El lobo deja Boumort sin ovejas
Josep Costa, el último pastor de Hortoneda, ha renunciado a subir sus ovejas a la reserva este verano tras confirmarse de nuevo la presencia del cánido. El año pasado perdió una docena por ataques y guardar el rebaño en el pueblo le supone grandes sobrecostes de alimentación

El rebaño descansa este verano en una pleta delimitada junto a Hortoneda. - M. CODINAS
Josep Costa, el último ganadero de Hortoneda, en el municipio de Conca de Dalt, ha renunciado este verano a llevar su rebaño de ovejas a la reserva nacional de caza de Boumort. La decisión llega tras perder una docena de ovejas el verano pasado en ataques atribuidos a un lobo y a perros asilvestrados, lo que le obligó a encerrar sus ovejas en el corral antes de lo previsto. La confirmación de nuevo esta primavera de la presencia de este gran depredador en la zona, tras décadas sin constancia en el Jussà, ha terminado por convencerle de no repetir la experiencia.
Costa, con cuarenta años de oficio a sus espaldas, explica que pidió la licencia para pasturar en Boumort, como cada año, pero los Agentes Rurales le advirtieron de la detección del cánido mediante cámaras de fototrampeo en marzo. “Con este panorama decidí no exponer otra vez a las ovejas”, asegura. El pastor recuerda todavía la incertidumbre con la que vivió el año pasado los ataques a su rebaño. “No dormía tranquilo. Me despertaba cada madrugada para comprobar la señal GPS de las ovejas y, en ocasiones, me iba a las cuatro de la mañana al monte para comprobar cómo estaban”, relata. Actualmente, el rebaño de Costa, de Casa Buñol, cuenta con unas 250 ovejas, muchas de ellas preñadas, lo que le hace prever más de 180 crías para otoño. “No quiero exponerlas al estrés de estar en territorio donde se mueve el lobo”, resume.
En este sentido, la Generalitat propuso medidas de prevención, como el uso de cercados eléctricos, para que los ganaderos puedan seguir compatibilizando su actividad con la presencia del lobo. Costa, sin embargo, las rechaza frontalmente. “Aunque haya un cercado electrificado, si las ovejas ven al lobo saldrán en estampida y lo romperán. Además, hablamos de un espacio de 4.000 hectáreas, en plena zona boscosa. Es imposible guardarlas cada noche”, sostiene. En su lugar, las ovejas pasan sus días —y sus noches— en una pleta delimitada junto al pueblo de Hortoneda, donde difícilmente se acercaría un lobo. Cada tarde suelta el rebaño y, a falta de verdes pastos en la zona, lo alimenta con varios sacos de grano y cerales, recursos que compró en su día para pasar el invierno y que deberá volver a comprar llegado el otoño.
Ante su decisión de no subir a Boumort, Costa explica que el conseller de Agricultura, Òscar Ordeig, se comprometió a compensarle el sobrecoste del alimento durante estos tres meses. Aun así, el pastor insiste en que se trata de una situación insostenible. “En 40 años de pastor jamás había tenido que pedir nada, y ahora estoy poniendo dinero de mi bolsillo para trabajar”, lamenta.
Más allá de los ataques, Costa denuncia una dinámica general de abandono del territorio, que a su juicio explica también los grandes incendios forestales que afectan a Catalunya y el resto del Estado. “Cada vez hay más combustible en los montes porque ya casi no queda actividad agrícola ni ganadera. Dicen que el cambio climático acelera estos incendios, pero el 90% de ellos se producen porque nos han hecho abandonar el campo”, advierte, señalando el paisaje que rodea Hortoneda, cada vez con más terrenos abandonados y en los que prolifera la maleza sin control. Costa ve difícil continuar con el mismo ritmo laboral si la situación no cambia y reconoce que “tendré que adelantar la jubilación”.
El Govern busca consenso y trabaja para agilizar trámites y ayudas
El Govern quiere marcar “un antes y un después” en el apoyo a la ganadería extensiva y a toda la cadena de valor. Lo dijo Ordeig durante una visita a una explotación ganadera en junio en el Jussà, donde defendió la necesidad de trabajar de la mano de los ganaderos y de responder con más agilidad ante los problemas que afronta el sector. El ejecutivo catalán ha aprobado recientemente un plan que incluye medidas como ampliar las ayudas previstas para compensar los efectos de la fauna salvaje, en especial los daños causados por osos y lobos, y nuevas ayudas para aplicar sistemas de autoprotección, además del impulso de mataderos en zonas rurales.