caladrones.