La campaña frutícola en el Baix Cinca y la Llitera supera los 3.000 empleos temporales
La temporada de este año pone a prueba el rigor de la normativa laboral

Un grup de treballadors de temporada espera davant de l’estació d’autobús de Fraga una feina en la campanya de la fruita. - PAU PASCUAL PRAT
La campaña de recogida de la fruta ha superado este años los 3.000 empleos en el Baix Cinca y la Llitera, un volumen de trabajadores que supone un incremento de algo más del 40% sobre la ocupación habitual del sector agrario en esas dos comarcas. Esas cifras ponen sobre la mesa el grado de dependencia del ramo, especialmente el de la fruticultura, en el que esa proporción se dispara, de un flujo de mano de obra procedente de otras zonas cuyas condiciones laborales han incluido en esta campaña algunos episodios manifiestamente mejorables.
Según los datos de la Seguridad Social, al cierre del mes de abril, antes del comienzo de la campaña frutera, en el sector primario (incluye ganadería) del Baix Cinca y la Llitera estaban empleados, respectivamente, 4.119 y 998 trabajadores por cuenta ajena, cifras que al cierre de julio se elevaban a 6.864 y a 1.280.
Los crecimientos habían sido de 2.745 y de 282, aunque con algunos flujos llamativos como el pico de mayo en el Baix Cinca, cuando sumaba 7.317 ocupados en el sector primario, 453 más que en julio. Con los altibajos propios de una campaña como la frutera, la diferencia de trabajadores por cuenta ajena entre el 31 de mayo y el 31 de julio resulta llamativa en cuatro localidades que concentran el grueso de la producción de la zona: Torrent de Cinca (-403, -57% ), Fraga (-220, -9,6%), Belver de Cinca (-190, -14,9%) ySaidí (-162, -20%). Por el contrario, la ocupación crecía, aunque poco, en la Llitera (+54, +4,4%).
Fuentes del sector apuntan dos explicaciones para una merma de la ocupación de esa magnitud en unas semanas en las que normalmente crece la demanda de mano de obra: la salida de la zona de una parte de los trabajadores de temporada tras el aclareo y el grueso de la campaña de la cereza y el alabaricoque o, posiblemente, movimientos de grupos amplios de trabajadores por parte de grandes empresas y de ETT. La segunda hipótesis entronca con el cambio de modelo del sector agrario de la Franja, donde la proporción de autónomos y asalariados es de uno a dos y medio durante el año y de uno a más de cuatro durante la campaña frutera.
Está por ver si ese cambio de modelo tiene relación con los episodios que han puesto a prueba varios límites de la legislación laboral esta la campaña en el Baix Cinca: hay al menos tres empresas y tres ETT investigadas por imponer condiciones laborales abusivas a temporeros contratados en origen y alojarlos en infraviviendas, la Inspección de Trabajo y la Guardia Civil han detectado varios albergues de miseria y los casos de suplantación de identidad para obtener trabajo, en los que al final el único sancionado es el agricultor aunque carece de medios para detectarlos, rondan el medio centenar. A eso se le suma la muerte de un trabajador tras sufrir un golpe de calor cuando recogía fruta en Fraga. Fue el 20 de junio, un día en el que el sur de Huesca estaba de las 13.00 a las 21.00 horas bajo una alerta naranja de la Aemet, algo que obliga a suspender el trabajo a la intemperie en las horas de más calor. Ocurría lo mismo el 11 de agosto en Torres de Segre, donde otro trabajador murió por la misma causa.