Halcones contra palomas
Binéfar espera el regreso de las dos aves rapaces a las que habilitó nidos el año pasado para controlar las superpoblaciones de aves. Las bandadas de palomos y estorninos, atraídos por la disponibildad de alimento y la ausencia de depredadores, generan molestias a los vecinos

Los halcones se han criado en un nido colocado en el tejado del edificio del ayuntamiento de Binéfar. - E.B.D.
El ayuntamiento de Binéfar espera para la próxima primavera el regreso de los dos halcones, un macho y una hembra, que se criaron el año pasado en nidos habilitados en la azotea del edificio consistorial y en el tejado del edificio del antiguo Senpa y de los que se hizo cargo para tratar de reducir las superpoblaciones de algunas especies de aves.
Las más molestas para los vecinos son las de palomos y estorninos, que colonizan árboles y tejados y a las que en los últimos tiempos se están sumando colonias de grajillas y de gaviotas, explica Ana Adán, técnico municipal de Medio Ambiente.
El consistorio se adhirió el año pasado a la red de municipios con halcones urbanos de la Crew Foundation, que le suministró dos pollos de brookei, una subespecie del halcón peregrino habitual en la península ibérica y que tiene a las palomas y a los estorninos entre los principales componentes de su dieta. No ocurre lo mismo con grajillas y gaviotas, cuya envergadura suele ser superior.
¿A qué se debe el asentamiento de esas especies en Binéfar? La incorporación de especies a un ecosistema siempre responde a una combinación de causas: un hábitat (natural o humanizado) al que pueden aclimatarse, disponibilidad de alimento y agua y ausencia de depredadores. Y todas se dan en Binéfar, donde la principal molestia la provocan sus deyecciones, susceptibles de transmitir enfermedades y cuyo poder corrosivo, derivado de la elevada presencia de nitrógeno y ácido fosfórico, causa daños en los coches y en el mobiliario exterior.
La presencia de los halcones resulta disuasoria para palomos y estorninos, lo que llevó al ayuntamiento a adherirse al proyecto, a colocar los nidos y a encargarse de la crianza de los pollos con el método hacking, en el que son alimentados de manera artificial hasta que comienzan a volar.
Las aves, la hembra con una anilla GPS de la que el consistorio intenta obtener datos para conocer su ubicación, emprendieron el vuelo entre junio y julio del año pasado. Se espera su regreso para la próxima primavera, emparejados y como adultos capaces de reproducirse. “Ya había halcones en alguna zona de Binéfar”, anota Adán, quien señala que dentro de unos meses es posible tanto la vuelta de los criados en Binéfar como el asentamiento de otros. “Son aves que, por su naturaleza, encuentran su sitio”, anota.
Mientras tanto, los vecinos van aplicando el catálogo de fórmulas mágicas contra palomos y estorninos: instalar cedés y globos plateados que los deslumbren, colocar canela y cayena que los ahuyenten, poner buhos de plástico para asustarlos y utilzar redes y pinchos como barrera, principalmente. Su efectividad es limitada: los artefactos para ahuyentar aves “por lo general no son muy eficaces. Con el tiempo, los pájaros llegan a habituarse a prácticamente cualquier cosa siempre y cuando se mantengan a salvo”, advierte la ornitóloga Noah Srycker en Esa cosa con plumas (Capitan Swing, 2025).