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FAUNA

Empieza la época de caza mayor: “Somos cazadores, no veterinarios”

El sector pide profesionales para detectar tuberculosis en los animales abatidos

Josep Barboso junto a su hijo, Arnau, y otras dos mujeres cazadoras de la misma sociedad. - CYNTHIA SANS

Josep Barboso junto a su hijo, Arnau, y otras dos mujeres cazadoras de la misma sociedad. - CYNTHIA SANS

Lleida

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La temporada de caza mayor empezó ayer en la demarcación de Lleida y se alargará hasta finales de marzo del año que viene. Uno de los objetivos principales será contrarrestar la sobrepoblación de especies cinegéticas que afectan el sector agrícola y ganadero, como jabalíes y ciervos, que este año han dispuesto de condiciones alimentarias y climatológicas que han favorecido su reproducción. Por este motivo se espera una presencia “bastante abundante” de estos ejemplares, según explicó Toni Vilarrubla, presidente de la Federació de Caça de Lleida. Pero, sobre todo, Vilarrubla denunció que la temporada arranca sin que el plan de control poblacional defina con claridad quién debe analizar los animales abatidos para detectar positivos por tuberculosis. Así, el presidente recordó que “nosotros somos cazadores, no veterinarios” y pidió a la administración que sean profesionales especializados quien se hagan cargo de la tarea para garantizar el “máximo rigor” en el proceso.

Primeras batidas

La Societat de Caçadors La Bastida, en el Alt Urgell, estrenó la temporada de caza mayor con una jornada matutina que acabó pasadas las 11 de la mañana con la captura de 5 jabalíes, 2 corzos y 1 zorro. Entre los cazadores no faltaron familias con sus hijos pequeños. Arnau Gómez Barbosa, de 6 años de edad, explicó que hace 1 año que no se pierde ninguna cacería con su padre, Josep Barbosa. “Yo me encargo de vigilar cuando se acercan los animales”, decía ayer. El padre aseguraba que “lo vive desde bien pequeño y le pueden las ganas, esta mañana a las 7 estaba ya de pie nervioso para salir a cazar”.

Furtivos escondían sus ‘trofeos’ en un cobertizo en el Pallars Sobirà

Los Mossos d'Esquadra localizaron a principios de este año en un cobertizo situado en medio del monte en Llagunes (Pallars Sobirà) medio centenar de cornamentas de ciervo, corzo e íbice que habrían sido escondidas ahí por unos cazadores furtivos, según publicó ayer La Vanguardia.

La investigación policial, que se remonta a finales del 2024, se alargó medio año y fue en febrero cuando la policía identificó a dos cazadores, investigados por un delito contra la fauna.

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