El Pirineo se va de vinos: Diez ‘cellers’ estrenan una ruta enoturista que busca integrar la propuesta del paisaje
Y una gama de maridajes entre los caldos y los alimentos de la zona. Las trece bodegas pallaresas se preparan para una vendimia en la que cosecharán 1.500 toneladas de uva de montaña.

Un viñedo de la Conca de Tremp, con el Montsec al fondo.
El fenómeno no es el vino sino el paisaje. El vino hoy se puede vender en cualquier lugar. Lo que sí es verdad es que el paisaje está ofreciendo una oportunidad en un sitio poco poblado al que antes no venía nadie y al que ahora viene mucha gente”, señala Raul Bobet, viticultor, director general del grupo Torres, enólogo de Castell d’Encús y uno de los mejores conocedores del sector vinícola del Pallars, cuyas cerca de 300 hectáreas de viñas se extienden por altitudes de cerca de 500 a más de 1.000 metros de altitud.
La comarca, las dos en realidad, ya que hay viña en once municipios del Jussà (270 hectáreas) y en siete del Sobirà (14 ha), se prepara para una vendimia en la que, según explican fuentes del sector, la cosecha superará los 1,5 millones de kilos de uva de variedades blancas como macabeo, parellada, chardonnay y gewürztraminer y de tintas como pinot noir, cabernet sauvignon, merlot, tempranillo y syrah, además de garnachas de ambos tonos. Será la segunda buena después de tres años de sequía en los que la producción cayó al 60%.

LA RUTA DE ENOTURISMO DEL JUSSÀ Y EL SOBIRÀ
“La campaña va a ser similar a la del año pasado en cuanto a cantidad, y desde el punto de vista cualitativo se prevé que sea muy buena. Ha llovido alrededor de 500 l/m2 durante el perido de crecimiento de la planta y del fruto, y el frío del invierno fue el adecuado y eso tiene su impacto en la calidad de la uva y en sus características aromáticas”, explican fuentes del grupo Torres, el tractor de la subzona montañosa de la DO Costers del Segre, que cultiva la mitad de la superficie de uva del Pallars en su finca de Sant Miquel.
En cualquier caso, el vino del Pallars no va de volúmenes. “No se hacen grandes cantidades de vino, los cellers son pequeños”, anota Bobet. De hecho, la producción conjunta de las trece bodegas se sitúa en el entorno del millón de botellas (de 75 cl).
El rasgo principal del vino, es, precisamente, la ausencia de un perfil. “Es una zona de transición que va de la Vall Fosca a la Conca de Tremp. Cada área es distinta de las demás en altitud, en climatología y en los suelos. Y también sus vinos. Es un territorio muy heterogéneo, como pasa en Los Alpes. No hay un denominador común, y ese es el mérito”, anota Bobet.
El enólogo resalta que “hay potencial, pero nadie asegura nada. El cambio climático supone un reto porque plantea escenarios muy complejos. Y no solo para el vino. El turismo va a más, y con el calor que hace el viajero busca noches más frescas, como las de aquí”.
En ese escenario, el programa Al Teu Gust, liderado por el ayuntamiento de Tremp y que tiene como eje la promoción de los alimentos del Pallars, con el cordero y sus elaboraciones, el aceite y el vino como productos centrales, ha lanzado una ruta de enoturismo en la que participan diez bodegas. Es uno de los primeros pasos para integrar esa oferta de vino y artesanía alimentaria con el paisaje del que surge.