SEGRE

30 muertes por calor cada verano en Lleida

Un estudio revela que cada etapa estival se registra en Lleida un ‘exceso de mortalidad’ de entre 17 y 51 fallecimientos atribuibles a las altas temperaturas. Los registros meteorológicos revelan una clara tendencia ascendente de los termómetros en la última década en el llano y el Pirineo

El régimen de precipitaciones está variando hacia un menor número de días húmedos y una mayor intensidad de las lluvias. - E.B.D.

El régimen de precipitaciones está variando hacia un menor número de días húmedos y una mayor intensidad de las lluvias. - E.B.D.

Lleida

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Las altas temperaturas han provocado en Lleida un “exceso de mortalidad” de entre 17 y 51 fallecimientos en las temporadas estivales de la última década, según indican los Informes MoMo, de monitorización de la mortalidad, que elabora el Instituto de Salud Carlos III.

Ese exceso de mortalidad, que tuvo su pico en 2022 y su valle en 2020, posiblemente por la menor exposición de los mayores a la radiación solar como consecuencia de las prevenciones derivadas de la pandemia de la covid, arroja una media de casi 29 fallecimientos por temporada estival y presenta una gráfica de dientes de sierra, aunque, al mismo tiempo, revela una tendencia al alza que parece simultánea a la que están registrando las temperaturas cuando se calcula por quinquenios.

Así, el promedio de 26,2 muertes de más sobre los registros habituales del periodo 2015-2019 pasa a situarse en 30 en el lustro de 2020 a 2024.

Los datos facilitados por Meteocat, el Servei Meteorològic de Catalunya, revelan cómo la temperatura media anual en Raimat solo ha bajado de los 14º una vez en los últimos quince años, en 2021 y solo por una décima, cuando en los veinte anteriores solo la había alcanzado en seis ocasiones. La máxima no ha bajado de 37,5º en siete años, desde 2019, cuando en los treinta anteriores solo había superado esa cota siete veces. Y también las mínimas se encuentran en los niveles más elevados del siglo.

La situación no es muy distinta en el Pirineo. En La Seu d’Urgell, la temperatura media anual lleva tres años por encima de los 12,5º, el nivel más alto del siglo; las máximas llevan cuatro años pasando de 38,5º, algo que únicamente había ocurrido otras cuatro ocasiones desde 1997, y las mínimas llevan tres años sin llegar a -8º, una barrera que se superaba la mitad de los años (uno de cada tres bajaba de -10º).

En cualquier caso, solo los resultados de 2020 sitúan el exceso de fallecimientos atribuibles a las altas temperaturas en en Lleida por debajo de la veintena, y únicamente otros cuatro se encuentran entre esa cifra y los 25. La mitad de los años de la última década se ha superado esa última cifra, que llegó a verse duplicada en 2022.

Ese aumento de la mortalidad como consecuencia de la mayor intensidad del calor ambiental resulta ser, quizás, el impacto más potente de los que el cambio climático ya está generando en la demarcación de Lleida, donde las afecciones al sistema productivo y a las infraestructuras, y con ellas al funcionamiento de las administraciones para hacerles frente, ya están fuera de duda.

Los informes MoMo no ofrecen un registro de defunciones sino “una estimación diaria del exceso de mortalidad atribuible al calor utilizando series históricas de mortalidad y temperaturas mediante técnicas estadísticas”, señala el instituto, que cruza los datos demográficos del INE (Instituto Nacional de Estadística), los del ministerio de Justicia y los de la Aemet, y que realiza los cálculos de los últimos diez años (excluyendo 2020).

Los fallecimientos por exceso de temperatura no suelen producirse de manera aguda o traumática, sino por el agravamiento de otras patologías que ya sufrían los afectados.

Los informes aportan un dato relevante en este sentido: cuatro de cada cinco de los 150 fallecidos por exceso de calor en el último lustro en Lleida (119, un 79,3%) tenían más de 65 años; y dos tercios del total (101), que a su vez son el 85% de los anteriores) habían cumplido los 85.

La elevada mortandad vinculada a las altas temperaturas que se registra en Lleida y la intensidad de su incidencia en los grupos de población de mayor edad podría estar relacionada con la alta prevalencia que las patologías más susceptibles de verse agravadas por el primero de esos factores, como son las cardiovasculares, las respiratorias. las metabólicas, las renales y las dermatológicas.

Los últimos datos disponibles en el INE, correspondientes al ejercicio de 2023, sitúan por encima de 120.000 (casi 2.300 semanales) los ingresos hospitalarios causados por ese tipo de dolencias, que suponen más del 40% del total si se excluyen las de causa traumática, como las lesiones físicas, y las dolencias mentales. Un tercio de ellas, algo más de 40.000, son de tipo respitatorio.

Los informes MoMo del Instituto de Salud Carlos III también registran una media de 34 fallecimientos extra al año provocados por el exceso de frío.

Dos de los cambios más visibles que se están dando en el régimen de precipitaciones han sido, según muestran los informes de la CHE (Confederación Hidrográfica del Ebro), la reducción de la temporada de nevadas, de en torno a dos meses en un lustro, y la mengua del volumen de nieve que cae en el Pirineo. Esos dos fenómenos, especialmente visibles en la vertiente sur, impactan de lleno en actividades como el turismo, al forzar el uso de nieve artificial para mantener abiertas las estaciones toda la campaña turística invernal, y a la agricultura, que afronta una menor disponibilidad de un recurso clave como el agua. A esas tendencias se les añaden otras, especialmente intensas este año tanto en el Segre como en su afluente el Valira, como una aceleración del ritmo de fusión con la llegada de la primavera que, además, afecta a las posibilidades de regular el caudal al anticipar el llenado de los embalses antes de que crezca la demanda. El volumen aportado a los ríos se ha reducido en el Ribagorçana y el Segre y han crecido, aunque poco sobre el habitual, en el Pallaresa. La reducción de los volúmenes de nieve ha superado el 15% sobre un año medio en el Garona y ha pasado del 20% en el Segre.

Los fenómenos meteorológicos extremos, especialmente el pedrisco y las heladas están teniendo un impacto notable en las cuentas de resultados de los agricultores, que afrontan la combinación de esa problemática con la que se deriva del sistema de penalizaciones de los seguros agrarios, que reducen notablemente las cuantías de las indemnizaciones si los daños se repiten por una misma causa y que, en la práctica, dejan de cubrirlos si llegan a darse tres años de manera consecutiva. Los datos facilitados por Agroseguro, el consorcio de compañías que emite las pólizas agrarias, apuntan a indemnizaciones por daños valorados en 268,3 millones de euros en la demarcación de Lleida en el lustro 2019-2024, con la mitad de ese impacto concentrado en las heladas (131,5 millones) y el grueso de este (88,2) en las de la primavera de 2022. El pedrisco, que este año está siendo especialmente virulento, suma daños por valor de 56,4 millones (31,8 en 2020) en ese mismo periodo y la sequía provocó pérdidas aseguradas de 61,1 entre 2021 y 2024 (31,9 en 2023). Los daños reales son mucho más elevados, ya que en Lleida apenas se asegura la cuarta parte de las hectáreas de cultivo.

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